UNA CITA MUY ESPECIAL.

Es sin dudas el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1. Una condición que no ha esmerilado el paso de los años, porque representa algo más que una carrera de autos. Como ya te contamos, es la cita de la Máxima con el glamour, el jet set internacional ahí, la Realeza, y ese entorno que desborda de lujo, poder, dinero, fama, ostentación.

Todos ingredientes comunes con la categoría, para convertirlo en un verdadero clásico que, el año pasado no pudo escapar a las garras del coronavirus. Su ausencia fue la más añorada entre todos los Grandes Premios cancelados. Por suerte vuelve el fin de semana.

Ganador del primer Gran Premio de Mónaco en 1929, William Rover-Willaiams no pudo disfrutar de su retiro. Alistado en el ejército británico fue fusilado  en 1945 por los nazis poco antes del fin de la Guerra Mundial.

Mucho ruido de motores se escuchó por las calles del Principado desde que William Rover-Williams ganó en 1929 el primer Gran Premio de Mónaco organizado por Anthony Nogues, cuyo nombre se recuerda en una de las últimas curvas del circuito. Un circuito que ha sufrido las lógicas modificaciones impuestas por el paso del tiempo y las medidas de seguridad, pero que nunca se apartó de las estrechas calles sobre un recorrido que osciló entre los 3145 y 3370 metros. El progresivo aumento de las velocidades, pese a ser la carrera mas lenta del calendario, hizo pensar en algún momento que correr en Mónaco sería imposible.

“En Mónaco se dejará de correr el día que un auto de Fórmula 1 aterrice en el palco de los Príncipes…”, sentenció con su habitual pragmatismo, el escocés Jackie Stewart, triple ganador (1966, 1971 y 1973) en las calles monegascas. Hasta ahora no aterrizó ningún Fórmula 1 en el palco real, y difícilmente lo haga. Si, hubo autos que cayeron al mar, como el Lancia del italiano Alberto Ascari en 1955, y el Lotus del inglés Paul Hawkins en 1965. Ambos salieron ilesos, pero no le escaparon al destino de morir sobre un auto de carrera, lamentablemente habitual en los 50 y 60. Áscari se mató apenas cuatro días después en Monza, mientras daba unas vueltas con la Ferrari Sport que probaba Eugenio Castellotti. La muerte espero más a Hawkins, ante los ojos de su novia Anita lo encontró en abril de 1965, chocó con su Lola T70 contra un árbol en el Tourist Trophy de Sport, el circuito inglés de Oulton Park.

Chris Amon pasa junto a la hoguera en la que se consume la Ferrari de su compañero Lorenzo Bandiini. La muerte del piloto italiano propició nuevas medidas de seguridad y la reducción en 20 vueltas de las carreras en Mónaco.

Pese a esas dos zambullidas en el cercano mar, el fuego resultó el gran protagonista de la única tragedia que ensombreció el glamour del GP de Mónaco. Ese fuego, el 7 de mayo de 1967 consumió la Ferrari de Lorenzo Bandini, luego que en su intento por acercarse al líder Denny Hulme, el italiano tocó uno de los bordes del circuito y se dio vuelta. Su agonía duró tres días y nuevamente volvieron a escucharse voces de censura contra la carrera monegasca. Desde entonces la extensión se redujo de 100 a 80 vueltas. Coincidentemente los accidentes de Ascari, Hawkins y Bandini ocurrieron luego de la 80ma vuelta…

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Recibir el trofeo de manos del príncipe es otra postal tradicional de Mónaco. Incluso hasta 1981 sólo el ganador tenía acceso a la premiación en el palco real, que durante muchos años tuvo como anfitriones al Príncipe Rainero y la Princesa  Grace, y actualmente a su heredero el Príncipe Alberto.

