A LO CHINO MAIDANA CONTRA MAYWEATHER.

Ojo, no se agarraron a las trompadas luego de una maniobra polémica. Pero donde sí se dieron sin contemplaciones, fue en la pista, en los últimos giros de una carrera que entregó uno de los mejores finales del año. Todo pasó en una nueva fecha de la NASCAR en el Chicagoland Speedway, donde Kyle Busch y Kyle Larson terminaron a los autazos pero sin rencores.

Primero, mirá el electrizante final:

La áspera contienda terminó con Busch ganador y Larson en el tercer puesto. Pero, a diferencia de lo que se suele ver en el automovilismo local, no hubo jefes de equipo o pilotos corriendo desesperadamente al trailer de los comisarios deportivos, para pedir la cabeza del rival. Nada. Es más, los Kyle dialogaron amistosamente y aceptaron las reglas del juego.

“Me dejó atrapado y me hizo ir muy lento. Larson trató de empujarme pero no lo hizo por completo. Me deslizó, pero luego yo hice lo mismo en la curva 3 y pude recuperarme para lograr la victoria», explicó el polémico ganador quien, ante el abucheo de una parte del público, desafió: «Si hay a quien no le gusta este tipo de carreras, que no las vea”. Clarito, ¿no?

Ahora querrás saber qué opinó Larson, el gran perdedor en esta loca batalla. Lejos de patalear por el bombazo que recibió de Busch, reconoció que «yo le pegué primero. Lo maltraté y él me la devolvió. Es tan sólo una carrera». Una actitud inimaginable por estos pagos.

Todo bien entre Busch y Larson luego de un final a los topetazos.
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