TIENE UN APELLIDO ILUSTRE.
Te hablamos de Max Vatanen, hijo del recordado corredor y campeón mundial en 1981 del Rally Mundial, Ari Vatanen, uno de los grandes de todos los tiempos. Max estuvo en Córdoba hace unos días, cuando se corrió el Rally de Argentina. Su tarea estuvo alejada de los caminos; se ocupó de brindarle consejos técnicos al piloto chileno Pedro Heller, quien corrio con un Ford Fiesta R5 de la estructura M-Sport.
La experiencia de Max sobre los senderos cordobeses resultó escasa, por lo que aprovechó el reconocimiento del navegante argentino Pablo Olmos, para guiar magistralmente al piloto en cada tramo. ¿Cómo nació la amistad entre el finlandés y el chileno?, Vatanen comentó, «nos conocimos semanas atrás en Santiago (Chile), y se dio una buena relación con él. El feeling fue una buena oportunidad para seguir ligado al automovilismo y principalmente para dirigirlo”.
Y así se dio, en cada reagrupamiento, el asesor hablaba extensamente con el piloto. En una de esas charlas, le sugirió que cuidara el Fiesta porque los especiales estaban muy dañados por el paso de los 80 autos que habían dejado su huella, entre WRC y los del Campeonato Argentino. No hubo muchas discrepancias en ese sentido, Heller escuchó, respetó y siguió por completo las sugerencias de Max y mantuvo la regularidad pactada. Es más, estuvieron a un paso del podio, pero problemas en la suspensión trasera, debido al golpe contra una piedra, lo obligó a abandonar en la última etapa.
“Estuve para asesorar a Pedro, la de Argentina fue su segunda carrera con ese Fiesta; hace dos años que está compitiendo en campeonatos nacionales y algunos internacionales. En mi caso, lamento no haber corrido, tengo muchas ganas de hacerlo en Argentina. Como te digo, asesoro a un piloto brillante como Pedro, pero muero de ganas de volver a correr en WRC2”, admitió Vatanen hijo.
Max, de 27 años, por ahora coach; afirmó que no tiene la experiencia de su padre en las carreras con muchas etapas, pero aún así le trasmitió consejos útiles de pilotaje y orientó al binomio chileno, «sobre el tipo de relación que deberán tener de ahora en más ante posibles problemas mecánicos y humanos».
Visión no podía dejar de hablarle a Max sobre el presente de su padre Ari, «hace algunos días, el 27 de abril, cumplió 65 años, se mantiene muy activo en el mundo del automovilismo; aunque no esté manejando. Solo se dedica a la asesoría de equipos pequeños en Finlandia. Espero que pueda venir a Córdoba algún día para verme correr, creo que sería el sueño de mi vida», contó mientras contenía la emoción.
Los deseos de correr los reiteró Max al sostener que aspiraba volver al volante de un Ford Fiesta del WRC2 en Portugal. Aunque dispone de un programa reducido de carreras por falta de presupuesto, se trazó estar en Lisboa, Finlandia, Inglaterra y la última del campeonato en Australia.
Tras la pregunta sobre si su padre Ari se animaría a dirigir un equipo del Mundial de Rally, señaló «uno nunca sabe, el número de equipos es limitado. Pero realmente no se sabe y es duro. Ahora ante lo de Tommi Makkinen (en el equipo Toyota), me saco el sombrero porque con un equipo nuevo ganar en la segunda carrera del campeonato actual, ha sido increíble. Y además son protagonistas del campeonato; Tommi realmente es un genio».
Ahhh!, el apellido; ¿siente Max la presión que pueda meterle el público por el apellido que hizo grande su padre?. Vatanen trata de manejarla desde que comenzó hace cuatro años a correr, después del colegio y el servicio militar, y admite que le cuesta dominar la presión por obtener buenos resultados.
Por Carlos Adrián Rodríguez (periodista de Radio Eco AM1220 y Diario Ancasti, Catamarca)
Fotos: Marcos Sena
(Colaboraciones especiales)