“ESTOY bien acá…”.
Poniéndole distancia al grupo pero sin restarle atención a lo que se hablaba, Roberto José Mouras buscaba su propio lugar en la reunión de pilotos, previa a aquella carrera de Lobos de hace 20 años que terminó con el dolor de su partida que todavía hoy duele y mucho.
No fue aquella última imagen que tuve en vida de Mouras, una actitud de soberbia. Para nada. No eran las que lo distinguían a pesar de ser un exitoso deportista, tener una buena billetera y poseer un carisma atrayente para las mujeres. Roberto era consciente de estos atractivos propios, pero no las ejercía para acomplejar o marcar diferencias entre quienes lo rodeaban. Los disfrutaba para sí, y dentro del reducido grupo de amigos.
Fue aquella actitud una forma de resumir su mirada frente al automovilismo. Que le gustaba mucho, pero que no le consumía las 24 horas de todos los días. Porque tenía otras actividades particulares, con sus propiedades y agencia de autos, pero también porque Roberto quería disfrutar de otros placeres de la vida, tal vez intuyendo que no tendría un paso muy extenso.
Pudo y lo hizo. Lo bien que hizo. Por eso, nunca amplió mucho más allá del TC (sólo corrió 15 carreras entre el Turismo, el Club Argentino de Pilotos y un Desafío de Valientes), su campo de acción deportivo. “El TC es la categoría hecha a mi medida, porque puedo, competir y disfrutar, sin desatender otras cosas importantes de mi vida” , repetía cada vez que le preguntaban por qué no se sumaba a otra categoría. Claro que cuando, corría, ponía todo, con toda la pasión. Ganador como era, corría para ganar, y no daba, ni pedía tregua. Sus duelos con Oscar Castellano, que incluso le costaron algunos huesos rotos, fueron la mejor prueba. Por algo marcaron un hito en la historia del TC.
Difícil es imaginar a Mouras en el automovilismo de estos días, con pilotos que viven para y por el automovilismo, y casi sin fines de semana fuera de las pistas. Con un reglamento de TC que obliga a racionar victorias en pos del título. Lo suyo era otra cosa. Correr, competir y también disfrutar sin alardes. El símbolo de un tiempo del automovilismo argentino que termino de desaparecer hace veinte años…
Por Miguel Angel Sebastián
Siempre presente
Siempre presente querido Toro. Fuiste único y por ello estás en cada hincha del moño
si el disfrutaba , que decir de nosotros del otro lado del alambre, verlo colgado
de los cables, todo de costado, muchos de los top de hoy tendrian que ver esas
carreras, quizas no eran de los mas finos pero habia que tener un corazon!!!
si quieren respeto deberian fijarse lo que nos daban esta raza de PILOTOS!!!!
dit :Ahhh 2 jours e0 patienter, cela va eatre long !! As tu des coinesls pour me pre9parer e0 cet achat histoire d’avancer un peu ? ^^Sinon je retiens les 2 exercices ! Et j’e9vite de plus en plus d’eatre de9range9. Des coinesls simples mais efficaces !David du blog qui soutient les commere7ants a recemment ecrit..
Con Chevrolet ganó poco. A diferencia de Ortelli y Traverso. Con Dodge ganaban todos y Castellano fue superior. Pero dio su vida buscando salir campeón con la Chevy y por eso se lo respeta y admira tanto.-
Era o subir e0s e1rvores, o cair e esmurrar o nariz…o jogar ao pie3o, e ao ecaitslo, o saltar e0 corda …o andar numa bicicleta 3 vezes maior que nf3s, o cair e ter nos joelhos feridas em cima de feridas…era «oh senhor barqueiro deixa-me passar» e o ter que escolher entre o bolo de noiva ou o bolo de baptizado…era o jogar ao prego na areia da praia…era o correr para casa porque a noite estava a chegar e a me3e ia ficar te3o preocupada…era a coragem de ir e0 «casa cinzenta» que estava abandonada aos fantasmas que se ouviam de verdade se «ousares ir le1 sf3zinha»…era…era…se encontrares a tua me1quina do tempo deixa-me ir contigo!!Beijos e obrigada por estas lembrane7as…