El auto, era uno de los que la ACTC había alquilado en el ´93, tecnológicamente remozado, para participar con el número 15 en la Clase GT1. Aguardó a la delegación argentina, otra batalla tremenda a extenderse durante un día: las 24 horas de Daytona, con gran historia en el mundo del automovilismo internacional.
El grupo homogéneo y dinámico formado por los pilotos argentino, superó los entrenamientos, la prueba nocturna previa y la sesión clasificatoria con Facundo Gil Bicella al volante. El actual secretario de la ACTC consiguió esa vez una buena ubicación en la grilla de partida de la Clase GT1. A las dos de la tarde de aquel 4 de febrero de 1995, se puso en marcha la extenuante carrera; más de 80 autos cubrieron el trazado mixto compuesto por dos óvalos y el sector de los mixtos interno.
El hace uno años desaparecido, Ruben Gil Bicella y Hugo Mazzacane, actual presidente de la ACTC, trabajaron como Coordinadores Deportivos de la Misión, en tanto Roberto Calvelo y Carlos Pedernera, fueron los auxiliares mecánicos que colaboraron con los integrantes del equipo americano.
La travesía iba a empezar a dar sus frutos, el auto celeste y blanco pasaba, sumaba kilómetros en el difícil circuito con la siempre desafiante parte nocturna. Una vez reaparecido el sol, acercándose a las instancias finales, el grupo argentino cumplió su cometido en semejante carrera: la cuadriculada cayó sobre el auto número 15.
Daytona… siempre Daytona; aquel grupo criollo y bullicioso cumplió con creces con la premisa de representar dignamente a la ACTC y al automovilismo nacional. La bandera argentina volvió a flamear entre decenas de enseñas del mundo. La muestra del paso de la segunda Misión Argentina. Pasaron 30 años.
Por Daniel Jáuregui (especial para Visionauto)