INGENIO, GANAS Y CREATIVIDAD.

Estas tres virtudes mostraron Andrés Girolami, Hernán Enrique, Francisco Vázquez, Tomás Fernández, Inés Yeh, Brian Schevindt, Arian Potocsnyak y Luciano Riggio, estudiantes del 5° año de la sección Electromecánica de la escuela Técnica N°1 “Brigadier General Pascual Echagüe”, Entre Ríos, que forman el equipo que participa del Desafío Eco 2015, cuya 1° fecha fue en el Oscar y Juan Gálvez.

¿Cómo arrancaron estos chicos?. Ellos mismos te lo cuentan. “Nos fue llamando el profesor Sergio Segovia, que está en el área de Herrería de los talleres de la escuela. Nos citaron una tarde y empezó como un sueño porque así se fue dando”, recordó Luciano Riggio, jefe del equipo, quien mencionó que junto a Segovia también están otros dos docentes: Andrés Daniel Coria y Exequiel Báez. Eso sí, no tenían demasiada idea de cómo construir el auto: “Primero fuimos mirando fotos e ilusionándonos un poco. Segundo: empezamos a limpiar el lugar que se nos asignó acá en el taller, que está en reparación. Cada vez fuimos ilusionándonos más”, agregó Riggio.

El taller donde todo comenzó y en donde se le dio forma al auto.

 

Sinceramente lo fabricamos con bancos. Medio que lo reciclamos. Eran bancos donde nosotros escribíamos y que estaban desarmados, en desuso. Eso fue lo raro porque al principio fuimos apilando esos fierros y no tenían color, ni forma. Después comparamos la foto que sacamos cuando apilamos ese montón de fierros con lo que quedó una vez terminado el auto es impresionante el resultado”, contó el jefe de equipo sobre cómo construyeron su auto ecológico. El resultado en un prototipo de emisión cero, identificado con el número 52, que con tres baterías de 12 volts, en serie, y dispone de una centralita que convierte la energía de las baterías. “Tiene un acelerador que se maneja con el puño, como en una moto. Lleva una sola rueda tractora y después tiene dos frenos a disco en las ruedas de bicicleta. No tiene mucho secretos más”, describió.

Francisco Vázquez, uno de los pilotos, detalló cómo se construyó la carrocería: “Utilizamos cartones y después fibra de vidrio que nosotros fuimos colocando, capa por capa, hasta llegar al producto final. Luego le pusimos masilla plástica y lo pintamos”. Y contó sus sensaciones al conducirlo: “Se destaca porque no tiene sonido. La verdad que es muy lindo manejarlo”. Arian Potocsnyak, el otro «driver», contó que manejarlo fue “bastante fácil, con nervios porque fue la primera vez que lo hacía y podía probar concretamente en la pista. Después la fui llevando normal. Fue una emoción porque sabíamos que lo habíamos hecho nosotros”.

La emoción de los alumnos entrerrianos en la grilla del autódromo Oscar y Juan Gálvez.

 

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Fuente y fotos: Concordia.elentrerios.com

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