DATOS SORPRENDENTES DESDE VOLVO TRUCKS

Aunque la fabricación de baterías de iones de litio implica un alto consumo de energía y emisiones de CO2, este impacto se compensa rápidamente durante el uso del vehículo. Según un estudio de la International Council on Clean Transportation (ICCT), los camiones eléctricos pueden reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 63% en comparación con sus equivalentes diésel. Después de recorrer solo 100,000 km, una distancia que a menudo se alcanza en un año, el impacto ambiental de un camión eléctrico es inferior al de su equivalente diésel.

El tema de la autonomía, también es relevante. Recientemente, se estableció un récord con la distancia más larga recorrida por un camión 100% electrificado: 1099 kilómetros. Se hizo con un Volvo FH, de 19 toneladas, que cuenta con 680 CV de potencia y una monumental batería de 680 kWh; la más grande instalada.

Por su parte, nuevos datos de seguimiento de la flota de camiones eléctricos de Volvo revelan que recorrieron más de 80 millones de kilómetros en tráfico comercial en todo el mundo desde 2019. Cubrir la misma distancia con camiones diésel equivalentes habría consumido más de 25 millones de litros de diésel. En ese mismo período, las emisiones de dióxido de carbono se habrían reducido en 68.000 toneladas en comparación con unidades diésel.

El acceso a electricidad ecológica es fundamental para maximizar los beneficios climáticos de los camiones eléctricos. Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), las energías renovables representarán casi el 95 % del aumento de la capacidad energética mundial hasta 2026.

Las baterías de los camiones eléctricos no solo son reciclables, sino que también pueden ser reutilizadas antes de llegar al final de su vida útil.  En colaboración con Connected Energy, Volvo Trucks reutiliza estas baterías en sistemas de almacenamiento de energía, lo que no solo prolonga su vida útil, sino que también reduce la necesidad de extraer nuevos materiales.

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Los camiones eléctricos con batería y los accionados por celdas de combustible de hidrógeno no compiten entre sí; en realidad, se complementan. Mientras que los camiones eléctricos con batería son ideales para la mayoría de las operaciones de transporte actuales, los de celda de combustible ofrecen una alternativa de cero emisiones para tareas de alta demanda energética, como el transporte de larga distancia.  

El cobalto, un componente esencial de las baterías de iones de litio, es objeto de preocupación debido a las condiciones laborales en su extracción. Sin embargo, el sector automotriz ha implementado medidas para asegurar la trazabilidad de los materiales, garantizando que los proveedores respeten los derechos humanos y laborales.

Aunque las bajas temperaturas afectan la eficiencia de las baterías, el impacto es menor de lo que se podría pensar. Por ejemplo, en camiones eléctricos como los de Volvo Trucks, la pérdida de autonomía a -10 grados centígrados es solo del 3%, y a -20 grados centígrados, desciende alrededor del 10%.

Según el informe Global EV Outlook 2022 de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), los precios del litio, cobalto y níquel, minerales esenciales para la fabricación de baterías, aumentaron considerablemente, lo que podría incrementar el costo de los paquetes de baterías en un 15% si estos precios se mantienen.  A largo plazo, el acceso a minerales para la producción de baterías es un desafío que la industria está abordando activamente. Los fabricantes están invirtiendo en la investigación de minerales alternativos, reduciendo la cantidad de materiales necesarios y aumentando el uso de materiales reciclados. Estas medidas no solo aseguran la viabilidad de la electrificación del transporte, sino que también contribuyen a cumplir con los ambiciosos objetivos de emisiones de gases de efecto invernadero establecidos en el Acuerdo de París.

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