DESPUES DE UNA AUSENCIA de 20 años, BMW logró el título en su primera temporada de regreso al DTM. El primer éxito grande tras el precipitado abandono de la Fórmula 1…
Resultó negocio: los jerarcas de Munich dejaron el devaluado Mundial de Turismo (WTCC), dónde volvió a ser campeón Chevrolet pero nadie se enteró, para ir a correr al DTM que durante casi diez años mantuvieron con vida Mercedes y Audi, dos marcas generosas que le cedieron protagonismo de entrada.
Sabés que el DTM tiene poco que ver con coches de Turismo en realidad: son todos chasis Dallara de fibra de carbono, que cuestan poco menos de cien mil euros cada uno, con posición central de comando, y motores V8 similares que cada compañía tunea a su gusto. Los autos tienen 50 piezas distintas que son iguales en cada coche, y el reglamento técnico tiene un nivel de frizamiento similar al de la F-1. Ya decidieron, por ejemplo, que en 2013 no habrá cambios y se utilizarán estos mismos autos modelo 2012.
En la última fecha en Hockenheim, según la propia categoría, hubo 128 mil espectadores, pero seguro que sumaron la concurrencia de los tres días para alcanzar esa cifra porque los claros en las tribunas eran visibles. El canadiense Bruno Spengler (BMW) le ganó carrera y campeonato al británico Gary Paffett (Mercedes), que tras la cuarta carrera llevaba 40 puntos de ventaja y el domingo terminó perdiendo el campeonato por 4 puntos… ¡Qué año el de Mercedes!
BMW, que en 2010 abandonó inesperadamente la Fórmula 1, obligando a Peter Sauber a hacerse cargo de vuelta de su equipo para evitar la desaparición –habiendo ganado una sola carrera en cuatro años– y que el último título mundial de Turismo que logró fue en 2007, terminó haciendo un buen negocio subiéndose al carro del DTM.
Por el equipo de VA
Fotos: DTM