COMO TANTAS veces, los hinchas, los aficionados del automovilismo; la prensa especializada, no se van a poner de acuerdo.

 

 

Como tantas veces se polemiza, se han enardecido los ánimos en la discusión luego de una carrera de autos. Hubo que hacer buena memoria para acordarse de algo semejante. ¡Como será!, que al seguir la maniobra de Agustín Canapino para pasarlo a Néstor Girolami en los últimos metros del Súper TC2000 en Rafaela, hizo volver a la memoria aquel inolvidable momento. Sí, el del Flaco Traverso con Pato Silva en el TC2000 en San Juan en el 2001 con la maniobra que aún mantiene el debate abierto, fuera o no lícita…

No va a dejar de originar voces en contra y a favor, el arrojo extremo de Canapino, puesto sobre la mesa para quitarle la punta y ganar la carrera a su compañero en el equipo Peugeot, Girolami, con el que no lo une el amor sino el espanto. Esa maniobra en exceso vehemente, mandó al precipicio la que hubiera sido tremenda victoria en Rafaela, reino de la velocidad, circuito de culto.

Ante este episodio, vale analizar también la situación desde el costado del público, que cada vez en forma mas raleada va a poblar los autódromos, que cada vez menos prende el televisor para ver carreras de autos. Por eso, por encolumnarse este escriba con el “automovilismo-espectáculo” por sobre el purista y técnico, vale celebrar esos últimos instantes de la carrera en Rafaela. Como desde la tribuna vivió quien escribe aquellas imborrables 300 Millas Indy con los monstruos venidos desde el Norte. El mal llamado “óvalo”, aún con esas indeseables chicanas, es el circuito más excitante de la Argentina.

-publicidad-

Como tantos hechos controversiales del deporte, en nuestro país y el mundo, que nunca dejarán de mantener abierta la polémica, el intento de sorpaso de Canapa al Bebu, entró en esos que no se olvidarán. Sí, aunque haya sido considerado “peligroso” y por ende sancionado, como correspondió con el fallo de los comisarios deportivos.

Canapino, y más aún ante Girolami a quien sólo le dispensa indiferencia y hasta cierto menoscabo, consideró como en otras maniobras de similar voltaje, que nada es imposible, aunque lo sea. Y allá fue. Prevaleció su carácter, temperamento, mentalidad ganadora y hasta cierta arrogancia; sin reparar en costos, lo que no debió dejar de tomar en cuenta pese a viajar a casi 300 km/h.

El 408 nº13 chapeando al 408 nº1, dio rienda suelta al tempestuoso final; Canapino aceptó pero no coincidió con la sanción de los comisarios; Girolami, más frío, cerebral, astuto y calculador, el que también caminó por la cornisa de un lado a otro en su 408 para contener a Agustín, entendió que el Titán le había metido la mano en el bolsillo; su triunfo era cosa juzgada a 700 metros de la cuadriculada. Después golpeó en la zona de flotación: hizo hincapié en el desaliento y tristeza que embargó a los que forman el equipo del León, y en el supuesto fastidio de los popes de la marca del León, Gabriel Cordo Miranda, el presi, y Sebastián Sicardi, director de marketing y comunicación, ante la “catástrofe deportiva” vivida, como definió lo sucedido.

Está claro, no hay retorno entre Canapino y Girolami, el enfrentamiento está instalado, marcado a fuego. Por eso, si de lograr resultados se trata, esenciales en los días que corren, se debería escuchar una voz de mando en las filas leonísticas; salvo que semejante desbarajuste, haya sido considerado nomás, “cosas de las carreras”…

Por Carlos Saavedra

-publicidad-


DEJÁ UN COMENTARIO

Por favor escribí tu comentario
Por favor ingresá tu nombre