LA PARTIDA DEL HISTORICO PRESIDENTE no tuvo que ver directamente con la Fórmula 1, aunque la falta de resultados tampoco lo ayudaron. Pasá y enterate qué sucedió:
El domingo, en el pasado Grand Prix de Italia, Fernando Alonso sufrió la primera falla mecánica desde que está en Ferrari. Desde que el español llegó a la casa de Maranello, soportado por los millones de euros de sponsoreo del Banco Santander, nunca antes su coche lo había traicionado de esa manera, lo que habla de un apreciable record de confiabilidad, en el que la mano del conductor también ha tenido mucho que ver.
Pero también es cierto que desde 2010, Alonso es más o menos candidato al título y nunca lo gana. Cuatro años seguidos los obtuvo Sebastián Vettel con el RedBull y este año será uno de los pilotos de Mercedes, seguramente, quien se lo quede. El español peleó de cerca los torneos de 2010 y 2012 y la vida útil se le consume en el equipo italiano sin poder agregar a su historial ese tercer título mundial que merece y que lo pondría definitivamente en la vidriera de los grandes de la historia.
Ferrari no le ha dado una plataforma especial para ganarlo, más allá de los pormenores (¿contribuye el español a empujar el desarrollo técnico de sus coches de la manera en la que lo hacía, por ejemplo, Michael Schumacher?) y esa ha sido una mancha que, de manera creciente, Sergio Marchione (62), el CEO de Fiat, venía subrayándole a Luca di Montezemolo (67), el presidente de Ferrari.
Durante mucho tiempo, las cosas fueron al revés: Montezemolo era el superior de Marchionne en Fiat, cuando ocupó la presidencia tras la muerte de Umberto Agnelli y su colega era el vice; las objeciones, si las había, iban en sentido contrario. Desde que en 2010 Montezemolo ocupó la presidencia de Ferrari y Marchionne fue promovido, técnicamente éste quedó por encima en el organigrama: Ferrari es parte del Grupo Fiat desde 1969 y, especialmente en los últimos tiempos, una parte muy lucrativa.
Bajo la orientación de Marchionne, Fiat se transformó en un gigante mundial, absorbiendo a Chrysler para competir con General Motors, Toyota, Volkswagen, Ford o Peugeot-Citroen (PSA). Pero para comprar a la compañía norteamericana debió tomar deuda. ¿Y cómo pagarla? El CEO pensó en la joya de la corona: Ferrari.
Cuando estaba a cargo de su factoría de Módena, Enzo Ferrari solo fabricaba coches deportivos para poder financiar su actividad en las carreras de autos. La fabricación de pequeñas series no era un objetivo en sí, sino una necesidad. Hace 45 años, claudicó. Con Fiat al comando, los resultados fueron más bien sinuosos hasta que en 1991 Montezemolo volvió al redil (había sido director deportivo de la escuadra de Fórmula 1 en 1974 y 1975, hasta conseguir el primer título mundial del Cavallino Rampante en más de una década con Niki Lauda al volante) para dirigir a la compañía, tras haber capitaneado con éxito el Comité Organizador del Mundial de Italia de 1990.
Hoy Ferrari no produce más de 4.000 modelos al año, pero factura cerca de 2.600 millones de dólares por año con una ganancia neta, en el último ejercicio y antes de deducir impuestos, de casi 500 millones de dólares. Si no fabrica más coches de lujo no es porque no pueda: reduciendo la oferta, encarece la demanda y saca dividendos de ello. Según su último balance, tiene reservas por casi 1.800 millones de dólares.
En esos números posó Marchionne la vista: como Estados Unidos es el principal mercado de Ferrari, ¿por qué no lanzar una IPO (Initial Public Offering) en Nueva York para captar nuevas inversiones? Es decir, transformar a Ferrari en una compañía que cotice en bolsa. Como se vio, la casa de Maranello no necesita dinero líquido. Pero sí Fiat. Marchionne quiere utilizar a Ferrari para consolidar el crecimiento del imperio de los Agnelli.
Di Montezemolo se opuso a ello. Nunca estuvo de acuerdo con la IPO. Pero Marchionne, cinco años menor, ahora es el boss. Decidió mover la sede administrativa de Fiat de Turín a Amsterdam –y hace seis semanas consiguió la aprobación de los accionistas para ello- logró reducir la cantidad de empleados de la compañía en Italia de 125 mil a 60 mil en una década, pasó de tener 70 factorías en la península a disponer de solo siete, así que… ¿cómo no iba a poder imponer su voluntad también en esta cuestión?
Así que, afuera Di Montezemolo, cuarenta años después de su primera aparición pública con Ferrari. Marchionne ocupará su lugar en la presidencia de Ferrari, seguramente para controlar de cerca la IPO en el New York Stock Exchange, la bolsa neoyorquina, y quizás después le deje la conducción a alguien que sepa cómo tratar con los inversores estadounidenses… Sí, Marco Mattiacci, el ex director de la filial norteamericana que a mediados de este año se hizo cargo del equipo de Fórmula 1 reemplazando a Stefano Domenicali.
Mattiacci ya hizo cambios bruscos en el equipo, removiendo a Luca Marmorini, el responsable de los motores. Ensayos en Maranello comprobaron que solo el 25 por ciento de la diferencia existente actualmente entre los Mercedes y las Ferrari se deben a la aerodinamia, y que el 75 por ciento restante corresponde a un déficit de potencia.
No es casual, entonces, que haya sido Mattiacci el que haya propuesto recientemente levantar de alguna manera el congelamiento imperante sobre el desarrollo de los impulsores para la próxima temporada.
Alonso fue el mejor piloto no-Mercedes en la clasificación del GP de Italia, en Monza (“ni con 100 juegos nuevos de gomas podría haber bajado ese tiempo” confesó) pero en carrera falló el ERS, una de las tres unidades de potencia que equipa a su F14T (una denominación que se parece muchísimo a “Fiat”).
Lo que nos devuelve al principio. Di Montezemolo se va porque se opuso a la IPO y a los deseos del máximo jerarca del grupo. Y no le quedó más camino. Anunció su salida el mismo día en que falleció Emilio Botín, el capo máximo del Santander, que apoya a Ferrari desde que Alonso está allí. Fiat seguramente cubrirá sus deudas y consolidará su futuro. Ferrari seguirá siendo una compañía lucrativa. ¿Compartirá algo de esa suerte la escuadra del Cavallino Rampante?
Por Pablo Vignone
Muy bueno tu analisis y posterior comentario sobre la salida de Luca Cordero Di Montezemolo.
Felicitaciones
AMIGO Pablo
Atentamente
Silvano Volpe
Motores en Accion TV
Diario CASTELLANOS Rafaela
Excelente nota. Gracias !