¿QUÉ VA A OCURRIR AHORA CON EL FABULOSO IMPERIO QUE DIETRICH MATESCHITZ, HABÍA EDIFICADO TAMBIÉN  EN EL DEPORTE?

Hace 40 años vendía papel higiénico y pasta dentífrica para una multinacional en Tailandia; cuatro décadas más tarde, había revolucionado el deporte de riesgo y, en concreto en el automovilismo, pasó de ser un sponsor de mediana estatura a volverse uno de los jugadores más fuertes del tablero, con un equipo ganador, dos fuertes campeones del mundo y toda una mística en torno a su figura.

Dietrich Mateschitz, el creador de la bebida energética RedBull que le dio nombre al equipo de F-1 que está a punto de conquistar, una vez más, la Copa de Constructores, falleció a los 78 años, después de un par de meses de rumores contradictorios sobre su salud. ¿A quién acudirá ahora el doctor Helmut Marko para imponer su voluntad en el equipo que catapultó y consagró a Max Verstappen al bicampeonato, después de haber conseguido cuatro títulos consecutivos con Sebastian Vettel entre 2010 y 2013?

No está claro lo que decidirán sus sucesores: Mateschitz era solo propietario del 49 por ciento de las acciones de la RedBull GmbH. Tampoco está claro lo que puede ocurrir con el equipo: parece haber pasado una vida desde la noche feliz de Suzuka, dos semanas atrás, cuando Verstappen y Sergio Pérez señalaron el 1-2 y el neerlandés retuvo su corona.

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Negocios globales, inversiones multimillonarias, Fórmula 1, deportes extremos y otros: RB (Foto Red Bull Content Pool)

En el medio, la afirmación de la FIA de que el equipo transgredió el tope presupuestario reglamentario en 2021 y la intención -puesta de manifiesto en una reunión entre el presidente del organismo, Mohamed Bin Sulayem, y el team principal de RB, Christian Horner– de que el equipo se declare culpable para acceder a una mínima pena; y la derrota en las pruebas de clasificación del Grand Prix de los Estados Unidos a manos de las Ferrari de Carlos Sainz y Charles Leclerc. En medio de todo eso, la confirmación de la noticia más dolorosa.

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Ferrari sobrevivió a la muerte de Enzo Ferrari, y McLaren también siguió adelante cuando Bruce McLaren perdió la vida en un accidente en Goodwood. Pero Lotus no logró trascender a su creador Colin Chapman, y lo mismo ocurrió con otros equipos campeones mundiales como Cooper, Tyrrell o Brabham.

RedBull rechazó hace poco la idea de una fusión con Porsche, temiendo una absorción, pero ahora estaba negociando nuevos vínculos con Honda, ahora que ya está prácticamente operativa su división de motores, la RedBull Power Technologies.

Se ha vuelto un equipo excesivamente poderoso como para desaparecer así sin más ahora que su creador no está para empujarlo. Es liderado en la pista por un trío muy poderoso, el que componen Horner, Marko y Adrian Newey, el máximo genio de la técnica de la Fórmula 1 desde hace un par de décadas. Pero la incógnita se ubica más arriba. Todavía es pronto para intentar despejarla.

LA CONMOCIÓN FUE INMEDIATA

Stefano Domenicali, presidente y director ejecutivo de Fórmula 1, lamentó el fallecimiento de Mateschitz, de quien dijo que transformó la Fórmula 1. «Estoy profundamente triste por la noticia de que Dietrich Mateschitz, un miembro muy respetado y muy querido de la familia de Fórmula 1, ha fallecido. Era un emprendedor visionario increíble y un hombre que ayudó a transformar nuestro deporte y creó la marca Red Bull que es conocida en todo el mundo», explicó. «Lo extrañaré mucho, al igual que toda la comunidad de Fórmula 1, y nuestros pensamientos y oraciones están con su familia, amigos y los equipos Red Bull y AlphaTauri en este momento tan triste», añadió.

¿QUIEN ERA MATESCHITZ?

Fue la mente detrás de la gran revolución de las bebidas energéticas y el mundo de los deportes extremos. Según Forbes, su fortuna superaba los 27.000 millones de dólares: era el hombre más rico de su país, Austria.

Fue en unos de sus viajes de corretaje a Tailandia en 1984 cuando descubrió la bebida energética Krating Daeng (toro rojo en tailandés), que iba a convertirse en lo que hoy es una marca universal. «Jamás creí que lo que empezó como un gusto personal, sería una bomba mundial», dijo alguna vez Mateschitz, quien, embaucado por el sabor de la bebida tailandesa, consiguió con éxito asociarse con su creador para llevar este tipo de bebidas en el mundo occidental.

En 1987 introdujo la marca oficialmente en Austria, y desde entonces vende más de 7.000 millones de latas cada año, suficientes para proveer de cafeína al 80 % del planeta.

La empresa, controlada por el propio Meteschitz (49 %) y la familia del empresario tailandés Chaleo Yoovidhya (51 %), registró en 2021 ventas por valor de 7.307 millones de euros, según datos del registro mercantil, ya que Red Bull no cotiza en bolsa.

Gran parte del éxito y de la visibilidad como marca reside en la enorme inversión que realiza en publicidad. Si Coca-Cola destina el 9 % de sus ingresos a este tipo de campañas, en el caso de Red Bull esa cifra asciende hasta el 30 % de la facturación.

En 2004, el propio Mateschitz, que hasta ese momento había sido patrocinador personal de su compatriota Gerhard Berger a fines de los ’80 y de la escudería suiza Sauber en los ’90, fundó su propia escudería de F1 –Red Bull Racing– tras la compra de la británica Jaguar. Al año siguiente compró la desfalleciente Minardi, que transformó en Toro Rosso y, luego, en Alpha Tauri.

Mateschitz también tenía cuatro equipos de fútbol de Primera División :el RB Salzburgo, ocho veces campeón nacional consecutivo desde 2014 y desde hace unos años un habitual en la Champions League; el RB Leipzig, uno de los equipos más fuertes de la Bundesliga alemana, y el RB New York, además del Bragantino en Brasil.

Era propietario, además, del futurista «Hangar 7» del aeropuerto de Salzburgo, un museo del automóvil y la aeronáutica.

 

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