VAMOS LOS PIBES!.

Deportivamente crecen cada vez más rápido los chicos en nuestro automovilismo. Por si fuese poco lo que Jorge Barrio en el TC 2000 y la Fórmula Renault 2.0, y Otto Fritzler, en TC Pista vienen haciendo en la actual temporada, ambos sumaron otro válido antecedente a sus pergaminos en el Gálvez.  Ganaron desde el lugar de invitados (se combinaron en la carrera clasificatoria y la final con los titulares) cuando les tocó manejar en la particular fecha que el Top Race propuso en el trazado porteño.

Ciarrocchi comienza a cerrarse sobre la posición de Diego Azar. Paso previo al toque y despiste del Camry. Ciarrocchi no fue mucho más lejos, se despistó tras otro toque con Ian Reutemann.

Antes de seguir, valga un particular dato para resaltar semejante avance de los jóvenes, por sobre los más experimentados y veteranos. Entre Barrio (17 años) y Fritzler (18) suman apenas 35 años, dos menos de los que tiene Matías Rossi, la gran figura de la carrera en su fugaz retorno a la categoría. No se le dio al Misil el festejo que imaginaba tras la pole del sábado. Rápido el toque de Diego Azar, el titular, con Marcelo Ciarrocchi en la clasificatoria lo dejó sin chances. También en esos primeros momentos Ciarrocchi perdió sus posibilidades y limitó el lucimiento de otro invitado destacado como Nicolás Moscardini.

Antes (mirá las imágenes en nota aparte) Azar había vivido un momento tenso que casi lo deja sin correr. En la calle de boxes se le cruzó sobre una patineta, una de las hijas del piloto Ariel Persia. Increible e inadmisible pero así ocurió. Por suerte la chica sólo sufrió golpes en un pie. 

A su turno, y pese a su juventud, Barrio y Fritzler, además de sus condiciones, exhibieron una madurez conductiva que en dos carreras muy ásperas no se vio en otros rivales más experimentados. Ambos pibes están para cosas importantes en el automovilismo.

Sobre el auto cuyo titular es el sanjuanino Fabricio Persia, el chico Barrio reiteró en la inicial su enorme potencia. Tomó prudente distancia del toque Azar-Ciarrochi, y enseguida dio cuenta de Manu Sapag para instalarse definitivamente en la primera posición. Después, una vez consagrado como vencedor declaró con una seguridad infrecuente en un adolescente de 17 años, “desde ese momento manejé la carrera a mi gusto y me dediqué a cuidar el auto”.

Matías Frano supo elegir bien su invitado y tuvo en Otto Fritzler un compañero clave para lograr su segunda victoria en el Oscar y Juan Gálvez porteño. «Sabía que con Otto tenía un plus» declaró.
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Fritzler supo armar con paciencia su victoria en la segunda competencia. “Esperé la carrera y esperé el ingreso del auto de seguridad, por suerte se dio”, contó Otto tras bajar exultante del auto compartido con Matías Frano, su titular. Ese relanzamiento era el momento planeado para buscar la superación al entonces líder Fabricio Persia. Una brillante maniobra por afuera, que junto al declarado error (“Frené antes” ) de Persia, le permitió concretarla y encaminarse hacia la victoria. Una victoria que fue total, junto a su titular, porque a la hora de la suma de tiempos entre titulares e invitados, le permitió superar al binomio Persia-Barrio.

“Los pibes se manejaron todo”, reconocieron Frano y Persia sobre sus jóvenes invitados. Una nueva muestra que los chicos crecen cada vez más rápido en un automovilismo nacional que, por distintas circunstancias, no se encuentra en condiciones de ofrecerles la proyección que merecen talentos como los de Barrio y Friztler.

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