¿QUÉ OCULTA LA FALLIDA INVESTIGACIÓN AL MATRIMONIO WOLFF?

Fue el gran escándalo más reciente. La Federación Internacional del Automóvil anunció (6-12) que llevaba adelante una investigación; «La FIA está al tanto de la especulación periodística centrada en la información de naturaleza confidencial pasada a un Team Principal de Fórmula 1 por parte de un miembro del personal de FOM. El Departamento de Ética de la FIA está investigando el tema».

Sin que hubiera nominaciones evidentes, tanto el titular de Mercedes AMG F1, Toto Wolff, como su mujer, Susie Stoddard Wolff (foto), reaccionaron amargamente a las acusaciones.

“Me siento profundamente insultada pero, tristemente, no me sorprende”, se lamentó la escocesa. “Mi integridad es cuestionada por algo que parece enraizarse en una comportamiento intimidatorio y misógino, enfocado más en mi status marital que en mis habilidades”.

La FIA adujo que el Team Principal de un equipo rival había alertado las sospechas. “Como su regulador, la FIA tiene el deber de mantener la integridad del automovilismo mundial”, declaró en otro comunicado.

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Pero el organismo protagonizó el papelón del siglo, cuando los nueve equipos restantes de la F1 publicaron al unísono el mismo texto, deslindando responsabilidades. Si no fue ningún equipo el que disparó las sospechas, entonces… ¿quien?

Todo indica que el escándalo arrancó con una dudosa publicación. En su edición de diciembre, la revista “Business F1” publicó un artículo en el que se denunciaba tráfico de influencias.

La revista, de baja circulación, es comandada por un personaje llamado Tom Rubython, que alguna vez fue socio de Bernie Ecclestone. Rubython solía pasar mucho tiempo en las cortes británicas defendiéndose de las acusaciones que le formulaban tras los libelos que publicaba.

En el artículo hay dos acusaciones: en la segunda, se apunta sobre la posición de Susie Wolff como titular de la F1 Academy (es la categoría femenina que reemplaza a la quebrantada W Series), que depende de Formula One Management (FOM), entidad que organiza el Mundial, propiedad de Liberty Media y cuyo CEO es el italiano Stefano Domenicali. Allí se sugiere que Wolff podría haber estar pasando información confidencial de FOM a su marido.

Dato fundamental: el artículo cita en off a dos directores de equipos rivales, pero jamás identifica las fuentes. Nada en la nota impide pensar que todo es un fabuloso invento. Sobre todo, teniendo en cuenta los antecedentes de la publicación.

El artículo, figuró en la web de la revista hasta el miércoles 7 de diciembre cuando estalló el escándalo, luego desapareció misteriosamente (o no tanto). Pero, si querés leerlo, visionauto te lo consiguió:

Con desparpajo, la FIA anunció que la investigación que había llevado adelante quedaba cerrada por falta de mérito. Apenas al día siguiente, en que los equipos coordinaron su acción en defensa de Mercedes.

“Dado que hemos recibido confirmación de que medidas de protección apropiadas están en posición de mitigar cualquier conflicto potencial (…) la FIA puede confirmar que no existe investigación en curso en términos de pesquisas éticas o disciplinarias que involucren a ningún individuo”.

El escándalo no concluyó allí. Lewis Hamilton aprovechó la entrega de premios 2023 de la FIA en Baku para apuntar con el dedo a la propia organización: «Es decepcionante ver que el organismo rector de nuestro deporte, ha tratado de cuestionar la integridad de una de las líderes femeninas más increíbles que hemos tenido en nuestro deporte, Susie Wolff, sin ninguna evidencia. Es inaceptable».

