“TE EXTRAÑAREMOS TITO…”
No por convencionales y repetidas ante cada despedida, suenan una vez más esas palabras en el adiós a Roberto Urretavizcaya. Fallecido por un paro cardiorespiratorio a los 65 años (9/9/57 en Chacabuco) en el Clínica Centro de Junín tras 40 días de agonía, luego del accidente sufrido al caer de su moto mientras andaba por un camino rural entre Chacabuco y Bragado y que le ocasionó serias lesiones en la cabeza, si bien trascendidos más recientes, indicaron que pudo sufrir un ACV que lo dejó inconsciente y le produjo la caída.
No suenan convencionales y repetidas esas palabras del comienzo, porque más que nunca el sentimiento de nostalgia es auténtico y profundo al saber que no veremos, ni trataremos más a ese personaje querible que fue Tito o Urreta o el Vasco. Ese que siempre tuvo una palabra, una contestación, una reflexión, ante cada consulta. Dificilmente evadía una respuesta. Su buena predisposición fueron una constante, y cuando el tema daba, lo remataba con un cierre humorístico, acompañado de una sonrisa pícara que decía lo que no podía decir.
Ese mismo Tito Urrertavizcaya servicial tanto para quien le pidiese solucionar un problema en los boxes, como para aquel que necesitaba alguien para que lo llevara o regresara del circuito al hotel, o ante situaciones de la vida misma. Y todo sin alharaca ni ostentaciones. Ese mismo Tito que atraía con los relatos del mil anécdotas de sus travesuras y locuras de la adolescencia y juventud.
el obispo emilio satriano y urreta. el CONMOVEDOR TUIT DE CINTIA SATRIANO, UNA DE TANTAS MUESTRAS DE TRISTEZA Y AÑORANZA POR EL FALLECIMIENTO DE TITO.
Cintia Satriano @CintiasatrianoHace tan poco de esta foto, que hoy tener que ir a despedirte me parece increíble… gracias por tanto… Papá te va a extrañar demasiado.
Poco que ver esa persona tan entrañable con el piloto veloz aguerrido, de la maniobra al límite y siempre el borde la piña. En eso se transformaba al subir a un auto de carrera. Un estilo de ir siempre al frente y dar espectáculo, que le hizo perder varias carreras y sufrir unos cuantos accidentes, pero que le permitió cosechar muchos hinchas. Seguidores que sabían que Tito iba a brindarse con todo lo que tenía, y a veces más, por el espectáculo.
El nombre de Roberto Urretavizcaya empezó a sonar en el automovilismo nacional a fines de los 70 con su debut con un Fiat 128 IAVA (comprado con ayuda de su padre) en el Premio Coronación del Turismo Nacional. Cobró fuerza en 1982 con la arrolladora campaña sobre el Crespi de Fórmula Renault del equipo de Cuervo y Abadía que le dio su primer y único título nacional en tiempos que la categoría juntaba 60 autos. Pasó luego a la Fórmula 2 CODASUR, (en Las Vizcachas, Chile, se dio una de sus piñas más bravas, por suerte ileso). Después se sumó al Club Argentino de Pilotos y en 1986 llegó al TC con el recordado Chevrolet azul, rojo y blanco de Supertap de Chivilcoy. Lo invitó don Julio Nicieza, dueño de esa conocida empresa, el hombre que hoy a los 96 años lo ha llorado así como su hijo Eduardo, quien supo oficiar de acompañante de Urreta, así como su hermana Graciela, toda una novedad para los ´80.
En el TC, encontró su lugar en el mundo del automovilismo, pese a que luego alternó la popular categoría con incursiones en el TC2000, Top Race; y antes en GTA y Turismo Internacional. En su actividad particular en tanto, hombre de campo al fin como su viejo, siguió ocupándose de los tambos.
Las 352 carreras en TC entre 1986 y su retiro en 2011, fueron las pruebas más incontrastables del amor de Tito por el Turismo Carretera, excediendo las marcas. Corrió con Chevrolet y Ford y fue respetado por ambas hinchadas, también con Dodge. Un respeto que fue otro capital de su personalidad alejada de las grandes polémicas y de su bajo perfil que hasta se lo confundía con cierta displicencia. “No gané muchas carreras pero tuve victorias muy recordadas por los hinchas” , supo decir Tito sobre esa decena de festejos entre las que sobresalieron aquel primero del 8 de enero de 1989 con el Chevrolet en el semipermanente de San Lorenzo, Santa Fe, cuando el insólito paso en plena carrera de un tren por las vías que cruzaban el circuito, marcó un final inédito. O bien, aquel del 20 de abril de 1997 en Trelew, cuando sobre el Ford se bancó el asedio del Chevrolet de Juan María Traverso, nada menos, recordado entre tantos como el “El Duelo de los Correos”, debido a las publicidades de distintas empresas postales (Urreta con Correo Argentino y el Flaco con OCA), lucidas en los autos. Y otro hito, sin tratarse de una carrera,, se lo evocará por haber sido en 2011, el piloto que aceleró por primera vez un auto de TC en la Antártida Argentina; sí, el Torino con los colores celeste y blanco.
LA ÚLTIMA CARRERA DE SU VIDA.
como piloto, Con este fiat uno de turismo fiat Santafesino, corrió Urreta por última vez en su vida. Lo invitó el piloto propietario del auto, Leandro Peluso quien, vaya paradoja, cumplió años el mismo día del fallecimiento de Tito. Aquella carrera tuvo lugar en el Autódromo de Junín, el 4 de mayo de 2014. Clasificaron novenos y en la carrera quedaron 28vos.
Ni por asomo, el retiro alejó a Urreta de las carreras y el TC. Acompañó a su hijo Tomás en su campaña hasta que lo frenaron las limitaciones económicas. Estuvo a punto de compartir con Tomy el Kia Cerato en TN, en una carrera con invitados, y afianzó su trabajo en la ACTC como vocal de la comisión directiva, y hombre polifuncional que no fallaba a ninguna cita aceteísta, incluso al volante del auto/pick up vehículo de seguridad. Algo era. para mantenerse cerca de su pasión.
“La mayor locura que puede hacer una persona en su vida es no haber hecho ninguna locura…”, le confesó Urreta a visionauto en una de esas charlas sin vueltas y que recorrían temas no siempre vinculados al automovilismo. Después de ser velado en la Municipalidad de Chacabuco, cuando el cortejo enfiló hacia el cementerio rodeado por mucha gente, un conmovedor y muy sentido aplauso lo despidió.
Tito, podés descansar en paz.
Qué pena. Como dije en otro comentario una persona muy querida por quienes lo conocian.
En aquella época, cuando empecé a seguir el TC, era hincha de Tito. Tuve el placer de verlo correr en TC2000 en Bahía Blanca junto a toda mi familia. Un finde inolvidable para quienes disfrutamos el automovilismo. Gracias Tito, por mostrarnos tu arte y hacerlo tan disfrutable. Saludos al cielo.