UNA FIESTA QUE HIZO AGUA

“TODO LO QUE PODIA SALIR MAL, SALIÓ MAL”

Sin vueltas pero también sin demasiada autocrítica, Antonio Abrazian, le reconocía a Visión el perfil caótico que presidió gran parte de los 200 Km de Buenos Aires, una de la carreras más esperadas y promocionadas del Súper TC 2000 que en realidad, por la anticipada culminación por tiempo, fueron 154,098 Km una decena de sus 26 vueltas con auto de seguridad.

Por entonces la normalidad se había instalado en el Gálvez, con el atractivo final de la carrera y encima la victoria de dos pilotos carismáticos, que merecían esa satisfacción como Emiliano Spataro y Christian Ledesma. Situaciones que dibujaron la postal de un final feliz. Suelen ser estas imágenes finales las que quedan prioritariamente en el recuerdo. No deben quedar en este caso porque pasaron muchas cosas antes. Y no buenas.

Es cierto, como dijo el presidente del Súper TC 2000, que todo lo que podía salir mal, salió mal. Igual no debe servir como excusa, porque si bien hubo cosas que excedieron a la categoría, también hubo otras con responsabilidad propia. Quedó claro que la lluvia fue el gran desencadenante. Una lluvia que bien le pudo haber tocado al Turismo Carretera en su 1000 Km con consecuencias similares.

Esa lluvia desnudó grandes falencias. Por un lado, y en esto poco tiene que ver con la categoría, las actuales condiciones del Autódromo Gálvez. El agua caída le “corrió el maquillaje” a esa “niña bonita”, que desde hace un tiempo dicen que es el Gálvez y la mostró como un “patito feo”. Ver banquinas inundadas, autos despistados que flotaban  levantando cortinas de aguas más propias de una carrera de lanchas, zonas inaccesibles a los servicios de seguridad y sectores de ingreso a la zona de boxes con pisos muy barrosos y más propios del Dakar, no constituyeron al mejor imagen para un escenario que pretenda no solo traer la Fórmula 1, sino organizar otra competencia de relevancia. Si por casualidad, alguien de la Fórmula 1 vio estos 200 Km no se la pasará por la mente que la Máxima puede llegar a este escenario en el corto plazo.

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Al  debe de los responsables del Sùper TC 2000, habrá que anotar la falta de reacción frente a las adversidades.  Puede entenderse el acatamiento a esa decisión, ordenada por las autoridades municipales de cerrar las puertas para reacondicionar alguno sectores luego de los destrozos que causó el temporal de la madrugada en pantallas gigantes  y carpas de equipos. ¿Daba para una clausura  que, aunque duró un par de horas, fue suficiente para provocar molestos embotellamientos y colas de autos de varios kilómetros?

Lo que no se entiende es como recién sobre el filo del hora de inicio de la carrera tomaron nota de la situación de la zona del Salotto, una de las más veloces, donde seguía fluyendo el agua como consecuencia de un desnivel fruto tal vez de la recientes obras en el circuito en ese sector. Una situación que ya se mostraba  un par de horas antes. Todo esto, que reflejó  la inexistencia de un plan alternativo derivó en idas y vueltas, que retrasaron en 75 minutos la largada ante un público que no tuvo nada para entretenerse, y olvidar su temor a la latente lluvia. Las consecuencias para los telespectadores por Canal  13 se vieron cuando con apenas 15 minutos de carrera las caóticas imágenes de los 200 Km dieron paso a la glamourosa mesa de Mirtha Legrand. Flaco favor para la mayor difusión que pretende la categoría. Y no fue la primera vez que ocurrió.

El necesario análisis que deberán hacer autoridades del automovilismo nacional y responsables de la categoría, deberá contemplar otra perlitas arrojadas por los 200 Km. Por ejemplo la desprolijodad, rayana con lo ridículo, vista en los boxes durante los cambios de pilotos y que cerca estuvieron de entregar un disgusto. También el escaso protagonismo, que fuera de la previa, se le dio a la presencia de José María López, y al que durante el desarrollo de la carrera contribuyó un Toyota poco veloz que dejó a la pareja  que integró con Matías Rossi en el 15º lugar; debido también a que por no funcionar la radio, el cordobés no pudo anunciarle al equipo la necesidad de colocar gomas para lluvia al momento del cambio de piloto.  Muy poco para lo que se esperaba del binomio top de esto 200 Km. También habrá que preveer en función del trabajo periodístico -no sólo pasa por la transmisión televisiva oficial-, que el servicio de internet funcione a pleno y todos los días. Es clave en la era de las comunicaciones.

“A veces pasan estas cosas porque para este tipo de carreras especiales, se piensa más en invitar a Pampita y a otras figuras que en las necesidades propias del automovilismo”, se escuchó decir en la sala de prensa. Una acertada reflexión por dónde se puede encontrar buena parte de la explicación sobre lo sucedido en un domingo pasado por agua que deslució la fiesta de los 200 Km. Puede pasar, pero no repetirse.

Por Miguel Sebastián

Fotos:   AIF y Mónica Paz

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