UN 1-2 QUE PRESIONA.
No tuvo la emoción esperada el Gran Premio de la Emilia Romagna. En cambio, sus distintas alternativas individuales, entregó un bien tal vez más preciado: su resultado, con el 1-2 de Red Bull y el flojísimo domingo de Ferrari, repotenció el interés del campeonato, al estrechar las diferencia y no ampliarlas como mucho suponían que ocurriría en esta carrera de Imola, cerca de la casa de Ferrari.
Sigue adelante Charles Leclerc con 86 puntos, pero sus nuevos escoltas son nada menos Max Verstappen (59) y Sergio Pérez (52), autores de un fin de semana perfecto para el equipo. Entre ambos, en el sprint y el Gran Premio sumaron 58 puntos, (Verstappen 34 y Pérez 24), la cifra récord para una carrera desde que está instalado el actual sistema de puntaje. Una cosecha que estrechó todavía más las posiciones de la Copa de Constructores que muestran a Ferrari al frente con 124 contra 113 de Red Bull.
Es cierto como bien dijo un prudente Verstappen que “todavía faltan muchas carreras” pero lo visto en la desapacible jornada de Imola (permanente amenaza de lluvia nunca concretada en carrera), representa un toque de alerta para esa principal candidatura al título que Ferrari, especialmente desde el lado de Leclerc, supo ganarse por su contundente inicio de temporada. Con este 1-2, Red Bull ha demostrado que está en condiciones de dar pelea y que parecen superados los problemas de poca confiabilidad que lo complicaron en las carreras iniciales con el par de abandonos de Verstappen.
Por el lado de Ferrari, los errores de Leclerc y Sainz, dejan en evidencia que las presiones han comenzado a llegar. Una situación reconocida por el propio Mattia Binotto, su director deportivo y que Sainz comenzó mostrando el viernes con su despiste en clasificación y en carrera con el toque con el McLaren de Daniel Ricciardo que por segundo Gran Premio consecutivo lo dejó afuera en la vuelta inicial. Es demasiado para quien pretende pelear el campeonato y también para lo que se espera de un segundo piloto que ayude a su compañero. Por eso Leclerc quedó aislado en carrera sin poder nunca alcanzar a los Red Bull, y en el campeonato por ahora está sólo para sostener el ataque de Max y Checo. Sainz se ubica quinto a 48 puntos de su compañero e incluso por detrás del George Russell.
“Fui demasiado ambicioso. Quise ir por Pérez y por el récord de vueltas y tomé mayores riesgos pese a que no teníamos para más. El trompo fue una vergüenza. Nunca debió haber ocurrido y pagué el precio de 7 puntos que son valiosos”. Esta fue la severa autocritica de Leclerc a su trompo a ocho vueltas del final, al tocar uno de los bordes internos (una acción muy común en el monegasco) del circuito en momentos que la historia del Gran Premio parecía sentenciada con el 1-2 de Red Bull y el tercer puesto del monegaco. No era mal negocio para Charles en un domingo poco favorable para Ferrari pero quiso más sin medir riesgos. Tuvo la suerte de poder volver a pista, reparar el alerón delantero y poner gomas nuevas que en la atropellada final le permitieron convertir el noveno puesto inicial en sexto tras sobrepasos a Magnussen, Vettel y Tsunoda. De los 15 puntos que tenía casi en el bolsillo con el tercer puesto recuperó 8 con su sexto lugar final. Quedaron pendientes 7. El transcurrir del campeonato mostrará si son para lamentar o para contar como anécdota.