UNA CORONACIÓN ESPERADA Y NECESITADA.
Ser campeón es una consigna que siempre en el ámbito nacional ha acompañados a las distintas generaciones de los Di Palma, la más reconocida dentro del automovilismo argentino. Tuvo su máximo y primer exponente en el recordado Rubén Luis, el fundador a principios de los 60 de esta dinastía que se ha prolongado por dos generaciones en sus hijos y nieto.Indiscutible figura de ese clan, el “Loco”, como cariñosamente se lo llamaba y aún se lo recuerda, fue campeón en casi todo los que corrió: TC (1970-71). TC 2000 (1983), Sport Prototipos (1971-72), Supercart (1993)y Mecánica Argentina Fórmula 1 (1974-78).
Sus hijos Luis José, Patricio y Marcos continuaron la tradición ganadora. Luis José se coronó en la Fórmula EntreCor(1986) cuando era nacional, y luego en su campaña internacional sumó el título de la Fórmula 2 Británica (1994). Patricio reinó en la Clase 3 de Turismo Nacional (2005), y hasta el excéntrico Marcos también alzó una copa de campeón, en el desaparecido Supercart (1992), la categoría que en algún momento intentó vana y fugazmente competir y reemplazar al Turismo Carretera.
Después de 18 años sin festejos para la familia, llegó el momento de gloria para Josito Di Palma. Lo estaba buscando y se le dio en Top Race V6, la categoría, donde desde hace un par de años encontró su hábitat más cómodo y más competitivo luego de su salida del Turismo Carretera por motivos presupuestarios.
Tan inédita como su imagen de campeón fue ver a un Josito al borde de las lagrimas en el festejo en el podio junto a su familia, ”Estoy muy emocionado, porque todo esto representó un gran esfuerzo para mi, para mi gente y los integrantes del equipo en un año que personalmente fue muy turbulento», dijo en un recordatorio de agradecimientos que extendió Adrián Hamze, gestor de su ingreso al equipo Octanos Competición, que bajo la dirección de Cristian Martínez fue el encargado de la atención de su Fiat Cronos “Era un título que quería y ya me había quedado con las ganas el año pasado cuando terminé segundo“, agregó el flamante campeón mientras su hijo Valentino acariciaba la enorme copa de campeón.
Esa emoción de la coronación reemplazó a la que le faltó a la definición del título. Josito hizo valer la pole y desde el inicio impuso un dominio que no le dejó chances a sus rivales. Ni a Lucas Guerra, quien fue su implacable escolta hasta que se despistó sobre el final, ni a Diego Azar y Marcelo Ciarrocchi, los únicos son posibilidades de quitarle la corona. Algo que dependía de una falla mecánica, o de un error de Di Palma. Situaciones que no ocurrieron, y así todo terminó con la justa coronación de Di Palma.
Ásperos adversarios durante toda la temporada, tanto Azar como Ciarrocchi, reconocieron los merecimientos de Josito para levantar el trofeo de campeón. Azar, se lo había adueñado en los dos años anteriores. Diego, en el siempre bien presentado Autódromo de Concepción del Uruguay, se despidió de la categoría por la decisión de Toyota de reducir su presencia, y distanciado de la dirigencia por el trato recibido. «Hice todo lo posible pero no me alcanzó. Distintas actitudes y decisiones me dejaron afuera. Resultó raro en lo deportivo y me lo tomé como algo personal. Creo que no se me respetó y cuando lo dije, no tuve ninguna respuesta de la CDA ni de la categoría”, dijo Azar en tono de queja.
No resultó buena la partida de Toyota para un Top Race que terminó la temporada con 14/15 autos, después que en algún momento apuntó a pasar los 20. Habrá que trabajar para atraer pilotos y equipos. Seguramente continuará Josito Di Palma para lucir ese número 1 que tanto le costó. “Estoy en mi mejor momento y me gustaría hacer más cosas pero como siempre me limita lo económico”, avisó Di Palma en un mensaje sobre su inocultable deseo de volver al TC. Un mensaje que igual no se condiciona a ninguna presión para dejar otra categoría. Por experiencia cercana, sabe porqué lo dice.
Fotos: Top Race
