FIGURITA REPETIDA: Sebastián Loeb se quedó, como cada año desde 2005 (y exceptuando 2010, en que no se corrió por el campeonato del mundo), con el Rally dela Argentina en Córdoba. Además, su 70ª victoria en un rally puntable. En condiciones normales, todo un logro. En el estado de pobreza competitiva de la especialidad, en cambio, fue algo para lamentar.

Desde que logró su primer triunfo, en el venerable Montecarlo, en 2003, se disputaron 136 rallies con esa condición puntable. El alsaciano se quedó con más de la mitad, exactamente el 51,4 por ciento de los triunfos. Un fenómeno, sí, pero frente a una oposición cada vez más pobre que sólo logra hundir la imagen de un campeonato que en los ’80 y en los ’90 brilló al nivel del automovilismo más popular y competitivo del mundo, y que ahora es una deshilachada silueta de lo que fue.

Un ejemplo sintético: en la primera etapa, el viernes, Loeb y sus ingenieros equivocaron la puesta a punto del DS3, produjeron una mala elección de cubiertas y el francés terminó haciendo tres trompos durante la mañana, toda una rareza, y perdió 20 segundos. El equipo cambió todo el tren trasero durante el servicio del mediodía, y al término de la etapa, manejando de la misma manera, ya era otra vez el líder del Rally.

Su principal rival, Petter Solberg, había roto la suspensión de su Fiesta. Apenas empezado este Rally endurance de500 kilómetros, ya estaba resuelto. Especialmente cuando el sábado a la mañana, el equipo Citroën decidió que el 1-2 de Loeb y su compañero Mikko Hirvonen, que recién esta temporada arribó a la escuadra, no debía ser alterado por disputa alguna en el camino. Una decisión polémica que le quitó aún más interés a la prueba.

El dominio de Loeb y Citroën es inobjetable, pero está matando al Mundial. “Necesitamos más equipos y más pilotos”, afirma Michele Mouton, la comisaria de la FIA en el Mundial de Rally, que cree que extensiones más largas en los rallies, como éste de 503 kilómetros de pruebas especiales que preparó el Automóvil Club Argentino, son necesarios “para que no gane siempre el mismo piloto” asegura, sin mencionar a su compatriota, porque no hace falta.

A Loeb los especiales largos (como el de Mataderos-Ambul del domingo, de66 kilómetros, el más extenso de todo el campeonato) no le agradan en lo absoluto. Prefiere tramos cortos y de altísimo pero breve rendimiento. Quizás la insistencia de la FIA con los tramos extensos termine empujándolo al retiro: ya tiene 37 años, va en busca de su noveno título mundial consecutivo, y su contrato con la marca fenece a fines del 2013; quizá sea ése el efecto que se esté persiguiendo.

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Está dicho: resultó la séptima victoria consecutiva de Loeb en Córdoba, pero también la octava en seguidilla de la marca francesa, que arrancó su hegemonía en 2004 con el español Carlos Sainz. Hace rato que Ford no está a la altura de los franceses: en 2006 y 2007 se repartieron los triunfos, ocho para cada marca; desde 2008 hasta ayer, Citroën se quedó con 41 rallies; sus rivales británicos, sólo con 16…

El sistema precisa con desesperación nuevos atractivos para mantener el interés de los fanáticos, algo que los Años Loeb disminuyeron a mínimos históricos.

 “Queremos recuperar el millón y pico de espectadores que supo tener el Rally no hace muchos años”, se habían ilusionado los organizadores en la presentación de la carrera. No lo lograron. La falta de pilotos argentinos compitiendo en los primeros planos conspiró también. “Antes nosotros corríamos por la pasión”, reflexiona el mítico Gabriel Raies, un icono del rally en Córdoba, ahora titular dela Agencia Córdoba Deportes. “No digo que los de ahora no sean buenos, pero piensan mucho más en el dinero que nuestra generación.” Es cierto: la ausencia de una competencia tácita entre locales y europeos le quitó también un atractivo tradicional al rally. Solo Marcos Ligato (que terminó 15º) se animó.

El rally se marcha de la Argentinacon sus dramas a cuestas. Pocos equipos, ninguna sociedad auto-piloto capaz de correr sostenidamente contra Loeb-Citroën, abiertas decisiones de equipo que le restan sabor, y acaso credibilidad, y una tendencia a la repetición que se transformó en monotonía. Las siete victorias de Loeb en la Argentina encuentran paralelo con las plagas que están azotando al Mundial de Rally, y no parece haber solución inmediata a la vista.

Por Pablo Vignone

 

 

 

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7 COMENTARIOS

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  1. Muy injusto el sistema rally 2. Solberg que abandonó apenas empezó el rally saca mas puntos que Sordo que fué prolijo y se quedó al final.

