SENSACIONES TAN CONTRAPUESTAS EN UN PAR DE HORAS.
Las de Julián Santero, en el umbral de su definitiva consolidación. En el Villicum sanjuanino, pasó de la frustración contenida y soportada debido a la pérdida del campeonato de la Clase 3 de Turismo Nacional, a sentarse casi sin pausa en el Ford de Turismo Carretera para terminar de afrontar la penúltima cita del año, donde también va el Premio Coronación del año inolvidable del coronavirus, por desgracia.
¿Y dónde está el piloto?. En el podio, envueltos en papelitos, Santero, Mazzacane y el Pinchito Castellano. Julián sumó su segundo domingo ganador al hilo, luego del triunfo de una semana atrás en Súper TC 2000.
Los 17 puntos de ventaja sobre Manuel Urcera para la topada por la corona de la Clase 3, se evaporaron en un fin de semana con el Toyota Corolla que no estuvo a la altura, y para remarla, una falla eléctrica lo mandó a boxes en la final liderada por Urcera, el hombre que en los últimos tiempos vivió quejándose que su Honda estaba en desventaja y en la pista sanjuanina se convirtió. Volvió a la carrera Santero, pero con la suerte echada; Urcera iba a retener el título.
Lo puso a prueba la pérdida del título que estuvo tan cerca, y a la hora de administrar el Ford de Walter Alifraco, refrendó Santero lo que de el se habla y con fundamentos. Lo esperó la largada del TC en primera fila con Agustín Canapino, quien es sabido como se potencia cuando las pulsaciones suben porque lo que hay en juego es mucho. Y salió airoso, le copó la punta y soportó intentos de Canapa por pasarlo con el Chevolet verde hasta que sigiloso cuando iban 10 de las 20 vueltas, se mandó al garage «se rompió el motor», lanzó de una y sin pena Agustín, despidiéndose del «1» que no ya no no podrá retener. En su caso, ahora te hablamos de Valentín Aguirre, en su caso no podrá pelear un campeonato en el que ha descollado hasta el Dodge del JP Carrera entró en cuarentena y su rendimiento cayó como un piano desde un cuarto piso. Suspicaces atiendan, ¿habrá tenido que ver el apunamiento del Dodge, el anunció que hacía las valijas para mudarse en 2021, como tantos suponen a San Nicolás donde Ulises Armellini le alista un Ford?
En 2020 no podrá ser. Canapino abandonó; «se rompió el motor» dijo Agustín casi sin inmutarse.
¿Cómo esperas la definición de la Copa de Oro?, nada puede asegurarse es obvio, más aún tratándose de carreras de autos y del TC, fuente de sorpresas sin que pueda ser empardado. Mariano Werner «relojeó» la carrera desde su Ford potencia del Memo Corse; el cuarto puesto atrás del batallador escolta el Rayo Mazzacane y del Pinchito Castellano, ambos más Mauricio Lambiris, ingresados a la Copa como los «3 de último minuto» (eso sí, deben ganar si o sí la última), le hizo estirar las ventajas (101,50 puntos) y como su principal oponente aparece en el inmediato horizonte Juan Cruz Benvenuti en el Torino , 18 puntos atrás. Desde ya, seguí de cerca el dato que en el Villlicum II se ponen 70,50 porotos totales en juego.
Desde ya, por su rótulo de impredecible, el TC ni por asomo permite arrojar pronósticos certeros. Santero con el cuarto triunfo a 40 puntos de Werner, también tiene espacio para soñar. El mendocino había ganado el año pasado con un Ford del equipo de Emanuel Moriatis y luego lo excluyeron también en el Villicum en la carrera donde debían parar a cambiar un neumático, lo hizo en una vuelta equivocada… Antes había festejado en TC en 2017 dos veces con Torino y en 2018 una con Dodge.
Así que bueno, el TC a las puertas de la última carrera de 2020, y al encuentro con el campeón que va a pintar el «1» ostentado por Canapino. Babrá quien festeje y quienes vuelvan a sus casas con el dolor de no haber sido. Lágrimas y sonrisas, para variar. ¿Acaso de eso no se trata la vida misma?
Fotos: Prensa ACTC.