ALPINE: YA NO ES TIEMPO DE PALABRAS, SINO DE ACCIÓN

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TODOS HABLAN, PERO ¿CUÁNTO ES LO QUE SABEN?

Desde que Franco Colapinto volvió a competir en la Fórmula 1, se renovaron los debates. Como en la perinola, todos hablan.

Colapinto dice.

Briatore dice.

Gasly dice.

Di Meo anuncia.

Y así otra vez.

Colapinto explica.

Briatore advierte.

Gasly no se lo explica.

Di Meo se despide.

Y otras múltiples voces. Cualquier declaración a cualquier outlet en cualquier parte del mundo, es bienvenida para multiplicarla hasta el infinito en el espectro de las redes, los medios periodísticos que amplifican con potencia, y los fanáticos quienes repiten hasta el hartazgo.

Sin embargo, las noticias en torno a Alpine solo son declaraciones. Dijo, le dijeron, afirmó, acusó… Si Colapinto no estuviera corriendo para la escuadra de Enstone, aquejada por una crisis profunda desde 2022, todos estos pasos de sainete serían prolijamente ignorados por los aficionados locales, incluidos los muchos que siguen con continuidad a Visionauto.

Esa profusa dinámica de las declaraciones no deja lugar al análisis. Es poco frecuente que por parte de quienes corresponde -medios periodísticos-, se busquen respuestas a preguntas como las siguientes:

• ¿Por qué está tan mal Alpine?
• ¿Por qué no repite sus performances de fines de 2024, cuando Colapinto firmó su contrato?
• ¿Por qué el argentino no rinde como cuando corría para Williams?
• ¿Es solo a causa de los resultados que Colapinto no despierta el mismo entusiasmo en las redes o entre aquellos que no siguen habitualmente al automovilismo?

Dejemos de lado por un rato -¡como si eso fuera posible!- a los Colapinto, Briatore, Gasly & Cía, para concentrarnos en la acción. ¿Qué ocurre con el coche, con el equipo, y con el futuro? En Alpine es tiempo de acción, no de palabras.

Que el auto de Colapinto tenga la misma falla viernes y sábado como sucedió en España, y que tengan que cambiarle los discos de freno en plena grilla en Canadá, va acentuando una conclusión: la preparación del coche es pobre.

No faltan mecánicos, sino que falla el liderazgo.

Que el motor tiene 30 hp menos que el resto, ya se sabía. No puede ser novedad, ni motivo de queja. Hasta que lleguen los impulsores Mercedes, en 2026, no habrá cambios en ese rubro.

Pero hace tres carreras que el equipo no tiene Team Principal, aunque Briatore funja como tal. Lo del motor no puede componerse; la cuestión directiva, sí. Otra falla.

El A525 no ha sufrido un solo upgrade decisivo en 2025; en esencia, es el mismo coche que terminó 2024, después de haber sufrido un grueso avance en las últimas carreras del pasado campeonato. Lo que en diciembre presentado como un panorama atractivo, ahora se transformó en un presente desolador. Un gran upgrade tendría que estar a tiro –como ocurrirá con Ferrari y RedBull- en cualquiera de los dos venideros fines de semana, Austria el inminente o en Inglaterra.

Sauber ya lo hizo, y lleva dos carreras por delante de Alpine, habiendo abandonado el último puesto de la tabla y de las clasificaciones. Ya no son número puesto para quedarse afuera en la Q1. Sin algo similar, Alpine no posee chance alguna de abandonar el fondo de la tabla. 

Sin mejoras, lo que ocurre con el coche es que funciona menos en carrera que en clasificación. A una vuelta es más competitivo que en ritmo de carrera. Si no se clasifica adelante, es imposible pensar en sumar puntos. Eso no implica que, largando adelante –como sucedió con Colapinto en Canadá-, la cosecha esté asegurada: el equipo erró la estrategia (buscó cubrir a Hadjar dejando escapar a Ocon y Sainz, que se quedaron con los puntos), y la frustración volvió a cundir aunque, en el frío análisis, fuera la mejor actuación del argentino en Alpine.

Pure adrenaline from Franco’s eye cam ? pic.twitter.com/gae7n9PTxH

— BWT Alpine Formula One Team (@AlpineF1Team) June 22, 2025

Colapinto precisa recuperar confianza: esa que desbordaba en su presentación favorecida por circuitos (Monza, Baku) que le caen muy bien a su estilo, y que empezó a flaquear cuando sintió la presión de la mirada de RedBull. El despiste en la Q1 de Imola ahondó esa brecha. Sin confianza no puede sacar lo más talentoso que tiene.

Colapinto dejó de ser novedad. Y el exitismo muestra sus garras. La grieta crece entre quienes lo defienden a ultranza, como si fuera un excepcional talento perjudicado una y otra vez por las circunstancias, y los que lo critican porque no saca buenos resultados, como si eso hubiera sido posible. Eso es tan evidente como que la Fiebre Colapinto calienta menos que la de setiembre/octubre pasados. El pibe de Pilar ya no es novedad, ni sostuvo los resultados de 2024. Eso es innegable. 

Y termina esta columna sin transcribir una sola declaración. Alpine es un equipo a la deriva, y no son palabras las que lo van a encaminar. Son las acciones:

1. Un nuevo CEO.
2. Un Team principal.
3. Mejoras para el coche.
4. Mejoras en la preparación.
5. Una puesta a punto que le permita a Colapinto sacar lo mejor de sí.

Y después de eso, que digan lo que digan.

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