MARIA DE VILLOTA, la española que el año pasado sufrió un crudo accidente probando un F-1, murió ayer por causas no establecidas. Su última entrevista.

La vida la trató duramente. Ese accidente con el Marussia en el aeródromo de Duxford le hizo perder un ojo y le produjo heridas que, probablemente, le costaron irse tan joven. Fue encontrada muerta en un cuarto de hotel en Sevilla dónde el lunes debía presentar su libro, «La vida es un regalo», en el que contaba su proceso de recuperación tras el horrendo accidente. Se especula sobre las causas del deceso: pudo haber sido una hemorragia cerebral (el jueves se quejó de fuertes dolores de cabeza) o un ataque cardíaco, como informó la policía española antes de que se le practicara la autopsia.  El miércoles, en Sevilla, concedió lo que fue su último reportaje, a la periodista Esperanza Fuentes del diario madrileño ABC:

«Apasionada. Así suena la voz de María de Villota en esta entrevista. Habla de la vida, de sus sueños y de lo que le gustaría alcanzar. Habla de lo que realmente es importante y de que, muchas veces, no sabemos valorarlo.

María De Villota (1980-2013)

-¿De quién aprendió esa capacidad de esfuerzo y superación?

-De mi familia. Desde niña me han inculcado que hay que esforzarse para conseguir las cosas que quieres. En el deporte también se aprende esto, ya que la mayoría de las veces se pierde y sólo unas pocas se gana, así que hay que trabajar mucho. Además, con esfuerzo la satisfacción de conseguir lo que persigues es mucho mayor.

-¿Cree que la mayoría necesitamos de un acontecimiento importante en la vida para ser conscientes de lo que es verdaderamente importante?

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A veces sí. Corremos mucho y nos dejamos llevar por la vida sin pararnos a pensar qué es realmente lo importante. Sin embargo, con suerte, uno puede aprenderlo sin vivir en primera persona un acontecimiento grave gracias a las personas que nos rodean, las experiencias vividas por nuestros seres queridos, o incluso por lo que nos cuentan terceros.

-¿Es precisamente eso lo que quiere conseguir con su libro, ayudar a otros? ¿O se trataba más bien de una necesidad personal?

-Un poco de ambas cosas. Por un lado, no quería olvidar todo lo vivido este año, y por el otro, tenía que contarlo, devolver con todo el cariño lo que he aprendido y que pudiera servirle a otras personas para que se den cuenta de lo que es importante y digan «sí» al cuidado de lo realmente valioso.

-¿Y para usted, qué es lo importante y realmente valioso?

-Mi familia, mi marido, mis amigos… Lo importante es vivir con pasión y ser buena persona. Creo que es fundamental ser tu mejor versión.

-Se ha encontrado con varias barreras en su vida, pero ¿cuál ha sido la más grande?

-No poder desarrollar mi pasión. Todo lo demás son barreras pequeñas, impedimentos que se pueden saltar.

-¿Cree que es importante tener miedos para poder superarlos?

-Más que miedos hay que tener respeto a los retos. El miedo sólo es válido como superviviencia, si me sirve para salvarme de una situación de vida o muerte, si no, prefiero los retos y el respeto a éstos.

-¿Qué consejo daría a quien ha sido vencido por sus miedos y cree que no hay salida?

-Creo que el mejor consejo que puedo dar es que se rodee de un buen equipo, de su familia y amigos, y que mantenga la esperanza. Cuando estaba en el hospital mi padre me dijo una frase que se me grabó: «María, lo mejor está por venir», y llevaba razón. Hay que pensar que el futuro puede ser mejor. Hay que rodearse de buen ambiente y positivismo.

-Hace poco publicaba que era la primera vez que se bañaba tras el accidente. ¿Le quedan aún muchas cosas por hacer por primera vez?

Espero que sí (risas). La vida es apasionante y aún me queda mucho por hacer, por ejemplo, formar una familia en el futuro, cuando me recupere completamente.

Por el equipo de VA

Foto: ABC

 

 

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