EL DÍA QUE LA TRAGEDIA TAPÓ AL GLAMOUR

“Cuando te llega el momento de la muerte, ese día no tenés nada que hacer…” repetía Lorenzo Bandini  con bastante lógica pero también para justificar ese sentido fatalista que  también le llevaba a advertir que “un corredor y su familia deben estar preparados para enfrentara a la muerte”.

Bandini largó 42 Grandes Premios puntabes entre Bélgica 61 y Mónaco 67. Ganó sólo en Austria 64 e hizo una pole (Francia 66). En 1962 venció en una carrera sin puntaje en Siracusa..

 

No le faltaba razón en aquellos años de los 60 en que la muerte era un frecuente visitante de las carreras y donde sin ser un talento excepcional, Bandini se había posicionad entre los grandes de la época, como Clark, Surtees, Brabham, Stewart, hasta llegar  a integrar el equipo Ferrari, donde por fin en 1967 había consolidado el status de primer piloto y esperanza italiana de ver un compatriota campeón sobre unos de los autos de Maranello  Nacido en Libia, el 21 de diciembre de 1935, tuvo ciudadania italiana, por la nacionalidad de sus padres y porque a los cuatro años junto a ellos se radicó definitivamente en Italia. Quedó huérfano de padre cuando Giovanni Bandini fue arrestado y fusilado por los comandos de guerra italianos. Esto lo obligó a trabajar desde la adolescencia y potenció su esfuerzo Su  llegada con 15 años al taller de Goliardo Freddi fue clave en lo deportivo y personal. Freddi fue quien le prestó el primer auto para empezar  a correr y con los años se convirtió en su suegro, al casarse Lorenzo con su hija Margherita.

La carrera continuó y los autos pasaron varias vueltas a escasos metros donde entre las llamas de la Ferrari se consumìa la vida de Bandini.

 

Nadie llega a Mónaco pensando en que va a morir. Tampoco, y pese  a su actitud fatalista, llegó Bandini aquel 7 de mayo de 1967, para correr el Gran Premio de Mónaco, la segunda fecha del campeonato y la primera para el equipo Ferrari en ese año tras haber estado ausente en la apertura de Sudáfrica. Su compañero Chris Amon recordaba una particular anécdota que pareció premonitoria. “Salíamos del hotel rumbo al circuito y en un momento Lorenzo se detuvo y mirando el ambiente sereno y el brillante marco que formaba el sol sobre el Mediterráneo, se quedó pensando y  luego de unos segundos me dijo: qué lindo  sería que nos pudiéramos quedar para disfrutarlo…” contaba Amon que aquel día corrió su primer carrera para Ferrari y llegó tercero.

El dramático momento en que al dar vuelta la Ferrari incendiada, los rescatistas encuentran el cuerpo de Bandini con múltiples quemaduras y lesiones.
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Horas más tarde cuando transcurrían 82 de las 100 vueltas y tras su inútil intento  de alcanzar al Braham líder de Denny Hulme, el cuerpo de ese Bandini que tenía más ganas de disfrutar el paisaje que de correr, quedaba atrapado dentro de la hoguera en que se convirtió su Ferrari número 18, al tocar el borde interno de la chicana,  salirse de pista, chocar contra un amarradero de yates mal protegido, romper los tanques de combustible y darse vuelta con el fuego potenciado por los fardos de pasto que delimitaban la zona. En boxes, al no advertir el paso de la Ferrari de su esposo y ver la  columna de humo negro, Margherita pensó lo peor. Frente al televisor en su despacho de Maranello , Enzo Ferrari también intuyó que otra vez la tragedia envolvía á uno de sus pilotos “Cuando ví el coche en llamas supe que era uno de los míos. No sé por qué pero intuí que era Bandini quien estaba en ese incendio  y que nunca más lo vería…” reconoció sin vueltas el patriarca de los autos rojos.

Resulta inconcebible por estos días saber que los primeros auxilios llegaron recién a los tres minutos y que la carrera continuó a velocidad pura mientras la Ferrari ardía a un costado de la pista. “Fue una de los espectáculos más horribles que vi en mi campaña” comentó Graham Hill, a quien en octubre de 1964, Bandini le había impedido lograr el título mundial al cederle a John Surtees en la última vuelta del Gran Premio de México  el segundo lugar que su compañero en Ferrari, necesitaba para ser campeón y postergar a Hill. Este cruel panorama no impidió que al terminar la carrera, Denny Hulme subiese al palco real para recibir de los príncipes el trofeo de ganador. Por entonces en la Clinica Grace, el cuerpo de Bandini era recibido con quemaduras de tercer grado en el 90% de su cuerpo y un brazo derecho tan maltrecho que motivó su inmediata amputación. La gloria y el drama separados por pocas cuadras.

Bandino ganó varias carreras en Sport. La más importante fue las 24 Horas de Le Mans en 1963 sobre una Ferrari y junto a Ludovico Scarfiotti.

 

“Hay que esperar las próximas 48 horas” le dijo el doctor Charles Louis Chatelain a Margherita en la noche tras una operación de seis horas, pero colocando la supervivencia de su esposo en la escala de un milagro. No hubo milagro y si, una cruel agonía para Bandini por los terribles dolores que apenas podían calmar las dosis de morfina que le aplicaban. Fue tan grande ese sufrimiento que en sus escasos instantes de lucidez, Bandini pedía que lo dejasen morir… La piedad divina llegó el miércoles 10 de mayo.

El accidente disparó críticas hacia diversos objetivos. A los organizadores por la tardanza y desprolijidad de los servicios de asistencia. A Enzo Ferrari, especialmente del  Osservatore de Roma del  Vaticano, por “inmolar a otro hijo  en el altar del Dios de la velocidad”. También hubo un reconocimiento a la responsabilidad de Bandini, quien presionado por la necesidad  de un buen  resultado y agobiado físicamente por la tremenda exigencia de una carrera tan larga cometió varios errores con pasadas del límite en las zonas del Gasómetro y la chicana.Su esposa contó que en la última pasada lo vio con el pañuelo dé proteccion de la boca bajo y haciendo con las manos ampulosos gestos de impotencia por no poder acercarse a Hulme. Otra prueba irrefutable fue encontrar en los restos de la Ferrari la caja  de cambios colocada en quinta velocidad en una zona que se transitaba en tercera marcha… La trágica experiencia motivó una notable mejoría en los servicios  de seguridad y también la reducción a 80 vueltas  de un Gran Premio que hasta entonces  exigía un centenar.

Verstappen fue el último ganador del Trofeo Bandini que premia a la combatividad, una caracteristica del extinto piloto italiano.

Bandini nunca había ganado en Mónaco pero había tenido buenas actuaciones con su tercer puesto en 1962 y los segundos en 1965 y 1966. Por eso un año antes y en plena preparación de la célebre película Grand Prix su director John Frankenheimer lo consultó sobre el lugar más adecuado  para escenificar  un accidente- “La chicana..” contestó sin dudar el italiano. Fue otra de las premoniciones de este Lorenzo Bandini que también intuía que iba a morir joven.

Murió a  los 31 años y como decía, cuando llegó ese día no hubo nada que hacer.

 

Por Miguel Sebastián

Fotos:   wallpapercute.com y sportwefakty.wp.pl.

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1 COMENTARIO

  1. Excelente sintesis de un piloto que no pudo llegar a mostrar todo su potencial. Se convirtioen una leyenda del automovilismo.

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