LA FORMULA 1 tiene más vueltas que la vida. Los que se van vuelven y los que se quedan no olvidan.

En 2008 Honda le puso fin a su campaña como constructor en la F-1. Había comprado los restos del equipo BAR, que usaba los impulsores japoneses, pero esa campaña jamás dio frutos: más bien, fue uno de los fracasos recientes más notorios de la historia de la categoría.
Los japoneses cerraron el portón utilizando como excusa la recesión de 2007/2008, y sorpresivamente se deshicieron del equipo. Se recuerda: Jenson Button aceptó una reducción salarial importante para seguir corriendo, y Ross Brawn se hizo cargo de la escuadra por un simbólico valor, una libra esterlina. El equipo cambió de nombre, pasó a llamarse Brawn GP para 2009, y el drama de contar con motores fue solucionado con la provisión de Mercedes.
¿Todos felices? Para nada: en McLaren, socios de Mercedes en F-1, la noticia no cayó nada bien. En ese momento acababan de ganar el Mundial con Lewis Hamilton, pero no la Copa de Constructores, que quedó en poder de Ferrari, y lo que menos necesitaban en la escuadra de Woking para cerrar esas heridas era una dispersión de fuerzas.
La bronca creció con los sucesos de 2009, cuando Brawn GP ganó el título con un auto que había sido desarrollado con el dinero invertido por Honda en 2008 antes de defeccionar, y con motores Mercedes. Para colmo, según los balances, ese año ganaron 98,5 millones de libras. ¡Un negocio fenomenal a costillas de otros!
A fin de esa temporada, el fabricante alemán terminó comprando el equipo Brawn GP y concretó el regreso de Michael Schumacher. McLaren se tomó una pequeña revancha robándose a Button. Pero el plan estaba trazado. Ya se hablaba de un motor «McLaren» a futuro.
Lo que vino después es historia más conocida. Mercedes nunca hizo pie con equipo propio, apenas ganó un Grand Prix en tres años (China 2012 con Nico Rosberg) y Schumacher volvió a retirarse, esta vez con más pena que gloria. En todo este tiempo se discutió una nueva fórmula para los motores. Y los lineamientos de la nueva reglamentación, votada en 2011,  interesaron a un viejo jugador de la F-1, uno que habitualmente entra y sale. ¡Sí!: ¡Honda!.
A los japoneses les interesa desarrollar un motor V6 turbo de 1.6 litros, una posibilidad de enorme campo de experimentación en función de la tecnología que puede aplicarse a los autos de serie y, también, en sentido inverso: para construir motores de ese estilo, Honda tiene un conocimiento técnico que quizás no posean Ferrari o Mercedes, probablemente sí Renault.
Honda tendrá motores nuevos, pero no coches. ¿Quién no querría tener los motores Honda? Ya se sabe quién los tendrá. McLaren usará los Mercedes hasta fines de 2014, y los cambiará por los Honda en 2015. Inteligente movida: tendrá toda la data del impulsor alemán en el primer año de uso de los motores turbo, y se los irá pasando a su proveedor japonés, con el que trabajó entre 1988 -cuando ganaron 15 de las 16 carreras de la temporada- y 1992, un período en el que lograron cuatro títulos de pilotos y cuatro Copas de Constructores.
¿Puede oponerse Mercedes? La opción del contrato es de McLaren, no de los alemanes…
Por el equipo de VA
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