A FONDO.
Así como andaba, muchas veces exageradamente, sobre los autos de carreras en sus años de piloto, fueron las declaraciones al sitio Motorsport.com con las que a los 67 años reapareció en los medios Bruno Giacomelli, aquel temperamental piloto italiano, campeón de la Fórmula 2 Europea en 1978 y participante de 82 Grandes Premios de Fórmula 1 entre 1977 y 1990.
La entrevista tuvo como eje un tema no habitual en los pilotos como es el peligro de muerte. Giacomelli arrancó con un particular elogio a Juan Manuel Fangio por sobre Michael Schumacher. «Si miramos los resultados, Schumacher ha ganado siete mundiales. Fangio ha ganado cinco, pero los ha ganado con coches diferentes y en una época en la que los pilotos morían mucho” opinó Giacomelli antes de saltar del pasado al presente pero sin abandonar el tema de la muerte.
“¿Saben lo que quiere decir morir? Quiere decir que si Max Verstappen hubiese andado sobre los coches de los 80 sobre los que anduve yo, hubiese muerto al menos tres o cuatro veces», largó con cierta exageración en la comparación de las disimiles medidas de seguridad que tanto en los autos de carrera como en los circuitos regían en las diferentes épocas en que les tocó competir. Dio a entender que la mayor seguridad actual permite el estilo arriesgado y espectacular que distingue a Verstappen. Un estilo que en la época de Bruno a veces se pagada con la vida.
Por encima de la exageración de ”Verstappen hubiese muerto al menos tres o cuatro veces”, resultó lógica la reflexión de Giacomelli por haber vivido un periodo de alto riesgo en la Fórmula 1 y donde en los Grandes Premios que corrió en el Mundial vivió de cerca las muertes de Ronnie Peterson (Italia 1978), Patrick Depailler, su compañero en Alfa Romeo (Hochenheim 1980), Gilles Villeneuve (Bélgica 1982) y Riccardo Paletti (Canadá 1982) además de los gravísimos accidentes de Clay Regazzoni (Long Beach 1980) y Didier Pironi (Alemania 1982).
Ese tiempo que le tocó competir a Giacomelli comenzó a marcar el descenso de los accidentes fatales en la Fórmula 1, al punto que desde la muerte de Paletti el 13 de junio de 1982 en la largada del Gran Premio de Canadá hasta el trágico fin de semana de Imola 1994 que se llevó las vidas de Roland Ratzenberger y Ayrton Senna pasaron casi 12 años. Desde entonces transcurrieron otros 10 hasta el despiste fatal de Julien Bianchi en Japón 2014. No resultó casualidad esta merma de desgracias sino el fruto del permanente avance en todas las medidas de seguridad. Esas mismas que nos permiten disfrutar de los Verstappen que hubiese muerto hace 40 años.
Fotos: motorsport.com y caranddriver.com