UNA DISPUTA INTRIGANTE

Muchos nuevos fanáticos de la Fórmula 1 descubrieron este último fin de semana que los compañeros de equipo no son tan compañeros como parece… La historia no es nada novedosa: Enzo Ferrari solía enfrentar a sus pilotos, unos contra otros, ya en los años ’50, para sacar lo mejor de cada uno. El problema en aquellos años era que la rivalidad excesiva podía resultar mortal, y de hecho lo era.

En los ’60, Ferrari enfrentó a su mejor piloto, John Surtees, contra los menos dotados Lorenzo Bandini y Ludovico Scarfiotti, al punto que el inglés –campeón mundial en 1964- abandonó el equipo, que no volvió a ganar un campeonato por casi una década.

Y en 1973, el campeón Emerson Fittipaldi se vio perjudicado por la decisión de su equipo, Lotus, de permitir que su compañero Ronnie Peterson ganara en Francia e Italia restándole puntos importantes para defender el título… que acabó logrando Jackie Stewart y su Tyrrell.

El conflicto más flagrante entre compañeros de equipo fue el que protagonizaron Alain Prost y Ayrton Senna entre 1988 y 1989 compartiendo la escuadra McLaren. Acabó por transformarse en la rivalidad más grande de la historia de la Fórmula 1. Y Mercedes vivió una situación tan explosiva entre Lewis Hamilton y Nico Rosberg (que habían sido amigos desde la adolescencia hasta que coincidieron en ese equipo), que nunca más Toto Wolff quiso formar una dotación tan problemática: por eso Valtteri Bottas y ahora George Russell, el flamante ganador del GP de San Pablo, el último nuevo vencedor que tiene la F-1

En San Pablo parece haber explotado la rivalidad interna entre Max Verstappen, el bicampeón del mundo, y el Ministro de Defensa Sergio “Checo” Pérez. La situación ya fue suficientemente difundida. No extrañó el egoísmo del neerlandés: de esa madera están hechos los campeones mundiales; sí llamó la atención lo que el mexicano afirmó: “Ganó sus dos títulos gracias a mí”.

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(Parecía Héctor Enrique hablando del pase a Diego Maradona justo antes del fabuloso segundo gol a Inglaterra durante el Mundial de México de 1986…)

Verstappen le recordó por radio a su ingeniero Giampiero Lambiase que ya había avisado lo que iba a hacer, que había quedado suficientemente claro. La especulación creció porque, luego de la carrera, el bicampeón no negó ni desmintió que su decisión de no devolverle a Pérez la posición que este le había cedido estaba vinculado al episodio de la clasificación del pasado Gran Premio de Mónaco, seis meses atrás…

Esa era una teoría abonada por medios neerlandeses, presumiblemente filtrada por el entorno del piloto. Inclusive, comenzaron a circular datos de telemetría de aquella vuelta fallida de Pérez que arruinó lo que podía ser el tiempo más veloz de Verstappen en esa Q3, datos que a priori certificaban la especie.

Se sabe que después de la carrera paulista, y tras esas amargas declaraciones de uno y otro, ambos se vieron cara a cara, se dijeron lo que debían decirse, sin que faltaran recriminaciones, y la situación quedó aclarada al punto que Verstappen manifestó en público su voluntad de colaborar en la última competencia del año para que su compañero obtenga el subcampeonato. Nunca antes RedBull colocó a sus pilotos 1 y 2 en la tabla del Mundial.

Y después de esa reunión, surgió otra versión: Pérez estaba molesto porque le pidió a Verstappen ayuda para ganar el GP de México, ante su público, lo que habría sido apoteósico; pero el campeón rechazó la idea, argumentando que las carreras las gana en la pista el piloto más rápido: él estaba en procura de establecer el record de mayor cantidad de victorias en un torneo de Fórmula 1, por lo que la objeción contendría cierta lógica.

Pérez luego experimentó dramas durante la clasificación, no pudo largar tan adelante como Verstappen y no hubo manera de que alcanzara la victoria: lo explicamos en esta nota.

Pero molesto por la arrogancia de su compañero, Pérez habría expresado su malhumor dejando de seguir a Verstappen en las redes y no ocultando su enojo. Esa habría sido la razón por la cual Max le habría dado una lección en Interlagos. Y a esta altura nadie puede dudar que a autos iguales pero puestos a punto en las mejores condiciones para el estilo de uno y de otro –estilos bien distintos- suele haber dos o tres décimas de segundo a favor del bicampeón.

En resumen, esa es la historia semi-oficial del entuerto. RedBull publicó un sencillo tuit con declaraciones de ambos pilotos y su Team Principal:

“Es algo que hemos discutido internamente. Seguimos adelante y nos mantendremos trabajando como equipo” (Sergio Pérez)

“Si hay alguna chance de ayudarlo en Abu Dhabi, por supuesto estaré ahí y seguro que lo apoyaré” (Max Verstappen)

“En definitiva, nosotros trabajamos como equipo y corremos como un equipo. Es esa ética la que nos ha hecho lograr tanto suceso esta temporada y seguirá llevándonos adelante” (Christian Horner)

Atentos a lo que ocurra, entonces, en Yas Marina…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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