SE CUMPLE UNA DÉCADA DE LA AUSENCIA ESPIRITUAL DE MICHAEL SCHUMACHER.
El 29 de diciembre de 2013, en la localidad de Meribel (Francia) y mientras esquiaba con su hijo Mick, entonces de 14 años, Michael Schumacher, siete veces campeón del mundo, hasta ese momento el piloto más exitoso de la Fórmula 1, sufrió un accidente que lo aisló completamente del mundo que lo veneraba y también lo criticaba.
La información nunca fue completa, sin embargo el estado actual del expiloto alemán, puede deducirse a través de las misteriosas declaraciones de aquellos que consiguen verlo de tanto en tanto. Uno es su ex director deportivo en Ferrari, Jean Todt, que cinco años atrás respondió a una pregunta mía con la siguiente afirmación: «es el momento de dejar que Schumacher viva en paz».
Lo que entendemos es que pocos meses después del accidente Schumacher salió del coma, pero con algunas funciones cerebrales seriamente dañadas. Funciones que no se recuperarán jamás. No es difícil imaginar un Schumacher con una eterna sonrisa que no puede comunicarse racionalmente con su familia, que perdió aquel físico privilegiado y trabajado y que, a punto de cumplir 55 años, debe inspirar compasión.
En una reciente entrevista con el Bild, uno de los medios más importantes de Alemania, su hermano Ralf aportó más pistas inconcluyentes, que a una década del accidente se pueden leer con empática claridad.
“Extraño a mi Michael, al de entonces”, dijo su hermano. “Fue a menudo un hombre de suerte, pero luego vino este trágico accidente. Gracias a Dios pudimos hacer mucho gracias a las facilidades médicas modernas, pero, aun así, nada es como antes”.
Según Ralf, “la vida no es siempre justa, desafortunadamente, y tuvimos mucha mala suerte. Para mí fue una experiencia muy mala y drástica. Pero también para sus hijos: Mick era entonces un adolescente”.
UNA CARRERA TRUNCA
En estas circunstancias es inevitable pensar cómo habría podido ser la carrera de Mick Schumacher en Fórmula 1 si hubiera contado con la palabra experta de su padre, así como este había aconsejado y enseñado a su hermano siete años menor.
Pero Michael nunca estuvo al lado del Mick piloto, ese que llegó a ser campeón de Fórmula 3 en 2018, y de Fórmula 2 en 2020. Su madre Corinna se acercó a verlo correr, pero nunca su marido.
Hace diez años que Michael Schumacher no aparece públicamente. Y todo sugiere que nunca más lo hará.
Ralf compitió once temporadas en la Fórmula 1, ganando seis de los 182 Grands Prix que corrió, casi siempre con su hermano en otra máquina en la misma pista.
Tío Ralf durante una entrevista a su sobrino Mick.
Pero Mick solo estuvo dos temporadas en la máxima categoría, en la escuadra Haas, y según su director de equipo, Güenther Steiner, la experiencia estuvo muy lejos de ser deliciosa.
Steiner dio su versión de los entretelones de esos dos años, 2021 y 2022, en el equipo Haas, en su libro “Surviving to drive” (“Sobreviviendo para conducir», un título que satiriza a “Drive to survive», la serie de Netflix de la que fue involuntaria estrella), que publicó a comienzos de 2023.
«IBA DE CHOQUE EN CHOQUE»
En Mónaco. Tremenda piña, el auto partido.
LA OPORTUNIDAD PERDIDA
¿Habría sido Mick un piloto más adecuado con su padre pudiéndolo aconsejar durante una década? Una incógnita no menos intrigante que la siguiente: ¿Se habría animado Steiner a escribir semejante brulote teniendo Michael Schumacher la posibilidad física de leerlo y comprenderlo?
Eso es lo que piensa Toto Wolff, que sostiene todavía a Mick (foto abajo) como piloto suplente en Mercedes, aunque seguramente nunca le dará la chance de correr uno de sus autos.
«Me ocupo del chico», dijo al diario suizo Blick. «Y puedo decir que si Michael hubiera acompañado a su hijo durante los dos años en Haas, ¡Steiner no se habría atrevido a tratar así a Mick!».
Steiner le retrucó: «¡Lo que tengo que decir es que si mi padre hubiera estado cerca, Toto no habría dicho lo que dijo!».
Y siguió: «Todo fue difícil porque el nombre de Mick creaba mucha presión. Luego vinieron los grandes accidentes, que se convirtieron en un problema para nosotros porque se rompieron muchas cosas. Y cuando Mick sumó puntos, nadie vino a decir que eso era gracias a la buena gestión de Haas. Tampoco me lo esperaba. Igual que un equipo no tiene la culpa de que un piloto estrelle el coche. El piloto es responsable de los puntos y de mantener el coche en pista. Nosotros, en cambio, tenemos el deber de poner el mejor coche posible delante del piloto, y eso es lo que hemos hecho. ¿De qué nos habría servido poner a Mick en desventaja?».
En setiembre pasado, Mick se hizo eco de las alusiones de Steiner: “Ahora (tras su experiencia como piloto de reserva en Mercedes) puedo ver cómo se debe hacer realmente. Los dos años en Haas no se parecieron en nada a eso. No puedes asumir que un piloto rendirá al máximo si no lo apoyas de la manera adecuada. Ahora me siento muy preparado para atacar de nuevo y demostrar lo que realmente puedo hacer. Mucha gente ni siquiera sabe lo que puedo hacer”.
Por de pronto, en este aniversario amargo, estaba junto a su padre. Y durante 2024 correrá en el WEC para el nuevo equipo Alpine en Hypercar (foto abajo. Irá a las 24 Horas de Le Mans, la carrera que su padre solo corrió en una oportunidad, en 1991, marcando el récord de vuelta.