SEGUNDOS AFUERA.
A los dos duelistas con más fuste, podés agregar a Mariano Werner, con la brújula desacomoda este año. Cada vez que se han topado el Titán y el Misíl, como sucedió en San Nicolás donde retomaron la pelea extraviada, el cara a cara deseado fue inevitable. Demasiado había transcurrido, lo mostrado por Rossi arriba del Toyota Camry había sido pobre mucho más de lo deseado. Por ende, estar a la altura del Chevrolet Camaro rojinegro, era una quimera.
Además, a los 41 años, ¿era el mismo Rossi de antes? Incógnitas planteadas en voz baja, así como las derivadas sobre Canapino, luego del golpazo significado por su traumática salida de IndyCar. Le costó reacomodarse al automovilismo argentino, sobretodo desde lo mental y anímico, una vez concluído el «sueño americano». Hoy tiene 35 años.

Se acercan a la jóven veteranía con sus atributos conductivos bien reconocidos. Hasta que en San Nicolás, después de mucho tiempo, se reencontraron en el (perdón Lucho Kinder) en el desenfrenado «chapa-chapa» por la punta, y a la vez bailando en el Titanic con los límites, pero sin producirse enfrentamientos de otras ocasiones y continuados abajo de los coches. La pelea por la carrera, permitió corroborar que estos muchachos, juegan en otra liga, vaya a saber hasta cuando.
Vueltas al filo de la navaja, en un circuito demasiado corto para las demandas del TC extendidas desde los últimos años. Se anotaron 50 autos para la segunda fecha de la Copa de Oro Río Uruguay Seguros, y fueron esos 50 los que tomaron parte de la final iniciada con la incetidumbre planteada por la lluvia. Demasiados.
El gran sobrepaso de Canapino a Rossi, a poco de la finalización, selló el resultado, catapultó a Agustín como máximo candidato al título (sería la quinta corona), elevó a tope el amor propio del arrecifeño, renuente como pocos a deslizar sentimientos íntimos y potenció la confianza en el Canning Motorsport. A su vez, dejó a Rossi con gusto a revancha en la boca, aunque también sabe guardar bajo siete llaves lo que realmente siente o le pasa por su cabeza. Las cuentas pendientes entre ambos, perduran…
El Chevrolet Camaro, como no mencionarlo, ni más ni menos se trata de carreras de autos. Es la bomba en la actual instancia decisoria del Turismo Carretera. En el Toyota Camry inferior, se defendió Rossi en punta, más aún favorecido por el circuito donde viajás casi siempre doblando. Hasta que Canapino hizo la estupenda maniobra pensada a muy poco de la cuadriculada y se acabó la historia.
El capítulo inicial había sido el sábado con la pole demoledora, dejó a todos boquiabiertos, «sorprendidos», fue lo más escuchado. Como no pudo ser de otra manera y más ante las instancias actuales acostumbradas en el TC, sobrevolaron trascendidos y suspicacias sobre el encuadre reglamentario del Camaro del Canning, la herramienta para que Canapino acumulara ya, cuantro triunfos en el año.
«Sí, se habló mucho del funcionamiento del auto de Agustín, pero fue de «pico», nadie saltó y menos presentó una denuncia. Después, el domingo una vez que ganó y lo llevaron a la técnica, fue desarmado todo lo mismo que otros, y el resultado fue que todo estaba bien», le contaron a Visionauto.
En Paraná, pese al Canapino demoledor a falta de tres fechas por la Copa de Oro, el libro continúa escribiéndose. ¿Te animás a firmar como será el final?. Vision lo deja a tu criterio…
Fotos: prensa gentileza TC La Revista, imágenes gentileza programa Carburando, Youtube.
7-10-25




















hacen bien las rivalidades, canapino, werner, rossi, santero + los fritzler, martinez que vienen reclamando espacio. optimiza el espectaculo la vehemencia y porfia en la pelea de un puesto. es un activo de la actc, tenerlos dentro sus fiscalizadas a estos pilotos. ello, no obsta decir que los ardusso, tambien suman desde su estilo a la calidad del espectaculo.
creo, que la base de estos duelos, se sustentan en la no existencia de equipos oficiales, que fue lo que origino en sus momentos aquellos roces estridentes entre mouras y castellano (feroz) y luego entre pincho y angeletti (sin chisporroteo) del 86 al 89. al correr para si, el piloto, gesta decisiones propias y asume riesgos lo que valida mas al espectaculo.