CON O SIN BOICOT, REUTEMANN INTUÍA QUE NO PODÍA SER CAMPEÓN

SORPRESA Y CONMOCIÓN.

Son las sensaciones provocadas en el ambiente automovilístico nacional (no se conocen repercusiones en el ámbito internacional) por las declaraciones de Cora Reutemann, la hija mayor de Carlos Alberto Reutemann luego de las particulares confesiones de Bernie Ecclestone en el documental Lucky emitido por la señal STAR .Una señal en la que Bernie tiene intereses, lo que no descarta que esas supuestas declaraciones en las que reconoce un boicot con sobornos para que Lole no logre el titulo 1981, formen parte de una campaña mediática.

También extraña la lejanía en el tiempo del hecho comentado (boicot en la carrera final de Las Vegas de 1981 que definió el título de Fórmula 1), el alto nivel del personaje involucrado (Bernie Ecclestone) y la insóita solicitud de Cora Reutemann para que le se le otorgue a su padre ese título que en la pista ganó el brasileño Nelson Piquet sobre un Brabham del equipo dirigido por Ecclestone, quien en esos años ya tenía una fuerte influencia en la categoría.

Por encima de las opiniones de Cora siempre hubo un manto de misterio sobre aquella definición del título en Las Vegas 1981 que Lole perdió por un punto con un Williams que tras marcar la pole se fue retrasando en carrera hasta llegar octavo. Durante varios años ganó aceptación popular la teoría de un boicot del propio equipo Williams, por la desobediencia de Lole en Brasil, olvidando las cláusulas de un contrato que favorecía a su compañero Alan Jones.  No hubo quejas, ni acusaciones de Lole al equipo, ni a Frank Williams (incluso corrió las dos primeras carreras de 1982) y ese silencio contribuyó a incrementar el misterio.

De alguna manera las supuestas declaraciones de Ecclestone en la serie televisiva, absuelven a Williams pero no quitan la sospecha que, por otro lado, algo hubo para que Reutemann no se consagrase campeón. Y ese algo bien pudo venir del propio equipo Brabham, no con acciones directas contra Lole sino con distintas situaciones propias de las carreras y los autos que favorecieron a Brabham. Por ejemplo, la ilegalidad con la que impunemente corrieron varios Grandes Premios los Brabham BT 49  de Piquet y  el mexicano Héctor Rebaque, accionando en carrera el prohibido sistema de las célebres polleritas  que hacían al efecto suelo que con distintas argucias se levantaban y convertía en legal al auto al llegar a boxes. Como ejemplo los memoriosos recuerdan la patética imagen de la facilidad con la que el mediocre Rebaque le ganó  a Reutemann en Argentina ` 81, el segundo lugar que luego perdió por un extraño abandono.

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Cora Reutemann, hija de Lole, en la última edición de Autoclásica junto a su hijo Santiago, nieto del Lole sentado en el Brabham de F-2 Europea del equipo del ACA de principios de los ´70. Junto a ellos el periodista Mauricio Gallardo. Cora ha dicho que en los últimos días de vida de su padre, le pidió a Ecclestone que lo llamase por teléfono y le reconociera que era el verdadero campeón 1981.Otro hecho clave para torcer deliberadamente el destino del título 1981, fue el cambio de neumáticos que varios equipos realizaron a partir del Gran Premio de Francia (mitad de temporada) ante el regreso de GoodYear. Tanto Williams como Brabham cambiaron las radiales francesas de Michelin por las convencionales GoodYear americanas. “¿Para qué cambiamos si veníamos bien con las Michelin?, fue la pregunta de un preocupado Reutemann a Frank Williams. No tuvo respuesta. Si, encontraron explicaciones las dudas de Lole ante el cambio con el desarrollo de las carreras que completaron el campeonato. Con las GoodYear sumó apenas 12 puntos en las últimas ocho carreras, lejos de los 37 cosechados con Michelin en las siete iniciales. Por el contrario Brabham pasó de 22 con Michelin a los 28 con GoodYear. Un diferencia clave para la definición del título. Años más tarde en el libro Ecclestone, el hombre de que inventó la Fórmula 1, Bernie reconoció la presión ejercida para que Williams cambiase a las GoodYear como parte de la estrategia para conseguir ese título mundial que le reclamaba su patrocinante Parmalat para renovar el millonario contrato.

Pasaron cosas en ese tramo final de campeonato que en las últimas seis fechas diluyó la ventaja de 17 puntos (43 a 26) que Reutemann tenía sobre el brasileño. Una ventaja importante, de casi dos carreras, en tiempos que se repartían 9,6,4,3,2, y 1 punto a los seis primeros clasificados. A los contratiempos mencionados pueden sumarse la rotura del motor en Alemania, el choque con Laffite en Holanda y el toque con Piquet en los entrenamientos de Las Vegas. Lole no hablaba mucho ni se quejaba, pero no desconocía las dificultades del camino con sus distintos escollos. Por eso alguna vez se sinceró ante Miguel Angel Merlo y Alfredo Parga, dos tan recordados colegas que seguían sus campañas.

“No crea que salga campeón…”, les dijo con el realismo, a veces exagerado, con el que solían definir las situaciones. Y eso que en ese  momento, como en 13 de las 15 fechas, lideraba el campeonato.

Analítico como era, ¿sabría algo Reutemann de ese boicot que, 42 años después toma su hija Cora para buscar la  reivindicación con el pedido del otorgamiento del título?.  Una forma de reivindicación que, por encima de los grandes merecimientos de Lole para ser campeón en su momento, a 42 años suena tan inoportuna como utópica.

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