UN PELIGRO EN LA PISTA. MÓNACO, AHORA.
Nikita Mazepin no entró por la mejor puerta al mundo de la Fórmula 1. Ya mirado con cierta desconfianza por el ambiente, porque sólo el gran poder económico de su padre Demetry le aseguró la butaca en Haas. Una serie de actitudes fuera de la pista (video de un manoseo con una amiga dentro de un auto, y reiteradas multas por excesos de velocidad), deterioraron su imagen al punto que hubo quienes pidieron que se le prohibiese el ingreso al Mundial. Treinta millones de razones, léase dólares (cifra que aportó al equipo Haas), dejaron esos pedidos como inútiles e ingenuos comentarios.
Guenther Steiner (director deportivo de Haas) habló con Mazepin,y el piloto ruso dejo de ser mala noticia fuera de los circuitos. Si, comenzó a serlo en los Grandes Premios y no precisamente por sus destacadas actuaciones. Último en todos los entrenamientos, clasificaciones y carreras, siempre lejos de su compañero Mick Schumacher, sus despistes y choques son una postal permanente en todas las carreras.
Por si esto fuese poco agregó una conducción peligros, que ya ostentaba de categorías inferiores, pero que en la Fórmula 1 tomó más relevancia. En el reciente Gran Premio de España, Sergio Pérez y Totto Wolff se sumaron al abultado libro de quejas que tiene Mazepin. Checo le recriminó haberle entorpecido su andar en su vuelta veloz de clasificación. Wolff trasmitió directamente la queja a Michael Massi, director de carrera, exigiéndole la colocación de la bandera azul cuando Hamilton encontró alguna complicación para sacarle una vuelta al Haas de Nikita en su escalada a la punta. “Ese tipo nos puede hacer perder la carrera” bramó Wolff en su pedido.
Como resumen de todas estas manifestaciones contra Mazepin, bien vale destacar la que hizo el francés Esteban Ocon. “Me da miedo correr contra Mazepin y cuando cruzamos nuestros caminos en la pista, presto un 200% de atención que con el resto de los pilotos” disparó el piloto de Alpine. Una declaración que además de una queja debe sonar como una advertencia. Y llega Mónaco…
