UN PERSONAJE ESPECIAL.
Es Damián Fineschi dentro de los pilotos del Súper TC 2000. Ya desde su ingreso se hizo notar no sólo por ser el hijo de Oscar Fineschi, sino por una verba prolija, no habitual entre sus colegas, donde cada palabra tenía un importante valor o dejaba algún concepto destacado. A esto agregaba su título de ingeniero, que fortalecía esa impronta “distinta” en un ambiente con un microclima que pocas veces excede los temas propios las carreras.
“Trabajaré de ingeniero cuando no tenga nada como piloto” sentenció Damián, cuando ya embarcado para trabajar en el TCR Europeo como ingeniero en el equipo Honda de Esteban Guerrieri y Néstor Girolami, recibió la propuesta de subir al Renault Fluence oficial que luego de cinco años, dos títulos y varios triunfos dejaba libre Facundo Ardusso con su pase a Honda. No fue fácil decidir pero Damián apostó por esta nueva y buena posibilidad de demostrar su valía como piloto. Con 33 años era consciente que quizá era su última chance.
Si le quedaba alguna duda sobre su decisión, seguramente habrá desaparecido tras esta atípica fecha (primera vez que corre un jueves y miércoles) del Súper TC 2000 en el Oscar y Juan Gálvez. Tuvo en sus manos un auto contundente y lo supo aprovechar sin abusar. Hizo la pole, venció en la carrera clasificatoria y de punta a punta se impuso en la final.
Nadie le hizo sombra a Fineschi ni en la carrera clasificatoria ni en la final. Ni siquiera el siempre ambicioso y peligroso Agustín Canapino, cuando se acercó con su Cruze en la última parte de una carrera decisiva que sólo tuvo algún interés en el lote intermedio y donde el push to pass utilizado tanto en ataque como en defensa no derivó en la cantidad de sobrepasos esperados. En ese lote intermedio crucereó Matías Rossi (5°) y escaló Facundo Ardusso, quien desde el puesto 17° de largada avanzó al 6°. En ese orden y separados por un punto, están al frente del campeonato.
Adelante y en otra historia, Damián tuvo todo bajo control. Con tanto control que cuando se le preguntó si lo había preocupado la cercanía final de Agustín fue claro y sin cassette disparó un certero. “Pensé más en cuidar las gomas que en Canapino”.
Además de ingeniero y buen piloto, Damián Fineschi es un personaje especial que le viene bien al automovilismo nacional.