DE TODAS FORMAS, NO DEJA DE PENSAR EN LA CONFIABILIDAD DE SU RED BULL.
«Game Over», el gran show que incluyó al Gran Premio de Miami, finalizó. Convertido el paso de los autos por la pista difícil para desentrañar, como anhelaron sus mentores, en un gran imán captador de miles de personas. No sólo de las que cubrieron el nuevo Autódromo Internacional, levantado en las inmediaciones del Hard Rock Stadium en la zona de Miami Gardens.
Gran parte de la multifacética y atrapante capital del Estado de La Florida, se movió durante una semana al compás de la Fórmula 1. Eventos empresariales, privados, promocionales, presentaciones, fiestas, música, presencia de celebridades, le pusieron el valor agregado estipulado por Liberty Media, al impulsar junto a los organizadores locales, la nueva plaza para la Máxima. Otras puertas para avanzar a la nueva expansión de la F-1, propuesta su dueño Liberty Media, se han abierto.
También continuó abriéndose, en otro sentido claro, el panorama del campeón reinante, Max Verstappen en procura de retener la corona alcanzada en 2021 en el Red Bull, luego de dejar nocaut a Lewis Hamilton pese a su imbatible Mercedes. Golpe que del que parecieran aún permancer con una rodilla en la lona…
Max, usando un término repetido en casos así, le «sacó lustre» a la corona que ostenta, merced a un manejo soberbio, impecable en el Red Bull que le bastó para desalojar de la punta a Charles Leclerc, y sobre el final y al cabo de una carrera sin grandes matices (más allá de la piña entre Norris y Gasly) ante el retiro del auto de seguridad, debió soportar la embestida de la Ferrari del monegasco con caucho fresco que, sin embargo, no le alcanzaron para quebrar la resistencia del neerlandés ante el mayor desgaste de las cubiertas delanteras, debiéndose conformar con el segundo escalón de un podio como habrás visto, descomunal. Tampoco pudieron con Max, Carlos Sainz, tercero el español, le alcanzó para salir airoso de la piña del viernes y de dos grandes premios sin sumar puntos. Y menos, el mexicano Checo Pérez, una vez que su Red Bull perdió velocidad cuando más la necesitó por culpa de unos sensores, razón por la cual se vio impedido de ir por el tercer puesto de Sainz, pese a haber calzado el caucho blando de Pirelli.
Ahora mirá, no obstante el enorme triunfo (23 en su trayectoria en la F1), Verstappen no perdió de vista el tema de la confiabilidad de su Red Bull, razón que lo ha tenido a mal traer, incluso en la previa al GP de Miami, «debemos resolver la confiabilidad, para poder competir con los Ferrari durante el resto del Mundial», alertó luego de la victoria construída de menos a más, tras un comienzo el viernes anterior, «un día terrible» reconoció, cuando sólo pudiera dar apenas unas pocas vueltas en las primeras sesiones de entrenamientos libres, y después una falla en la clasificación sabatina, le impidió hacerse de otra pole.
«Todo anduvo bien, pero pudo haber sido al revés; tenemos que asegurarnos que el coche es confiable; debemos tener un fin de semana sin problemas», pidió a su equipo Max al cabo de recortar en forma muy considerable la ventaja aún mantenida al tope del campeonato por Leclerc; quedaron con 104 puntos Charles, 85 Max y Checo 66. Raro, inusitado, no contarlo en lo transcurrido al menos, al siete veces rey Lewis Hamilton (sexto) entre los pretendientes al título, con sólo 36 puntos embolsados, incluso 23 menos que su compañero George Russell, situándose entre ambos Sainz con 53.
«¡Volveremos!», habrá dicho la troupe de la F-1, Miami los aguarda en 2023, eso sí, sin que su ruido habitual cese, ni mucho menos…
Fotos: gentileza nflxm (portada)
