VOLVIÓ EL TC AL GÁLVEZ, VOLVIÓ AGUIRRE AL TRIUNFO

FELIZ REENCUENTRO.

Si había alguien al que le sobraba confianza y motivación ganadora en el regreso del TC al Gálvez, ese era Valentín Aguirre.

“Tuve un poco de suerte porque a la hora de clasificar paró la llovizna, Sin dudas eso me benefició. Me hubiese gustado que hubiera sido para todos igual”, decía el arrecifeño que no desborda en palabras, pero que suele fundamentar sus conceptos. Lo hizo tras la atípica clasificación sabatina, que lo vio decimotercero y prioritariamente por encima de los otros pretendientes a la victoria, en la fecha que cerró en el Gálvez porteño la Etapa Regular, y al mismo tiempo clausuró casi dos años y medio sin presencia de la categoría en el escenario porteño.

“Me gusta correr en el circuito 12. Siempre es un lujo y lo disfruto mucho, ahora más con el reasfaltado. Además mi auto anda bien en todos lados y tiene buen ritmo”, confiaba Aguirre en la mañana del nublado domingo tras escoltar al Dodge del relevante Marcos Quijada y al Ford de rejuvenecido Lionel Ugalde, de frescos 50 años, en la serie inicial. Por entonces entre su alta confianza y el rendimiento de los Dodge en el ahora ultra veloz circuito 12, empezaba a construir su chapa de candidato. Era cuestión de esperar, y Aguirre esperó que la frenética parte inicial de la final fuese decantando escollos (Sotro, Craparo, Krujoski) entre trompos y despistes.

   “Me tiré por afuera y pude superarlo a Alvarez”, contó Valentín sobre el  momento clave de la carrera que puso en marcha su quinto triunfo en 83 carreras en TC, al tiempo que cortó al posibilidad de un consagratorio triunfo de Alvarez, como hasta su roce con el propio Santiago, también pudo ser el de Quijada, la otra revelación del fin de semana.

“Necesitaba mucho los puntos, me hacía mucha falta un resultado así. Me pone feliz por el grupo humano que me rodea, y más aún ante el mal momento que estamos pasando con los motores”, destacó el de Arrecifes, quien llegó al Gálvez apremiado por la necesidad de sumar puntos para asegurar la clasificación a la Copa de Oro. Lo hizo sobradamente.

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En cambio Matías Rossi pareció perder ese privilegio sobre el final, cuando la rotura de la goma trasera izquierda de su Toyota lo retrasó al puesto 31. Lugar que lo dejaba fuera del grupo de los 12 y lo ocupaba Nicolás Trosset. Sin embargo no paró en boxes y siguió en tres ruedas con la llanta hirviente y destrozada en contacto con el pavimento. El alivio para Matías llegó con las exclusiones de Emiliano Spataro (toque a Ledesma) y Andi Jakos, su compañero, por reiterados toques a DeBenedictis, Alaux y Landa). Así Rossi escaló al puesto 29°y llegó a los 185 puntos que le permitieron igualar el 12° puesto de la Etapa Regular con Trosset. Luego desequilibró a favor de Matías la victoria lograda hace tres semanas en el Villicum.

Lejos de incertidumbres y temores Mariano Werner en el Ford, se aseguró al arribar 10°, su triunfo en la Etapa Regular por sobre otro del óvalo, Julián Santero. Un poquito más atrás Agustín Canapino mostró que no se olvidó de andar bien rápido sobre un TC. Avanzó del puesto 49 a 12, con récord de vuelta incluído. “Tengo un gran auto para las próximas cinco fechas”, adelantó. El Titán dejó claro que no vino al TC sólo para dar vueltas, en tanto la multitud comenzó a dispersarse muy lentamente del autódromo que cubrió como hacía mucho no se veía. La gran fiesta del TC había pasado.

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