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SOLAMENTE LE FALTÓ DECIR QUE LOS IRÁ A BUSCAR AL ÚLTIMO BOX.

El presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem, redobló su posición con respecto a las malas palabras, tras el rechazo que recibió de la Asociación de Pilotos de Grands Prix (GPDA) el año pasado, después de que Max Verstappen fuera castigado por decir malas palabras en una conferencia de prensa de la FIA.

Los cambios en el código deportivo de la FIA significan que un piloto de F-1, ahora recibirá una multa de 40.000 euros por una primera infracción, 80.000 y una pena de un mes en suspenso por una segunda infracción y 120.000 euros y una suspensión efectiva de un mes más la pérdida de una determinada cantidad de puntos en caso de una tercera infracción.

Si no fuera tan patético, hay un elemento cómico en toda esta saga, establecido por la estructura misma del deporte. Los pilotos son, por naturaleza, gente despreocupada, poco conformistas, y cuya elección de profesión supone un rechazo casi explícito a la autoridad. La F1 se vende en gran medida gracias a estos individuos, sus personalidades y rivalidades, así como sus increíbles habilidades. Pero el órgano de gobierno busca casi explícitamente algo que controlar. Porque si no tiene el control de su propio campeonato, ¿qué sentido tiene?

La FIA ha realizado un trabajo muy bueno para proteger a los participantes de sí mismos en términos de avances en seguridad. Todos se llevaron bien durante los últimos años, salvo alguna que otra disputa.

Pero entonces, en una conferencia de prensa de la FIA, uno de esos tipos despreocupados y anti-autoridad, nada menos que el campeón del mundo, deja escapar un adjetivo expresivo, muy colorido. El tipo de lenguaje que los pilotos han estado usando siempre. No está dirigido a nadie, sino simplemente aporta algo de emoción a la descripción de una situación.

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Fate

El presidente de la FIA, un hombre de temperamento apto para tener un título prestigioso, y a quien le gusta parecer que está al mando, se opone a las malas palabras y lo castiga.

Entonces, el campeón mundial responde con indignación y picardía, casi sin hacer ningún comentario en la siguiente conferencia de la FIA –tornándola sin sentido–, pero invitando a cualquiera a ir a hablar libremente con él en otro lugar tan pronto como termine la conferencia. Si se tratara de una caricatura, el dirigente a cargo estaría visiblemente furioso por haber sido frustrado tan fácilmente, y hecho parecer tan impotente. Y los pilotos se reirían disimuladamente.

Luego, la GPDA envía una carta abierta al presidente, pidiéndole esencialmente que se abstenga de tratarlos como chicos y que trabajen juntos para mejorar el deporte y, pregunta, “por cierto, ¿a dónde va el dinero de nuestras multas?” Más travesuras, más rechazo a la autoridad. El presidente responde diciendo que no es asunto de los pilotos adónde va el dinero, poco después destituye a los auditores que lo asesoraban y cambia los estatutos para que dichas investigaciones se realicen internamente. Sin control externo. Sin transparencia.

Una vez hecho esto, emite el código deportivo revisado. Entonces, en respuesta a que los pilotos le pidieron que no sujetara la correa con tanta fuerza, ¡la apretó más! Porque si tiene el control, que se note.

(Algunas fuentes sostienen que, antes de la actual presidencia, el Consejo Mundial del AutomovilismoWorld Motor Sport Council, WMSC-, era un recinto de debate franco, pero que ahora solo se remite a aprobar, muchas veces por voto electrónico y sin debate previo, lo que viene desde la presidencia. El nuevo código deportivo no habría tenido el apoyo del representante de FOM en el WMSC, (lo que en general nunca sucede).

Por naturaleza, los pilotos no son serviles. Eso es en parte lo que los convierte en grandes protagonistas de carreras.

Pero al intensificar la disputa, es posible que el presidente haya superado el punto en el que los pilotos consideran que el hombre a cargo está a cargo. Lejos de extinguir el problema, podría haberlo inflamado. Lo cual, en términos de sketches cómicos, es una dinámica fantástica.

2025 es un año de elecciones en la FIA. Hasta el año pasado, se consideraba en general en el ambiente que el presidente, que ha logrado reducir en parte el déficit de la entidad, tenía asegurada la reelección. Pero ahora podría no ser así, y algunas fuentes señalan que no sería tan extraño que le apareciese un candidato opositor.

¿Qué gracia le causará a la FOM, propiedad de Liberty Media, que el campeonato mundial pueda definirse porque uno o más de sus candidatos a ganarlo, acaban suspendidos por usar un lenguaje colorido, lo cual puede ocurrir perfectamente dada la personalidad de los pilotos y el tono de las sanciones?

¿Qué gracia va a causarle al público si Verstappen, Leclerc, Norris o Hamilton no pueden correr simplemente por soltar la lengua?

LA NOTICIA

La FIA anunció que busca «mejorar aún más la transparencia y la consistencia en la toma de decisiones», dijo en un comunicado enviado por correo electrónico.

Estas medidas publicadas por la FIA (22-1-25) se aplican a la «mala conducta», que el ente rector define como incluir tanto el lenguaje ofensivo como la agresión física, o por actos considerados como causantes de «daño moral o pérdida» para la FIA y el automovilismo en general.

Castigos similares también serán aplicados por «declaraciones o comentarios políticos, religiosos y personales notablemente en violación del principio general de neutralidad promovido por la FIA» sin aprobación escrita previa.

Las nuevas regulaciones se etiquetan como una «guía para asistir a los comisarios» sobre castigos y multas que comienzan desde 40.000 euros (41.600 dólares), por la primera ofensa de un piloto de la F1.

La multa estándar es de 10.000 euros, pero los castigos para los pilotos de la F1 se multiplican por cuatro. La multa sugerida se duplica por una segunda ofensa, junto con una suspensión de un mes. Una tercera ofensa dentro de un período de dos años conlleva una multa propuesta de 120.000 euros (125.000 dólares) para un piloto de la F1, una prohibición de un mes y la pérdida de un número no especificado de puntos del campeonato.

En casos que involucren declaraciones políticas, religiosas o personales, las regulaciones de la FIA también especifican que los comisarios deben exigir una «disculpa pública y repudio de los comentarios».

A un pregunta sobre los cambios, la FIA dijo que otras organizaciones y ligas deportivas, como la FIFA y la NFL, «tienen reglas/multas similares para proteger la integridad del deporte. La FIA no está sola en multar a los competidores por mala conducta».

El órgano rector dijo que los comisarios aún tendrán discreción para aplicar una penalización particular, especialmente si hay circunstancias atenuantes o agravantes.

«El objetivo de este nuevo apéndice es proporcionar una guía clara a los comisarios respecto a las penalizaciones por violaciones de artículos específicos (código deportivo internacional)», dijo la FIA. «Al establecer un marco más estructurado, la FIA busca asegurar que las penalizaciones se apliquen de manera uniforme y transparente, beneficiando tanto a los comisarios como a los pilotos/competidores».

Fuentes: AP y Motorsport Magazine

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