LA TORMENTA PERFECTA.
Así se aventuró a calificar a los próximos días en torno a Franco Colapinto, un periodista -distinguido- de los cada vez menos que hacen periodismo, en franca desventaja ante los cantos de sirena provenientes de sectores de la prensa especializada en deportes motor, y de otros que al hablar de carreras de autos y sus incontables avatares, se quedan sin nafta a la vuelta de la esquina.
Eso sí, han sabido interpretar la ansiedad de tantísimos argentinos, al momento por las nubes, a quienes les dicen o escriben lo que la gente quiere escuchar o leer, todo sea por un punto de rating, un ejemplar de un diario más vendido o un clic con el buscado «me gusta» en portales argentos alineados sin condicionamientos con el pibe pilarense. Otros inclusive latinoamericanos, reyes de los «bombazos», de títulos que provocan golpes de efecto no traducidos cuando buscas respuestas en las notas, a los que han sumado «tirando del mismo carro» para empujar a Colapinto hasta sentarlo en la butaca de un Alpine, y si se torna necesario, hacer andar a las máquinas de humo, que en los meses transcurridos de 2025, no han tenido tiempo para enfriarse.
Como es obvio, las líneas que estás leyendo se focalizan en el pibe Colapinto. Desde septiembre del año pasado, cuando conmocionó por su auspicioso debut en Fórmula 1 con un Williams en Monza, se ha convertido por méritos propios primero manejando un auto a casi 300 km/h, después por su carisma y desparpajo y debido a la receptividad encontrada en medios locales, aunque pueda ser excesiva y sin fundamentos concretos en ocasiones al informar/opinar.
La pregunta del año al momento, luego de la tan conversada llegada al equipo Alpine regenteado por el bueno del «tío» o «el padrino» Flavio Briatore, persistía y en veloz ascenso y sin freno:
¿Cuando va a correr Colapinto con el Alpine en un Gran Premio de F-1?
Dedicado a cumplir con su rol de piloto reserva («amenaza» para el asediado Jack Doohan, ocupante oficial de la segunda butaca en Alpine), Colapinto ha dado pie a conjeturas periodísticas no sólo argentas, también del otro lado del Atlántico donde como acá, intereses de toda clase sobrevuelan. Unas flojas de papeles, otras apoyadas en supuestas fuentes y las menos, sustendadas por una data con escasos puntos para rebatir.
Cumplidos en Arabia Saudita, el quinto capítulo del calendario de F-1, y ante la proximidad del Gran Premio de Miami, las especulaciones en torno a si en la «ciudad luz» americana para argentinos y de tantas otras nacionalidades, le llega a Franco el turno anhelado. Sí, sí; no se puede obviar aunque nunca haya podido corroborarse a modo de tener certezas como Dios manda. Se trata del supuesto (y poco probable) contrato válido por cinco carreras entre Doohan y Alpine (Briatore), Esas cinco que han quedado atrás.
Eso sí, la realidad es incontrastable post GP en Arabia Saudita. Los Alpine si bien en Bahrein vía Pierre Gasly y algunos destellos parciales de Doohan (no siempre ha fallado) han mostrado mejoras como para intentar dejar de ser los autos más endebles de las grillas, los resultados útiles brillan por su ausencia.
Y al analizar esa falta, los misiles están apuntados a Doohan quien no ha parado de recibir presiones. Cuidado, presiones que un piloto de F-1, debe prepararse para soportar (la historia de la categoría es vasta en el rubro). «Acoso» a Doohan, y por carácter transitivo destinado a eyectar de la butaca al australiano para que la ocupase Colapinto. «Aunque parezca, no tuve ningún problema con la presión; sí, claro que hubo un par de incidentes como los de Australia y Japón, que podrían estar relacionados con la presión, pero, siendo totalmente sincero, en ninguno de los dos casos hubo relación alguna»,ha sostenido Doohan.
El exceso de Doohan en la práctica 2 en el callejero de Yedaah, en Arabia.
Doohan habrá que coincidir, ha apuntalado muy poco sus pretensiones de seguir en F-1, errores conductivos innegables, más un auto remiso para acompañarlo, lo han mantenido en una situación delicada, en lo personal-anímico y deportivo. Hasta ahora, su palmarés se muestra muy pobre: Abandonó en Australia, 13º en China, 15º en Japón y Bahrein y 17º y penúltimo en Jedaah.
Arabia resultó un fin de semana color negro intenso para Alpine. Gasly duró un suspiró ante el toque con Tsunoda, y Doohan llegó penúltimo…, una mancha más al tigre se leyó en un matutino. Y pudo finalizar último donde marchó hasta la ronda decisiva. El retraso del prometedor brasileño Gabriel Bortoleto en el nada competitivo Sauber -perdió rendimiento- salvó a Doohan.
¿Podría Colapinto revertir el agudo cuadro de situación en caso que pasara a manejar el Alpine de Doohan?. Antes de reiterar que «son carreras de autos», y que Franco se subiría al Alpine actual, no es posible asegurarlo en modo alguno, y menos aún considerarlo un «salvador» más allá de las aptitudes con que cuenta y al mismo tiempo su escasa experiencia (sólo nueve carreras más un par de pruebas). Sí, podría jugar en forma positiva la impronta, convicción y las ganas de Franco.
Algo puede descontarse: Franco va a correr este año en F-1. La misma petrolera estatal YPF (junto a Mercado Libre y Globant, una de las empresas patrocinantes para que corra en 2025 en Alpine) implicitamente lo admite en el spot publicitario actual. Difunde una promoción cuyo premio para el ganador de los participantes, es «acompañar a Franco» en una carrera de F-1.
¿Miami, Imola o para darse el gusto de nuevo de comprobar lo que se siente arriba de un F-1, Colapinto tendrá que pasar el invierno que se avecina en estas latitudes, y por consiguiente claro, el verano europeo que trae aparejado el tradicional parate de la categoría reina. Ah!, aquella frase de «pasar el invierno», lamentablemente siempre latente en la Argentina, esbozada hace unos 60 años por Alvaro Alsogaray por entonces, ministro de economía. Que no le toque a Franco.
nota en desarrollo