«MIRA ESTO…».
Con los brazos extendidos apuntando al grupo de eufóricos hinchas que lo aclamaban, Agustín Canapino le respondió con ese par de palabras a la pregunta de visiónauto, sobre si se consideraba un ídolo.
No fue una pregunta de las rutinaria que suelen escucharse. Surgió de lo declarado por el propio Canapino, a poco de conseguir en Rafaela su tercera victoria (cuarta consecutiva del JP Carrera), sobre seis fechas cumplidas con su Chevrolet; sí, que encima carga 30 Kg de lastre.
«Ahora quiero seguir ganando todo lo que pueda, porque así se forman los ídolos, como ocurrió el año pasado con Mariano Werner…», destacó Agustín, sin abandonar su ancha y justificada sonrisa, como explicación a su actitud de sellar con una contundente victoria, la superioridad mostrada durante el fin de semana. Poco que ver con aquel Canapino, que en los tiempos bajo la dirección de su padre Alberto, en función de las estrategias, especulaba lo máxima posible ante de apuntar al triunfo.
Los tiempos cambiaron. Ya no está su influyente y siempre recordado padre Alberto. Por su lado, Agustín pudo liberarse y dar cauce a su genuina ambición ganadora. Y por otro lado, la categoría, ante los retiros del Gurí Martínez y Ortelli, está necesitada de ídolos que hagan vibrar a las multitudes que, como en Rafaela, suelen acompañar al TC. Que mejor que formarlos en las figuras de Canapino y Werner. Dos campeones ásperos que van al frente, y encima reviven el clásico duelo Chevrolet vs Ford. Por ese costado, formación de nuevos idolos, puede entenderse la actual postura de Canapino.
En consonancia con esa tónica, Canapino y Werner compusieron la postal de la carrera «millonaria». Sin embargo lejos estuvo de un tono emocionante. Agustín tuvo todo bajo control. Ni siquiera los dos relanzamientos le dieron alguna chance a Werner. «El Chevrolet de Agustín aceleraba mejor y ahí marcó las diferencias», justificó el entrerriano a la espera para la próxima fecha (26 de junio en Concordia) del un nuevo Ford.
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¿Le falta mucho al asadito?
Después de abandonar, Josito Di Palma y Valentín Aguirre arrecifeños también, mientras transcurría la final, sentados en el pontón del Dodge con el cual Valentín retornó a la marca (imagen tv).
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Al cabo de la final que no mostró grandes pasajes, por si fuese poco, una nueva victoria, la punta del campeonato y el nuevo paso dado hacia la idolatría, Agustín se llevó el premio de 3 millones de pesos otorgados por la carrera especial. «Es algo que me había quedado atragantado», contó, señalándose la garganta, con el recuerdo de su triunfo en la última carrera que hasta el fin de semana se había corrido en septiembre 2019 en Rafaela, pero sin entregar el millonario premio.
Agustín se sacó la espina con una contundencia que le quitó atractivos a la carrera. Todavía no sabe que hará con ese dinero. En cambio tiene claro su destino como piloto: ser campeón e ídolo.
Fotos: Prensa ACTC.
La verdad que no quedo muy bien parado este idolo,aplastando con su llamativo rendimiento para un auto con lastre a todos sus rivales,solo 20 dias despues de quejarse de la ventaja reglamentaria del Toyota…A veces pareciera que la prensa tiene miedo de contrariarlo con preguntas incomodas y muchos periodistas se limitan a festejarlo.
Hasta cuando vamos a dejar que Toyota y Rossi jueguen con todos nosotros y con la categoría .
Hay que aplicar mano dura con la marca.
Si siguen en esa postura hay que mandarlos al TC pista y que hagan la escalera para que aprendan.
¡¡Pobre imbecil!!
No me imagino que haría si tendría un toyota. Desastre hace, desastre
Es un piloto increible en la pista se ven los resultados , vamos CANAPINOOOO .
Como de costumbre históricamente los chivos llorando para que les den más a ellos que a las demás marcas sin excepción.
Actc: dejense de joder con todas las pelotudeces de recargos y todas las merde que implementan para igualar dentro del reglamento ¡¡libertad!!!