JÓVENES Y FLACOS.

Tan absurdamente de moda en los últimos tiempos para algunas convocatorias profesionales de trabajos, este par de características se han dado en el primer examen, que en la pista de Neuquén tuvo el nuevo formato diagramado para la cuarta fecha del TC 2000.

Son jóvenes, casi adolescentes, el poleman Ignacio Montenegro (17 años) y su escolta Jorge Barrio (18). Dos chicos que venían dando mucho y bien que hablar, especialmente Barrio por su bicampeonato en la Fórmula Renault y el título en la actual TC 2000 Series. Sin tantos pergaminos, ni trascendencia, Montenegro también ha ido mostrandose a partir de su desembarco en la parte final del año pasado en Honda. Se potenció en 2022 ante el arribo a Renault.

En su cuarta carrera como piloto del Axion Sport Team con el Renault Fluence, Montenegro logró su primera pole en la categoría. «Es la que más se recuerda y la más sufrida», dijo quien ha cuenta con antecedentes en categorías nacionales (TC 2000 Series y Fórmula Renault) e internacionales como F 4 Española.

Están “flacos” los autos de ambos pilotos. Sin un gramo de lastre el Fluence de Montenegro, y con 20 Kg el Toyota de Barrio. Poco en la comparación con los 60 Kg que carga Julián Santero (clasificó noveno) como líder del campeonato, los 50 de Canapino (cuarto), los 40 de Llaver (tercero) y los 30 de Pernía (quinto), el cuarteto de protagonistas centrales del campeonato.

Desde el punto de vista de los resultados (1-2 de pilotos jóvenes y un poleman debutante), puede considerarse positivo el resultado de la implementación de la clasificación dividida en tres tandas al estilo de la Fórmula 1. Tal vez, se quedaron cortos con los cinco minutos de duración de la tanda definitiva. Es poco, especialmente para el público.

«El objetivo es quedar por delante de mis rivales en el campeonato», destacó Canapino como cauto pronóstico que en principio no contempló la posibilidad de su tercera victoria consecutiva en la categoría.

Quedó pendiente el gran examen al que apuntó al formato de dos carreras (11,18 y 11,50 horas) de 20 minutos más una vuelta, con clasificaciones diferentes y una parada obligatoria en alguna de ambas. Un esquema similar al que aplicó exitosamente la semana anterior el Top Race, en el mismo circuito de Neuquén. Eso sí, con la diferencia que la parada obligatoria era para cambiar el neumático delantero derecho, y no para la recarga de combustible.

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En cambió no se modificó la extensión de 20 minutos más una vuelta. Poco para una categoría, que es la segunda en importancia en el automovilismo nacional, y para algunos la más tecnológica de Latinoamérica. Valga como dato curioso y asombroso, señalar que su exigencia de 20 minutos más una vuelta para cada una de las carreras era la misma que cumple en forma habitual una de las teloneras, la Fiat Competizione… 

“Esta bueno para mejorar el espectáculo en la pista”. Palabras más, palabras menos, fueron pronunciadas en la mayoría de las opiniones sobre el nuevo formato, apuntado a lograr carreras más atractivas, promovido por ese cúmulo de exigencias que incluyen performance, estrategia y dosis de fortuna, buena o mala, y que como dijo Pernía “nos harán trabajar más a todos”.  Ojalá fuera para que se vean carreras más entretenidas, aunque éste no sea el mejor camino.

 

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