In your face, baby

QUÉ HAY DETRÁS DE TODO ESTO. LAS CLAVES

  1. La Fórmula 1 no tolera al presidente de la FIA, Mohamed Bin Sulayem. El dirigente árabe lleva dos años en el poder; había dicho que se mantendría al margen de la F-1, pero pasó todo este año colándose en los podios cada vez que pudo, tras inventar la entrega de una medalla FIA al ganador.
  2. Pero además, atentó contra los negocios de FOM cuando, a propósito de la versión de que Arabia Saudita estaba dispuesta a pagar 20 mil millones de dólares por la propiedad de la F-1, opinó que la categoría no valía “tanto dinero”. 
  3. Otro frente de conflicto se abrió cuando la FIA habilitó de manera unilateral -tras abrir un proceso de candidaturas- el futuro ingreso del equipo Andretti a la Fórmula 1. Pero los restantes equipos se oponen -porque no quieren compartir ganancias cada vez más jugosas con otro rival- y FOM no acepta esa decisión de la FIA porque no está segura que un equipo nuevo vaya a agregarle brillo a la categoría. El respaldo de General Motors a Andretti podría resultar decisivo, pero el frente sigue abierto.
  4. La FIA es la propietaria de la F-1 pero en 1996 vendió los derechos comerciales de la categoría por una cifra insustancial, producto de un acuerdo entre el entonces titular de la FIA, Max Mosley, y el titular de FOM, Bernie Ecclestone.
  5. En definitiva, la FIA hoy recibe migajas de lo que produce la F-1 y Bin Sulayem pretende más.
  6. La FIA viene de un par de ejercicios en rojo; se sostiene hoy, básicamente, con el derecho que la F-1 paga por la fiscalización del torneo. Si pierde eso, se puede caer todo el automovilismo mundial.
  7. La F-1 le pertenece a la FIA, pero no los equipos, que no están contractualmente obligados con la FIA sino con FOM, mediante el famoso Pacto de la Concordia, vigente desde 1981 y que se renueva cada tantos años, la próxima en 2026; hay espacio allí para una rebelión generalizada y una nueva categoría, una amenaza que late desde hace décadas pero que jamás se concretó.
  8. La Fórmula 1 considera hoy a la FIA apenas como un proveedor de servicios de institucionalidad y poco más; no le reconoce injerencia en terrenos comerciales y, cada vez menos en términos técnicos y reglamentarios. El pobre desempeño de los comisarios deportivos durante 2023 agrandó ese sentimiento adverso.
  9. Para colmo, una declaración reciente de Bin Sulayem en apoyo del polémico australiano Michael Masi -protagonista celebérrimo de aquel definición en Abu Dhabi 2021- agitó más las aguas. Wolff aprovechó para renovar sus críticas: “Es un imbécil que tomó una decisión equivocada”.
  10. El Team Principal de Mercedes aprovechó ese respaldo para contraatacar: luego de la investigación fallida y de que la FIA lo reprendiera en público, junto a Fred Vasseur (Ferrari), mediante un comunicado, por unas declaraciones suyas en el pasado GP de Las Vegas, se hizo saber que el equipo puede iniciar acciones legales contra la FIA por todo este escándalo.

LA RUTA DEL DINERO F

En definitiva: lo que hay detrás de todo esto es una puja por el control del dinero en la F-1. FOM está transformando a la categoría en una mina de oro para todos los que ya están dentro (FOM, equipos y pilotos) y la FIA, que se siente afuera, quiere un pedazo más grande de esa torta sin tener demasiados recursos legales como para hacerlo.

Como sea, esta disputa entre la FIA y la F1 es la más rigurosa desde que Jean-Marie Balestre llegó a la presidencia del organismo en 1978 y lanzó su ofensiva contra los equipos de la F-1 por entonces reunidos en la Asociación de Constructores (FOCA) y liderados por Bernie Ecclestone, un sector que a mediados de los ‘80 se transformaría en la FOM. La historia muestra que este bando fue el vencedor de aquella guerra.

La posibilidad de la ruptura está siempre latente. La BBC publicó en la semana el siguiente párrafo: «Algunas fuente dijeron a la BBC en el Grand Prix de Abu Dhabi que si Ben Sulayem continuaba actuando de una manera considerada en detrimento del deporte, Liberty Media podría perder la paciencia y considerar romper con la FIA«. Pudo haber sido un mensaje de alerta para el mandatario árabe.

Otra versión lanzada durante hace muy poco, ha sugerido que algunos dirigentes con más recorrido en la FIA que Bin Sulayem, están intentando acercar posiciones para evitar esa ruptura.

Nadie en FOM lo va a decir públicamente, pero no son pocos quienes piensan allí que el conflicto sólo terminará cuando Bin Sulayem abandone su cargo…

 

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