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(Se viene el Grand Prix de Rusia)

Por el equipo de VA

Es una de las grandes paradojas de la historia moderna. La Unión Soviética, que compitió palmo a palmo en tecnología con las grandes potencias occidentales como los Estados Unidos o la Gran Bretaña, que arrancó ganando la Carrera Espacial, no pudo jamás construir un automóvil de carreras digno de los circuitos más tradicionales. Si el automovilismo es efectivamente un deporte de derecha, la URSS le hizo honor a la circunstancia absteniéndose llamativamente de participar en todo sentido.

Treinta años se pasó Bernie Ecclestone negociando, primero con los popes de la difunta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, luego con los presidentes de la Santa Madre Rusia. Y hasta poder rubricar un contrato con un líder ruso, como acaba de hacer con el primer ministro Vladimir Putin, recolectó infinidad de anécdotas.

Primero, una reunión con uno de los más recalcitrantes líderes del Politburó, Leonid Brezhnev, que gobernó la URSS durante casi 20 años a partir de 1964 y era un simpatizante de las carreras de autos. El inglés ya gestionaba con decisión la Asociación de Constructores de Fórmula 1 (FOCA) y pretendía atravesar a fondo la Cortina de Hierro. Hizo varios viajes a Moscú pero las negociaciones terminaron abruptamente con la muerte del líder comunista en 1982. Así, fue Hungría, no la Unión Soviética, el primer país del ex Segundo Mundo en organizar un Grand Prix por el Mundial, en 1986

Un año después de la disolución de la URSS en 1991, Bernie volvió a la carga e, inclusive, circularon diagramas de posibles circuitos callejeros que atravesaban la Plaza Roja de Moscú. Boris Yeltsin concentraba el poder y no hubo acuerdo.

Más de una década más tarde, en marzo de 2002, parecía que el manager inglés tenía todo arreglado con el alcalde de la capital rusa, Yuri Luzhkov. El Grand Prix iba a realizarse en un circuito a construirse en la isla de Nagatino, en el río Moscova, que iba a erigir un consorcio propiedad del ex dueño del equipo Arrows de Fórmula 1 Tom Walkinshaw. (El acuerdo para la construcción del circuito fue firmado en noviembre de 2000 directamente en la Embajada rusa en Londres).

El municipio moscovita citó a conferencia de prensa para anunciar el acuerdo, pero mientras los periodistas y camarógrafos se concentraban en el salón y Bernie le ofrecía su pluma para firmar el acuerdo, el alcalde empezó a leer la letra chiquita del contrato… y se rehusó entonces a ponerle el gancho, por considerar inadmisibles esos requerimientos. “Ustedes se quedan con todo, las entradas, los derechos de TV, los carteles de publicidad –cuentan que el político acusó al manager inglés- y lo único que nos dejan a nosotros es el humo de los escapes”.

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“Posponemos por un mes la firma del acuerdo porque no estamos de acuerdo con algunos puntos en el contrato” dijo Luzhkov a los ansiosos periodistas para explicar que los había citado para nada. “El trato fue alcanzado hace tiempo y no hay marcha atrás en el acuerdo, es solo una postergación” señaló Ecclestone.

Fue más que una postergación. A fin de 2003, el gobierno de Moscú autorizó la construcción en Nagatino de… una cancha de golf. Otra vez la F-1 se quedaba sin GP de Rusia.

Hasta ahora. Diez meses después de que Vitali Petrov se convirtiera en el primer piloto ruso en competir por el Mundial de F-1 y una semana después de que otro ruso, Mikhail Aleshin, consiguiera el primer título internacional de automovilismo para Rusia al quedarse con el certamen de la World Series by Renault, el país finalmente aceptó la propuesta de Ecclestone.

El Grand Prix ruso comenzará a disputarse a partir de 2014, el año en que los Juegos Olímpicos de invierno se disputen en Sochi, un reducto turístico sobre el Mar Negro. El circuito será en parte callejero, usará parte de las instalaciones que se construyan para los Juegos; pero a no alegrarse demasiado: la otra parte del circuito la diseñará Hermann Tilke, el arquitecto de Ecclestone que nos tiene acostumbrados a tantas pistas aburridas y sin carácter. El dibujo, a decir verdad, no resulta demasiado inspirador.

En 2014 Bernie tendrá 84 años. Si sobrevive para ver su sueño cumplido tendrá tiempo suficiente de imaginar cómo se las ingenia para acomodar el GP de Rusia en un calendario que no puede tener más de 20 carreras por año, una cifra a la que arribará en 2011 con el advenimiento del flamante GP de la India. Para el 2012 está previsto el retorno del GP de los Estados Unidos, en Austin (Texas) y Bernie quiere organizar también un GP en Roma, la capital italiana.

Así que si todavía tenías una última esperanza de que la Fórmula 1 pudiera retornar a la Argentina en un futuro inmediato, más vale que te vayas desengañando. La única manera de conseguir un lugar en el calendario, una vez que esté completo, será pagando más que los que están adentro. ¿Sabés cuánto les sale a los rusos su Grand Prix de Fórmula 1?

440

millones de de dólares, es lo que se estima que costará la operación. El contrato que el Primer Ministro Putin firmó con Ecclestone contempla la organización de seis ediciones del GP, de 2014 a 2019, a un valor de 40 millones de dólares por año, lo que hace un total en derechos de

240

millones de dólares, a los que habría que agregar el costo de construcción de la pista y adaptar las instalaciones. Durante la firma del contrato, la semana pasada en Sochi, se estimó ese costo en

200

millones de dólares. Si te parece una cifra exagerada, dejanos recordarte que el circuito de Shanghai costó

250

millones de dólares, siete años atrás. Si Bernie dijo “será un súper circuito, con todo lo que necesitamos y queremos”, entonces la cifra seguro que queda chica…

18/10/2010

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