Por el campeonato mundial, Juan Manuel Fangio fue el primero en vivirlo en su debut victorioso en F-1 en 1950.  Mientras avanzaba la década del ´60, el inglés Graham Hill disfrutó cinco veces ((1963-64-65-68-69) de ese privilegio, y fijó un récord que pareció inalcanzable. Hasta que llegó Ayrton Senna, e impuso su magia sobre esas calles que transitó como nadie y que seis veces (1987-89-90-91-92-93) lo vieron levantar el trofeo mayor, esta vez acompañado de sus escoltas.

Entre los ganadores mundialistas en Mónaco, Juan Manuel Fangio fue en 1950 el primer anfitrión del Príncipe Ralniero en el exclusivo palco, por entonces sólo reservado al vencedor.

Pudo haber un par más de victorias de Ayrton. La anticipada y polémica culminación de la carrera por la lluvia, le impidió en 1984 rubricar con un triunfo esa espectacular remontada que desde el 13er lugar de largada hizo con el modesto Toleman. Ya estaba en la punta cuando en forma abrupta, se dio por terminada la carrera y al tomarse la vuelta anterior, Alain Prost se llevó el triunfo. El francés también se quedó con un Gran Premio que merecía Senna. Fue en 1988, en plena rivalidad de ambos en McLaren. Esa vez, por un error de Ayrton que se desconcentró cuando lideraba cómodo, y terminó contra el guardarail. Disgustado, el brasileño se bajó del auto y sin volver a boxes se dirigió directo a su residencia monegasca, donde estuvo recluido un par de días. El sábado anterior también había sorprendido con su reconocido espíritu religioso, al declarar “me guió Dios”, como explicación a esa gran vuelta que le permitió lograr la segunda de las cinco pole en Mónaco.

Acompañado por Ron Dennis, y con sus escoltas, Hill y Alesi, en segundo plano, Senna disfruta en 1993 de su ultimo podio en Mónaco, en la última de sus diez participaciones en la tradicional carrera.

La consolidación de Michael Schumacher, tras la muerte de Senna, parecía destinada a batir el récord de brasileño. Hasta el 2001, el alemán contabilizaba cinco victorias en Mónaco y en plena época exitosa de Ferrari, sólo era cuestión de esperar la próxima. Nunca llegó. Ni hasta su primer retiro a fines de 2006, ni mucho menos en su opaca etapa de Mercedes Benz entre 2010 y 2012. Tal vez haya sido un guiño del destino, para que ese récord lo mantuviese quien más se identificó con el desafío de andar rápido en las calles de Mónaco: Ayrton Senna, el verdadero príncipe de las calles monegascas.

Lewis Hamilton es un reconocido admirador de Senna. Hasta ahora suma tres victorias (2008 con McLaren y 2016 y 2019 con Mercedes Benz) en Mónaco; el fin de semana iba por la cuarta. Conseguirla, un incentivo para intentar igualar ese récord de Ayrton, que como otros que batió Lewis, hasta ahora parece inaccesible.

 

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3 COMENTARIOS

  1. Senna fue el piloto ideal para este circuito, al ser muy veloz en clasificacion y poder hacer la pole para luego manejar la carrera desde el primer lugar. Sin embargo sus carreras mas recordadas en Monaco son la de 1984 cuando bajo la lluvia estuvo a un paso de ganar con el Toleman (si no paraban la carrera) y la de 1992 cuando venia segundo comodo y heredo la punta por un problema de Mansell, para luego aguantar la tremenda presion del ingles en las ultimas vueltas.
    Saludos

  2. Cuando Senna regresó al departamento despues del accidente de 1988, la mucana se habia quedado dormida mirando como ganaba Ayrton, que le habia dado la orden de no abrirle la puerta a nadie.
    Entonces no podia ser Ayrton el que tocaba insistentemente el portero del edificio para que le abra.
    Una hora y media despues, mientras Ron Dennis no sabia ni que decir a los medios sobre donde estaba Ayrton, un periodista lo encontró sentado en el hall del edificio todavia con el buzo puesto esperando que la mucana abra la puerta.

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