VER DE NUEVO GANADOR A UN ARGENTINO EN LA FÓRMULA, 1 ES UN SUEÑO LEJANO.
Casi 17 años habían transcurrido aquel 30 de marzo de hace medio siglo, cuando la victoria de Carlos Alberto Reutemann en el Gran Premio de Sudáfrica cerró un largo tiempo sin victorias argentinas en el Campeonato Mundial de Fórmula 1. Por entonces el último dato era el recordado triunfo que el 4 de agosto de 1957, Juan Manuel Fangio había obtenido en el Gran Premio de Alemania con el plus de la conquista de su quinto título mundial.
Aquel paréntesis sin festejos pareció eterno para un país y unos aficionados acostumbrados a éxitos y títulos frecuentes en la década de los 50 de la mano de Juan Manuel Fangio y el buen acompañamiento de José Froilán González, dueño de un primado inigualable como lo es el haber sido el primer vencedor con Ferrari. Los retiros de ambos más la falta de continuidad en otros colegas dejaron casi huérfanos de argentinos esa década del 60, para muchos la Década de Oro de la Fórmula 1.
Aquel triunfo de Lole en Kyalami terminó con esa sequía y abrió una época que revivió en los 70 y 80 festejos y la ilusión de un tÍtulo. Todo iba tan bien que parecía no tener fin. Por eso nadie imaginó aquel 17 de mayo de 1981 que la victoria de Reutemann en el Gran Premio de Bélgica quedase por años, y ya van casi 43, marcada como la lejana referencia del último triunfo de un piloto argentino en el Mundial de Fórmula 1.
Holgadamente duplica este paréntesis de 43 años sin triunfos en la Formula 1, ese de casi 17 que Reutemann cerró hace 50 años en Sudáfrica. Una nueva y más extensa abstinencia ganadora argentina que ni cerca estuvieron de quebrar los escasos intentos de compatriotas (Oscar Larrauri, Norberto Fontana, Esteban Tuero y Gastón Mazzacane) que largaron un Gran Premio. Intentos empujados por esfuerzos personales más que por una adecuada planificación y que en un país de tanta inestabilidad económica chocaron inevitablemente con los problemas presupuestarios. Un karma que paulatinamente ha ido desalentando a los jóvenes que antes arrancaban en el karting soñando con llegar a la Fórmula 1 y actualmente, salvo contadas excepciones, lo hacen pensando en llegar al TC… No está bien ni mal. Simplemente es la realidad.
Con este panorama es cada vez más difícil que quede en el recuerdo ese antecedente del triunfo de Reutemann en Bélgica. Además la Fórmula 1 cambió mucho y no para el bien de aspiraciones argentina. Está casi inaccesible y no sólo por sus altos costos. Sus movimientos políticos, empresariales y comerciales con la irrupción de los mercados árabes pasan muy lejos de Argentina,
Dentro de este panorama, Franco Colapinto es la llamita que alienta la esperanza de ver en el futuro a un argentino ganador en la Fórmula 1. Estar en al Fórmula 2 y pertenecer a la Academia de Pilotos Williams no son logros menores para este joven de 20 años pero resultan apenas las bases de una pirámide que debe ir construyéndose entre la capacidad conductiva de Franco, sus indispensables buenos resultados, los acuerdos comerciales y los respaldos económicos y políticos. Factores nada sencillos de encajar entre los múltiples intereses en juego que incluso limitan a un reducido grupo de diez equipos el ingreso a la categoría. Prueba evidente es que los dos últimos campeones de la Fórmula 2 no pudieron dar el salto a la mayor. Nada que ver con aquellos tiempos de Lole donde una buena temporada en Fórmula 2 solía proyectar a una Fórmula 1, que sobrepasaba los 30 autoa. Como ejemplo vale señalar los 31 inscriptos que tuvo esa carrera que ganó Reutemann.
¿Cuánto puede demorar Colapinto, y lo mencionamos porque es el único que está en ese camino,, en acceder a la posibilidad de una victoria en la F1 ?. Desde ya que es muy prematuro para predecirlo. A modo de juego estimativo podemos hablar, en caso de cumplirse las condiciones antes mencionadas, de por lo menos tres o cuatro años, tomando este 2024 y uno más para para su consolidación en la Fórmula 2 y los dos restantes para su integración al grupo de punta de la Fórmula 1. Esto sin contar una teórica explosión conductiva de Colapinto que llame la atención a los popes de los equipo y acelere su ascenso. No parece ser el caso de Franco,por lo visto hasta ahora.
Ese tiempo estimado puede ser mucho para los impacientes de siempre que creen que llegar a la Fórmula 1 y ganar son simples trámites. Deben recordar que aquel 30 de marzo de 1974, cuando por primera vez Lole recibió victorioso la bandera de a cuadro en un Gran Premio, estaba transitando su tercera temporada en el Mundial.
Mirá esta entrevista, un Reutemann distendido, informal; imperdible. El Lole. El hombre.