LAS POLÉMICAS, EL ÚNICO ATRACTIVO DEL SÚPER.
Sigue en deuda el Super TC 2000 con sus espectáculos en pista. Fue para el bostezo de una tarde cordobesa la carrera clasificatoria en el Oscar Cabalén en la que Rubens Barrichello encabezó el trío de Toyota que completaron Franco Vivian y Nicolás Moscardini.
En cambio, lamentablemente continúa dejando tela para cortar lo sucedido tras la caída de la bandera de a cuadros. Una vez más el camión de las autoridades deportivas fue el escenario donde los reclamos pasaron a reemplazar a las maniobras en pista a la hora de ganar posiciones. Se había dicho que no iba a suceder más tras el papelón de Villicum donde la clasificación se confirmó a la nueve de la noche.
Esta vez fue análisis del ajustado sobrepaso de Leonel Pernia a Bernardo Llaver, el coequiper en el equipo Chevrolet de Agustín Canapino, el piloto contra el que Leo pelea el campeonato. En carrera Pernía había llegado cuarto y Agustín, quinto, lo que reducía en un punto la diferencia de 10 que antes de llegar al Cabalén, Canapino tenía a su favor.
Por suerte no hubo que esperar tanto. A diez minutos de las cinco de la tarde, una hora y media después de terminada la carrera, llegó la decisión que mostró otra realidad. “Por maniobra peligrosa”, Pernía fue reubicado por detrás de Llaver, y quedó sexto, dos posiciones por detrás de Canapino.
«Vimos la cámara de Llaver, la de Pernía, las de la televisión y también la de Canapino. En la de Agustín se ve más claro. Para nosotros lo pasa tocándolo, le hace perder la posición con él y con Canapino. Por eso fue puesto detrás en la clasificación» explicó Nicolás Iglesias, uno de los comisarios deportivos con el tácito reconocimiento que la cámara del auto de Canapino fue decisivo para la determinación. Coincidentemente había sido la cámara instalada en otro Chevrolet, el de Llaver, la que en Villicum , resultó determinante para las sanciones que le quitaron la victoria Matías Rossi y motivaron su decisión de no correr la final. A propósito de Matías, pasó extrañamente inadvertido con un opaco 8° puesto en un circuito donde siempre entrego grandes resultados con varias victorias.
“Llaver me dejó el hueco, me tiré y cuando lo estaba pasando, se cerró y vino el toque pero igual pudo seguir. Creo que los comisarios se marean con las cámaras. Además en la cámara que tenía el auto de Canapino, las perspectiva eran diferentes” comentó Pernia, sorprendido por la sanción de una maniobra “que he visto muchas veces y no han sido penalizadas…” Por su lado, Llaver se mostró conforme con al decisión aunque aclaró que “la esperaba en plena carrera porque fue muy clara y no necesitaba de ningún análisis.”
No son dos posiciones más las que resigna Pernia. Porque son las posiciones que ocupan en la final Canapino, su rival en el campeonato, y Llaver, su áspero escudero como se está viendo en la temporada con roces y toques. Igual Leo no pierde la esperanza, ni baja los brazos pero advierte que “la final seguirá siendo una batalla…”
Batalla ¿o guerra declarada?