DOMINIO NEGRO ALERTA ROJA.
No es novedad contar un nuevo y cómodo triunfo de Lewis Hamilton. Tampoco hablar de otro 1-2 de Mercedes Benz rubricado por un Valtteri Bottas que sólo estuvo cerca de su compañero en la primer media vuelta. Y no sorprende ver completar el podio al mismo Max Verstpappen, que tras la clasificación había reconocido la imposibilidad de darle pelea a los Mercedes “salvo que llueva…”
No llovió y el holandés tuvo que resignarse a ver desde lejos a las Flechas Negras en una carrera que como bien la calificó, fue “muy aburrida”. Y tiene que ser muy aburrida una carrera para que un piloto de la capacidad conductiva y el espíritu combativo como Max la considere así. Realmente lo fue este Gran Premio de Bélgica que como matices distintivos mostró el resurgimiento de los Renault, reflejado con el cuarto y quinto puesto de Daniel Ricciardo y Esteban Ocon, el gran trabajo de Pierre Gasly sobre el Alpha Tauri y el accidente que involucró al Alfa Romeo de Antonio Giovinazzi y el Williams de George Russell. Gracias a esta versión moderna, más corta y segura del circuito de Spa, salieron caminando de autos bastante golpeados.
Capítulo aparte fue lo de Ferrari, la principal historia de una carrera con poca historia. Sin sorprender, su desastroso presente parece no tener piso. Sebastian Vettel y Charles Leclerc terminaron 13 y 14° en posiciones, aunque invertidas, similares a las pruebas de clasificación. Sólo quedaron por delante de los Haas de Romain Grosjean y Kevin Magnussen y el Williams, de Nicholas Latifi, sin dudas los tres más flojos del actual parque de la Fórmula 1, sin olvidar que tras su segunda detención Leclerc haía quedado último. Un verdadero papelón que sumó otros hechos como ser fáciles presas en velocidad del Alfa Romeo de Kimi Raikkonen, que está impulsado por un motor Ferrari, producir dos paradas de Leclerc muy lentas y ver con asombro que en un momento se tocaron las gomas de las Ferrari del monegasco y Vettel cuando disputaban el 12°puesto.
— LeoF1 🇦🇷 ⭐⭐⭐ (@LeoF1_) August 30, 2020
“Ponemos todo pero no logramos más, porque no tenemos más. Lo intentamos pero no tenemos piezas nuevas para modificar esta situación y no hay garantías que las cosas vayan a mejorar” fue la reiterada queja de Vettel. «Es difícil ocultar mi frustración. Traté de darlo todo como siempre. Hicimos 2 paradas en boxes lentas por pequeños problemas. Luego en las rectas no pudimos adelantar a nadie incluso con el DRS abierto. Es muy difícil esta situación» largó un molesto Leclerc.
No hay dudas que por todo esto Ferrari está inmersa en una gran crisis. Una crisis que paradójicamente niega Mattia Binotto, su responsable deportivo. Así tras señalar que “estamos enojados y disgustados por esta carrera donde carecimos eficiencia aerodinámica y potencia“ aclara que “no estamos en crisis,. Estamos en medio de una tormenta, pero nos estamos preparando para el futuro porque conocemos nuestras ruta. Simplemente debemos ser pacientes…”
¿Tendrá paciencia la gente de Ferrari y sus millones de hinchas en todo el mundo para superar esta tormenta cuando en el horizonte de las próximas dos fines de semana asoman citas muy especiales para el equipo de Maranello como son Monza y Mugello, ésta última el escenario de su carrera numero 1000?