EL COMIENZO DE UNA NUEVA ERA.

Era tan distinto al actual aquel Campeonato Mundial que arrancó hace 70 años en Silverstone que ni siquiera tenía oficializada la denominación de Fórmula 1. Una denominación que tomó cuando el carácter supremo del número 1 fue considerado el adecuado para definir a la categoría más importante del automovilismo mundial, hasta entonces referida como Fórmula A o Autos Especiales.

No arranco aquel 13 de mayo de 1950 la era de los Grandes Premios, que ya poseía lejano antecedente de la primera década del siglo XX con el Gran Premio de Francia como su primer mojón en 1906. Si, ese día, bajo un poco habitual sol inglés, empezó a concretarse la idea de un campeonato mundial bosquejada en los años 30 a partir del certamen europeo pero silenciada por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. De haberse concretado, figuras de aquellos años como Tazio Nuvolari, Bernd Rosemeyer, Rudulf Carraciola hubiesen tenido el reconocimiento que disfrutan campeones de estas últimas 7 décadas.

Juan Manuel Fangio y Giuseppe Farina reciben el saludo del rey Jorge VI antes de comenzar la carrera. El primer Gran Premio de fórmula 1 también fue un acontecimiento social en Inglaterra.

Retornada la paz al mundo, finalmente aquella idea terminó de tomar forma a fines de 1949, cuando la Federación Internacional de Automovilismo se sintió “madrugada” por sus colegas de la Federación de Motociclismo, que ese año ya habían puesto en marcha el primer torneo mundial, y puso manos a la obra. No demandó un cambio muy brusco ya que simplemente se emprolijó bajo las mismas normas el tema reglamentario que regía para los hasta entonces denominados Autos Especiales. Se fijaron como opciones de motores los atmosféricos de 4,5 litros o los sobrealimentados de 1,5 mientras que para el computo del campeonato se estableció la escala de 8,6,4,3 y 2 puntos para los 5 primeros clasificados y que el autor del récord de vuelta sumase 1 punto. El calendario se armó sobre la base de las principales carreras europeas (Inglaterra, Mónaco, Francia, Bélgica, Suiza e Italia) a las que para darle características de mundial hubo que sumar una carrera fuera de Europa. Por la cada vez más importante presencia de Juan Manuel Fangio y el recuerdo de las Temporadas Internacionales en Retiro y Palermo, inicialmente fue considerada Argentina pero la falta de un autódromo cerró temporariamente esa chance que pasó a ser de Estados Unidos con las 500 Millas de Indianápolis. Una presencia simplemente simbólica ya que con la excepción de la fugaz participación de Alberto Ascari en 1952 y el intento frustrado de Fangio en 1958, ninguno de los habituales pilotos de Gran Premio corrió en ovalo estadounidense como tampoco los pilotos yanquis cruzaron el Atlántico. Una situación que duró hasta 1960 cuando Indy salió del calendario.

El afiche de la carrera inicial del Mundial lo promociona como Gran Premio de Europa sin mencionar en ninguna lado la categoría Fórmula 1.

Una multitud estimadas entre 120.000 y 150.000 personas reflejó aquel lejano 13 de mayo de hace 70 años el interés por la novedosa propuesta del campeonato mundial que fijó su primera escala en Silverstone, una antigua písta de despegue y aterrizaje utilizada por los aviones británicos durante la Segunda Guerra Mundial, convertida en pista de carreras De la importancia y atracción del espectáculo dio cuenta la presencia de la realeza británica, encabezada por el rey Jorge VI, la aún vigente reina Isabel, la princesa Margarita y los duques de Mounbatten de Burma. Como la mayoría, no imaginaron que estaban en presencia del paso inicial de un espectáculo deportivo que con el transcurrir de los años se convertiría en uno de los más importantes del mundo con millonarios movimientos de dinero.

La grilla con 21 autos, pilotos de 9 nacionalidades, mostró una ausencia entre las 5 marcas (4 Alfa Romeo, 5 Talbot Lago, 6 Maserati, 4 ERA y 2 Alta) participantes: Ferrari. Nada menos que la marca infaltable en los 70 años del Mundial y sobre la que la Formula 1 construyó gran parte de su historia. ”Consideramos que nuestros autos necesitan algunos ajustes para enfrentar con éxito a los Alfa Romeo” fue el mensaje que los organizadores recibieron de Ferrari cuatro días antes de la carrera como explicación de su ausencia. Los autos rojos estuvieron una semana más tarde en la grilla de Mónaco y nunca más faltaron en el comienzo de un Mundial.

Giueseppe Farina inauguró en Silverstone la extensa lista de 108 ganadores que hasta el momento tiene el Campeonato Mundial de Fórmula 1. El italiano también fue el primer campeón mundial.
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Sin las Ferrari, los Alfa Romeo, con su modelo 158, pasearon por Silverstone. Sus cuatro autos oficiales, con una dotación de lujo integrada por los italianos Giuseppe Farina y Luigi Fagioli,  el argentino Juan Manuel Fangio y el británico Reg Parnell, coparon en ese orden los primeros puesto en la clasificación y, con Fangio segundo, venían para repetir en carrera, hasta que una pérdida de aceite en la Alfetta del Chueco motivó su abandono a ocho vueltas del final. Dejó ahí 6 puntos cuyo valor calibró a la hora de la definición del título que Farina le ganó por 3 … Los años posteriores le recompensarían sobradamente aquella amargura de Silverstone.

Con 2s 8/10 de ventaja sobre Fagioli y 52 s sobre Parnell, il dottore Farina inauguró la lista de 108 ganadores que hasta ahora tiene el Mundial y puso proa a su otro privilegio eterno: ser el primero de sus 33 campeones. Un camino que inició hace 70 años.

 

 

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