EL DOMINIO DE MERCEDES BENZ EN LA FÓRMULA 1, NO CONOCE DE FISURAS.

La escuadra alemana, hilvanó los últimos cinco títulos de pilotos (cuatro con Lewis Hamilton y el restante con Nico Rosberg) y de constructores. En el actual ejercicio, las Flechas de Plata no tienen rivales: ganaron los ocho grandes premios disputados, con seis dobletes. Con apenas el 38% del campeonato cumplido, Hamilton ya le sacó 76 puntos a Sebastian Vettel (tercero del torneo. y primer no Mercedes del listado). Es decir, casi tres carreras contando el punto extra por lograr el récord de vuelta. Y entre los constructores, la escudería que reparte su base en Brackley y Brixworth, le lleva 140 unidades a Ferrari. Con estos números, y sin una lucha interna fuerte (Valtteri Bottas no es rival), sólo resta saber con cuántas fechas de anticipación Hamilton sumará su sexta estrella, para superar a Fangio y quedar a una de Michael Schumacher.

Brawn y Schumacher, ah!, aquellos años dorados…

Con tal supremacía, el debate pasa por el tedio que genera el paseo de las Flechas de Plata. Desde que se estrenaron los motores 1.6 híbridos en la temporada 2014, Mercedes ganó 82 de las 108 carreras que tuvieron lugar. El resto: Ferrari festejó 14 veces y Red Bull, 12. Nada más. En aquella primera temporada, todos apuntaban la ventaja al beneficio que tuvo la marca de la estrella, al contar antes que nadie con la nueva reglamentación para los impulsores, ganando casi un año de trabajo sobre sus rivales. Ahora bien, ¿qué hizo el resto?

LOS DESATINOS EN FERRARI

Y ahí hay que ir a ver directamente a Ferrari, el único equipo con presencia perfecta en todas las temporadas de la Máxima, y el que más hinchas tiene en el mundo. Los desatinos de la Rossa en los últimos años fueron enormes. Los tiempos de dominio de Schumi, son imágenes en sepia ante el presente oscuro.

Aquellos buenos viejos tiempos de la Rossa tenían a Jean Todt (hoy presidente de la FIA) como director; Ross Brawn era el director técnico (desde 1996 hasta 2007), secundado por Rory Byrne como diseñador. El grupo técnico que construyó y diseñó las Ferrari, era el mismo que había triunfado en Benetton con Schumi. Todt, Brawn y Byrne formaron un granítico conjunto. Pero todo comenzó a desmembrarse. Byrne fue reemplazado por Aldo Costa en 2005. Un año después, el italiano ascendió a director técnico ante la mudanza de Brawn a Honda. En 2008, el que armó el bolso fue Todt. Desde entonces, la danza de nombres no paró en Ferrari. Como ocurre en el fútbol, cuanto pasan muchos entrenadores por un equipo es porque los resultados no llegan.

A Binotto no le ha tocado atravesar un mar calmo.

Costa estuvo hasta 2011. Fue reemplazado por un triunvirato: Pat Fry, a cargo del chasis y director de ingeniería; la producción bajo la tutela de Corrado Lanzone y el motor y electrónica con la batuta de Luca Marmorini. La falta de resultados barrió con todos y llegó James Allison (venido desde Lotus) en 2013. Allison también voló por la falta de resultados: su lugar lo ocupó Mattia Binotto. En la dirección, Todt le dejó el puesto a Stefano Domenicali, quien fue arrasado por la falta de títulos en 2014. Quedará para el recuerdo la pésima gestión de carrera que Ferrari tuvo en el GP de Abu Dhabi de 2010, con una estrategia absolutamente equivocada, que sirvió en bandeja el título a Vettel cuando todos los cañones apuntaban a Fernando Alonso con la Ferrari.

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Y habría más. En 2014, Luca Cordero di Montezemolo dejaba la presidencia por “petición propia”, según el comunicado de entonces. Su lugar lo ocuparía Sergio Marchione. El puesto de director del team de F-1 recayó en Marco Mattiacci, pero estuvo apenas siete meses (abril a noviembre de 2014). Marchione quiso reconstruir todo y nombró a Maurizio Arrivabene, un ejecutivo de marketing llegado desde la tabacalera Phillip Morris. ¿El resultado? Pésimo, Ferrari perdido. El cambio de rumbo que pensaba Marchione, no logró llevarlo a cabo porque murió en julio del año pasado. El egipcio Louis Camilleri, ex presidente mundial de Phillip Morris, fue nombrado CEO de Ferrari. Su interés por las carreras pasa por no más de tres visitas al año a algún paddock, incluyendo, lógicamente, Monza. John Elkann, nieto de Gianni Agnelli, asumió la presidencia. El grupo directivo decidió, al cierre de 2018, el cambio que pretendía Marchione: correr a Arrivabene y poner en su lugar a Binotto como director. Pero no hay caso: el SF90 está a un mundo de Mercedes.

A todo el berenjenal de nombres que pasaron por los cargos jerárquicos de Ferrari, se les suman los pilotos que se sentaron en las butacas rojas desde 2008: Kimi Räikkönen, Felipe Massa, Giancharlo Fischella, Luca Badoer, Fernando Alonso y Charles Leclerc. Ferrari sumará este año la 12ª temporada sin ganar la corona de pilotos (Räikkönen, en 2007, el último), y la 11ª sin celebrar entre los equipos (desde 2008). A la supremacía de Mercedes se le suma el desconcierto de Ferrari, sumido en errores y cambios de nombres que no terminaron de cuajar.

 

Por Alejo Iriart
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1 COMENTARIO

  1. El problema principal es que al igual que lo que pasa en las carreras y como bien señalás, Mercedes arrancó con la tecnología híbrida marcando una ventaja y desde ahi no paró de evolucionar (a la alemana), Ferrari también evolucionó (pero a la italiana) y partiendo de atrás no solo tenés que alcanzar a tu rival sino que deberías hacer un salto aún mayor para que te deje con chances de ganarle a tu rival y te blinde un poco mejor de las eventualidades que pueden surgir (errores de estrategia, problemas en los pit stop, lucha de egos dentro del equipo, etc.).

    Con lo fino de la tecnología de F1 y la organización «a la italiana», creo que ese salto es imposible.

    De todas maneras sigo disfrutando de la F1 gracias a los pilotos irrespetuosos pendejos locos de mierda que entraron últimamente.

    Ah, y que vuelva «champan o suero» !

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