LA SUCESIÓN DE OBSTÁCULOS.

Justo cuando empezaron las instancias decisivas, el verdadero campeonato que desembocará en el título para uno de los 15 pilotos con chances; 12 clasificados a la Copa de Oro y los tres de último minuto.

Debió contenerse más de la cuenta Matías Rossi, para evitar que ante los obstáculos presentados con los motores en Rafaela, soltara el malestar que sentía en su interior. El viernes entregó los documentos el motor más polenta, el titular. Todo indicó, incluso lo consideró el motorista Rody Agut, que la causa de la rotura había sido una biela. «En un momento pensamos en repararlo en el mismo circuito, es más podíamos haberlo hecho, pero prefirieron cambiarlo», contó Agut a visionauto.

El siguiente impulsor, de repuesto, fue de mal en peor, el rendimiento no dejó nada conforme al Misil dado la falta de velocidad y algún venteo de aceite, así que resolvieron el reemplazo una vez más. Uno de los interrogantes circulantes fue, porque un equipo de los top del TC y con Rossi como piloto, no dispuso o dispone para una eventualiad así, de otro motor con todo el picante.

A empujar se ha dicho; al Ford de Rossi debieron cambiar dos veces el motor (Foto Facebook Rossi).

¿A que pudo deberse que se hubiera roto el motor titular?, Agut como otro preparador de los de punta, remarcón que en los curvones peraltados de Rafaela, los motores sufren mucho más de la cuenta por la inclinación de la pista que hace que el aceite pueda no lubricar como corresponde y de lugar a roturas. «Es así, en nuestro caso para Rafaela utilizamos un carter especial y conexiones distintas en el tacho recuperador de aceite, con el objetivo que el lubricante no deje de recuperarse y así evitar que el motor se quede sin lubricación en los curvones donde se anda a pleno régimen», detalló Claudio Garófalo, motorista de Manuel Urcera, el que te contamos a modo de adelanto, denunció un «sabotaje» al aparecer una tuerca adentro, que provocó la rotura apenas recorrió unos metros el viernes…

Para sacarlo del paso a Rossi, Nicolás y Próspero Bonelli (como sabés en la carrera, el Pope accidentado lo mismo que Jalaf), le prestaron uno de sus motores al Misil, para que intentara subir la empinada cuesta además con 1s2 de recargo por los remplazos. Matías dijo que ese propulsor iba mejor que el muletto suyo, pero el andar en la pista no lo corroboró y quedó lejos, 23º, sin relevancia alguna, a los premios y sin acumular puntos de los que sirven en instancias como la comenzada en el playoff.

Agut al que se le rompieron siete motores provistos durante el finde rafaelino, diagnósticó ante vision que una biela rota por las razones explicadas en torno a la falta de lubricación en los peraltes, había podido originar la rotura. Estimación que sabría con exactitud una vez que lo desaramara en su taller. También ese día inicial, se rompió el motor que ha comenzado a preparar Agut a Guillermo Ortelli, en el caso del de Salto porque se torcieron unas válvulas.

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«Fue un fin de semana olvidable, se rompió una biela en el primer motor, no pudimos recuperar después; por eso decidimos cambiarlo, por lo menos en vez de quedar 40º, por lo menos meternos entre los 20 primeros, pero el motor de recambio no andaba nada. Fue entonces que apareció la posibilidad de contar con un impulsor de los bonelli a los que agradecí», relató el Misil más preocupado de la cuenta.

¿Seguía Agut como su motorista?, el interrogante se abrió en el mar de ansiedades y urgencias por alcanzar resultados acordes que invadió hace mucho no sólo al TC, también al automovilismo argento.

 

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