BASTION IRREFUTABLE del automovilismo nacional.

El coliseo porteño, el templo del automovilismo en la Argentina, ha cumplido 65 años este 9 de marzo.

Tiempos dorados, tribunas colmadas, carreras internacionales.

El Autódromo como pocos en el mundo, puede generar ríos de tinta y una catarata de palabras acumuladas desde el año 1952 cuando Juan Domingo Perón siendo presidente, acompañado por Evita, lo inauguró como Autódromo 17 de Octubre.

Nació a instancias de la inquietud que el Chueco Fangio, ¿»pejotista» de ley, podría decirse hoy?, le transmitió un tiempo atrás al General junto a Pepe Froilán González.

Si se trata de hechos históricos que surgieron de sus pistas, surgen incontables. Si hablamos de las categorías que lo han pisado, las más importantes no se le resistieron. Desde la Fórmula 1, a los Sport Prototipos mundiales de los ´70, las fórmulas internacionales y de lo nuestro, todas. El Turismo Carretera, TC 2000 luego convertido con una decisión errática e inentendible,  en Súper TC2000, monoplazas, Turismo Anexo J de los ´70 una de las mejores categorías de todos los tiempos que abrió el camino al Turismo Nacional que no ha faltado en Buenos Aires (vuelve este año luego de larga ausencia), el Top Race y su derivación TRV6. También el mejor motociclismo mundial y del nuestro, además de las tan valiosas categorías zonales y las picadas que cuantas noches de viernes han encendido.

Rebautizado como Autódromo Oscar Alfredo Gálvez en 1989, y años más tarde Oscar y Juan Gálvez, a medida que transcurrió el tiempo, el coliseo fue entrando en un cono de sombras, tironeado por intereses, abulia, falta de políticas activas que lo mantuvieran erguido y cada vez menos ruido, que para eso fue creado que tanto!.

El arco de entrada. Una postal inconfundible conocida en el mundo

Reformulado ediliciamente para el regreso de la F-1 en 1995, idilio que finalizó en 1998, el autódromo cuyos lugares fueron recorridos por los más grandes del automovilismo nacional e internacional, y autos que hicieron época, fue bajando escalones hasta casi desaparecer de los calendarios automovilísticos nacionales y ni hablar, de los internacionales.

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El año pasado, luego de un sinfín de rumores y especulaciones, en forma sorpresiva se hizo cargo de gestionarlo la Asociación Argentina de Volantes que preside el Flaco Traverso. Fernando Croceri tomó las riendas de la comisión encargada del Gálvez. Luego vinieron los tironeos y finalmente la aprobación de la ley por parte de la legislatura porteña que, a caballo del proyecto para la puesta en valor de la zona sur de la ciudad de Buenos Aires, que elaborado por el gobierno porteño, iba a hacer previsible el futuro del autódromo, sobre el que en más de una ocasión, se abatieron sombras y un futuro con fecha de vencimiento.

Parece ir encarrilándose el Gálvez, con 65 años es hora que disfrute y permita disfrutar de la pasión por los fierros que habita en millones de argentinos.

Por Carlos Saavedra

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