  2. No concuerdo en algunas cosas. No creo que la oposición sea cada vez mas pobre, para mi es como siempre, solo que Loeb ha logrado eclipsar a sus rivales de un modo pocas veces visto. No creo que Citroen sea supercompetitivo frente a Ford, si lo fuera harían el 1-2 en algunos campeonatos y nunca lo han logrado hasta ahora.
    Lo de la desición, me parece que a estas alturas no se debería decir que es algo polémico, es algo natural, guste o no, lo hace todo el mundo y desde hace rato. La credibilidad se restaría si algún director de equipo sale a decir que no dará órdenes para asegurarse el resultado, esa no la cree nadie.
    En el resto, coincido bastante. El WRC está mal manejado y mal encaminado. Los organizadores del IRC parece que la hicieron bien, pero la FIA se dió cuenta y se encargaron de arruinar la serie esta, como siempre.
    Así como creo que la FIA se equivoca al regular el rally de un modo que se aleje lo mas posible de los campeonatos nacionales, creo que el rally nacional se equivoca muy feo al alejarse de los reglamentos internacionales y encima, poniendo una fecha una semana después de la fecha del mundial. Me parece muy bien que los tripulantes y equipos ganen plata corriendo, es mas, por mí que se hagan millonarios, pero hay que pensarla mejor, se puede correr y ganar plata, pero se gana mas cuando hay mas público y mas interesado. El problema es que nadie invierte en el espectáculo, en lugar de mejorarlo, achican costos pensando en que la gente es incondicional, pero no es así y cuando uno se va, cuesta mucho que vuelva.

    • Citroen es un equipo oficial y de fábrica; Ford, no. Quizás eso explique más la diferencia de resultados. En la ruta se ve claramente que los pilotos del óvalo muchas veces van con la lengua afuera para tratar de emparejar el ritmo de los coches franceses, y eso habla de un déficit de rendimiento técnico. No es Loeb solo la diferencia; basta ver lo que pasó en la primera etapa de este rally cuando se equivocó y cómo se resolvió. En relación a las órdenes de equipo, no es natural: en todo caso, se acostumbra, que es distinto. Y aunque sea costumbre, no se puede dejar de señalar que no es lo ideal. A Citroen le conviene, ellos están para ganar y no tienen por qué velar por la salud del rally; nosotros, como periodistas, sí sentimos esa obligación y por eso lo señalamos.

      • Tanto Ford como Citroen son tan oficiales como sus fábricas quieren, el hecho de que a los mecánicos de Loeb les pague Citroen y a los de Latvala, Malcom Wilson, no creo que haga una diferencia. Es muy razonable pensar que el pobre Wilson no tiene el flujo de caja del equipo Citroen y es por ello que tiene que repartir esfuerzos atendiendo los autos varios equipos privados, además de los oficiales de Ford. Sin embargo, cuando Citroen sumió a su equipo de rally al mismo trato de Ford, es decir, se lo entregó al Kronos, también ganó Loeb, dando la ventaja de no correr las últimas 4 carreras, con un Xsara ya veterano frente al nuevo Focus y encima, con tipos como Gronholm y Hirvonen corriendo para Ford. Esto no quiere decir que no hayan temporadas en las que Citroen ha dominado con mas margen, pero yo no veo mucho a los pilotos de Ford con la lengua afuera tratando de seguir el ritmo de los Citroen, si te podría decir que en este año y en algunas fechas del año pasado, Latvala ha abandonado o retrasado en punta, que Solberg este año también lo ha hecho y que en general, al que persiguen es a Loeb, no a los dos pilotos de Citroen, a no ser que sea en carreras de asfalto, ahí la cosa cambia. Ahora, con Hirvonen en Citroen se podrá ver mejor que pasa y pronto, tendremos de nuevo a Ogier, a quién creo tan especial como Loeb, aunque le falta algo de confiabilidad.
        Sobre las órdenes de equipo, creo que sí son naturales, este es un deporte de equipos y debe ser visto como tal. Por supuesto que cada cual puede tener su opinión al respecto, pero yo veo a este tipo de cosas mas una polémica armada por el periodismo que un problema real que pueda amenazar la salud del automovilismo. Es mucho menos sano para el rally el hecho de haber incorporado los motores iguales para todos, que las categorías menores sean casi inexistentes o que se haga Tucumán una semana después del mundial, que una órden de equipo y eso solo en el plano nacional. En el mundial, el hecho de que los reglamentos técnicos auyenten a los privados e incluso, a los oficiales de los torneos nacionales o regionales, tampoco es bueno, lo mismo que las carreras ligth de ahora y un montón de cosas. Loeb no mata el rally, lo mata la codicia de algunos dirigentes, de la mayoría de los participantes que aceptan disminuir el espectáculo para bajar costos y de la falta de ideas interesantes para desarrollar.
        Por supuesto, vuelvo a repetir, esta es una opinión mía de por donde pasan los problemas que están matando el rally.

        • Está claro que es una opinión personal, es bueno el ida y vuelta y me alegro que te guste Visionauto. Mis puntos de vista ya quedaron expuestos en la nota, quizás alguien tenga algo más para decir.

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