LAS DUDAS QUE SOBREVOLARON al Dakar 2016, como nunca antes en Sudamérica, le hicieron apresurar a Enrique Meyer el regreso desde Colombia donde participaba en una reunión de la Organización Internacional de Turismo.
“Necesitaba estar en Argentina para despejar toda la incertidumbre sobre el Dakar” arrancó diciendo el ministro de Turismo, sentado junto a Etienne Lavigne en el panel de la conferencia de prensa brindada en la sede su ministerio. Meyer no tardó en asegurar, a contramano de muchas versiones, que “los aportes oficiales para el Dakar nunca estuvieron en duda” y agradecer la intervención de la Presidenta de la Nación y otros funcionarios nacionales como también la ayuda de los gobernadores de las provincias por donde transitará la carrera.
Todo esto no impidió que Meyer admitiera los replanteos que hubo que realizar ante la caída de Perú y que derivaron en más etapas y gastos para Argentina. “Todos los esfuerzos presupuestarios se centralizaron en asumir los menores costos y en ese sentido la utilización de Tecnópolis para varios eventos nos ayudó mucho” puntualizó en un reconocimiento tácito de un monto de gasto algo superior a lo previsto inicialmente. No dio cifras, pero en cambio se animó a estimar un costo total. “Y.., unos 150 millones de pesos por todo concepto” disparó y enseguida aclaró que en esa cifra, además de canon a los organizadores franceses, se incluyen los gastos de inscripción, organización, logística y seguridad entre otros, varios de los cuales no significan aportes en efectivo sino de estructuras de organismos nacionales. Al cambio oficial esa cifra da poco más de 15 millones de dólares.
Número más, número menos, lo cierto es que habrá Dakar. Atrás quedaron las turbulencias surgidas ante la caída de Perú y el tironeo entre los directivos franceses de Amaury Sport Organissation (ASO), la empresa organizadora del Dakar y los funcionarios argentinos para sacar el mejor rédito a la nuevas condiciones que tenía la carrera. A tiempo se dieron cuenta que era mejor perder de ganar algo antes que perderlo todo.
Por M.S.
Fotos Mónica Paz