SE DESPIDIÓ Y MOSTRÓ SU ENVERGADURA HUMANA DESDE ARRIBA DE LA FERRARI.

No pudo ser más oscuro el año para Ferrari en Fórmula 1, y ni hablar para Sebastián Vettel, «despedido» casi sin comenzar la demorada temporada debido al paréntesis impuesto por la pandemia.

Vettel debió padecer además un destrato incomprensible, indigno de la Scudería. Después de resistir al Covid-19 como todos y a su endeble Ferrari y a sus asistentes,  en Abu Dhabi apenas finalizado el gran premio, le cantó al equipo como una forma de agradecimiento. Un gentleman.

«Ustedes son el equipo rojo, apasionados, nunca se rinden. Mi parada se acerca, me ha encantado estar con ustedes. Sentí su magia, un sentimiento de gloria. Chicos, muchas gracias, les agradezco mucho, los echaré mucho de menos, y los saludo también a todos los que están en Maranello. Merecen que los mencione aquí. Y ahora casi me voy a despedir y les deseo, deseo lo mejor. Deseo que sean felices, pero deseo más que estén sanos. ¡Gracias!”, entonó Seb. Grande.

 

Foto portada: gentileza Soy Motor

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