Por Johnny Cecotto (*)
La seguridad en las carreras de motos y autos ha mejorado muchísimo en los últimos años, han cambiado muchas cosas y la protección de los pilotos es mucho mayor de cuando yo corría en el Mundial de motociclismo y en Fórmula 1, pero hay que ser conscientes y que quede claro que siguen siendo deportes peligrosos por las altas velocidades que se alcanzan.
En un caso como el del domingo pasado en el Grand Prix de San Marino de motociclismo, en Misano Adriático, donde el desafortunado piloto japonés Shoya Tomizawa se cayó y fue alcanzado por una moto que llega a alta velocidad, los daños y las fracturas pueden ser muy graves y hasta fatales como fue el caso del joven Tomizawa. Es un riesgo que corren los pilotos cada vez que se encuentran en una pista y esto es lo que se llama pasión y amor por la velocidad, y aunque la seguridad ha mejorado tremendamente, todavía no han logrado proteger más a los pilotos en estos casos.
Cuando competía en el Mundial de motociclismo, entonces se corría muchas veces en calles y carreteras sin ninguna vía de escape, se saltaban líneas férreas, se pasaba a pocos centímetros de árboles, postes, guard-rails y las paredes de las casas de varias ciudades, y cuando el motor de dos tiempos se agarraba, era casi imposible no salir volando de la moto. Vi a varios pilotos morir o sufrir lesiones muy graves en esos tiempos y poco o nada podíamos hacer. Hoy eso es inimaginable, pero igual es un deporte de alto riesgo y hay situaciones que son desgraciadamente imposibles de evitar.
El automovilismo también ha logrado fabulosos avances en materia de seguridad. Yo salí con las piernas y los tobillos destrozados en mi accidente en Brands Hatch con el F1: la estructura del auto literalmente explotó, eran los primeros autos en fibra de carbono, y quedé prácticamente sentado en el asfalto sin nada adelante, mientras que hoy en día con un F-1 actual en el mismo accidente nada me hubiera pasado.