MIENTRAS LA POLÉMICA SE EXTENDÍA…
Existían indicios acerca que este miércoles en el Hotel Marriot del México DF, sería anunciado que Franco continuará como piloto del equipo Alpine en 2026. De esa forma, se mantendrá la dupla actual dado que Pierre Gasly ya estaba confirmado.
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Bien, ahora al tema, a otra controversia más que cruza a la Fórmula 1, desatada una vez finalizado el colorido y multitudinario GP de Estadps Unidos en Austin, Texas.
Los hinchas argentinos de Franco Colapinto, más otros de distintos países, incluyendo a algúnos conocidos ex-pilotos, rugen, cierran los puños y gritan ¡Dale Franco!, en masivo apoyo a la decisión del pibe de Pilar, que hizo que con una maniobra al filo, superara a su compañero en Alpine, Pierre Gasly.
Los argentinos vivimos con gran intensidad los avatares de la vida, y eso nos lleva más de una vez a perder el eje y pasar por alto procederes y conductas más de una vez establecidas de antemano.
Se puede hacer un gol con la mano y festejarlo a lo loco, y también es posible marcar otro convertido en el mejor de la historia de los mundiales de fútbol, referenciándo claro a lo hecho por Diego Maradona en México `86 para conducir a la Argentina a su segundo título del mundo.
En el mundo, en la Argentina, como en el fútbol, automovilismo y la vida misma, existen normas fijadas que se cumplen sin chistar por estar establecidas. En el absorvente mundo de la F-1, esas normas existen, también contratos y acuerdos preestablecidos. Y son cumplidos, nadie o muy pocos tienen in mente quebrarlos.
Lo establecido implica su cumplimiento y no entra en terreno de discusiones, salvo para apasionados argentinos que tratándose de deportes y en nuestro caso, de automovilismo, de F-1, suelen quebrar ciertas reglas. Procederes que en vez de producir rechazos, generan fuerte aprobación aunque en ese camino existan transgresiones.
En Europa, en EE.UU, en el mundo donde derechos y obligaciones son tenidos en cueneta, a nadie se le ocurre no respetar un semáforo en rojo o, no dar paso a los peatones deteniendo de inmediato el auto. En la Argentina, ya sabés lo que ocurre.
La irreverencia de Colapinto en Austin, bien puede inscribirse en procederes de argentinos, de latinos de sangre más caliente, que lleva a no respetar ordenes o indicaciones como hizo Franco al pasar a Pierre Gasly. Es cierto, sumergidos en el fondo del pelotón como todo el campeonato en curso, poco incidía que uno u otro llegara 17 o 18, es decir en el otro lado del brillante y fulgurante que cobija a las estrellas.
Sin embargo, las decisiones de quienes las resuelven, en la inmensa mayoría de los caso en la F-1, son acatadas. Habrás leído o escuchado, vaya como ejemplo nomás, decisiones dadas a conocer por el equipo Red Bull hacia un tal Max Verstappen, quien no ocultó su desagrado y contrariedad por deber acatarlas.
Argentinos, sudamericanos, latinos a corazón batiente, saben asumir procederes muchas veces reñidos con lo que corresponde. Franco debió mantenerse detrás de Gasly aún con Bortoleto amenazando pasarlo. Si hubiera ocurrido, la responsabilidad hubiera recaído sobre el equipo Alpine, exceptuando a Colapinto con todo derecho a quejarse, pero después de acatar la clara sugerencia emitida desde los boxes.
La desobediencia no ajena a tantos argentinos, reacios a no aceptar lo que debe aceptarse y cumplirse. A más de un piloto, por aceptar, aún siendo una figura no se le cae ningún anillo.
La Argentina fierrera acumula desobediencias, en el automovilismo autóctono como en el extanjero. Lo generado por Colapinto ha vuelto a traer a la memoria, aquella actitud asumida por el Lole Reutemann en Brasil 81, cuando por culpa de la lluvia «no vio» el cartel indicador JON-REUT, ordenando a Carlos ceder la punta a Alan Jones, ambos compañeros en el equipo Williams. Las consecuencias del acto, las pagó Reutemann incidiéndo en la pérdida de un campeonato largamente merecido.
Con todo el ímpetu de un pibe de apenas 22 años, Colapinto entendió arriba de su Alpine que iba contra de sus convicciones aceptar sin chistar la orden del equipo. Y no se trata de pasar por alto el cumplimiento de una indicación. Pensalo desde el punto de vista del respeto que un hombre o mujer, deben poner en práctica acaso casi a diario.
Para la mayoría de argentinos fanas de Franco, estuvo bien el pibe. Sacó a relucir esa irreverencia que dicen, ha guiado a tantos compatriotas notables. Para quien considera que existen derechos y obligaciones, su estupenda maniobra no debió producirse porque no correspondía. ¿Que hubiera dicho Colapinto si hubiera estado en el lugar de Gasly.
El automovilismo también se nutre de pecados de juventud, y es esencial capitalizarlos.
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Y MIENTRAS TANTO
Su rol como empresario ha despuntado. Colapinto lanzó su propia empresa vinculada a la venta de anteojos que, muestran un aditamento muy especial inspirado en la bandera de la Argentina.
El emprendimiento reflejará además su compromiso de destinar el 50% de las ganancias a un fondo para pacientes con cáncer en España. ¿Y con los de la Argentina?
20-10-25




















