¿HASTA CUANDO hay que seguir agradeciéndole a la suerte, que no pase una tragedia?. Porque después, a la hora de lamentarse, se codean para ver quién lo hace primero…

 

El box de Gastón Grasso se desplomó por completo. Por fortuna, no hubo que lamentar a ningún herido de gravedad.

 

Si bien quedó en anécdota y justo se dio en el día de menos actividad en el Turismo Nacional, la imagen de cómo quedó la carpa-box de Gastón Grasso, piloto de la Clase 2, luego de desplomarse por completo, es más que elocuente. «Yo estaba en la carpa de Saturni, la de atrás, de Grasso, se nos venía encima y salimos corriendo a tiempo. Hubo alguna que otra persona con ínfimas lastimaduras, pero no pasó a mayores», contó el periodista rosarino Mauro Calandria, presente en el momento del incidente.

Un automovilismo que mueve cada vez más dinero sigue penando con precariedades como este tipo de construcciones provisorias cuando los autódromos, especialmente los que reciben a las categorías más importantes, deberían tener como un requisito básico boxes de material, algo que es común en el resto del mundo. ¿O la idea es seguir confiando en la fortuna hasta que, esta, se decida a darnos la espalda?.

 

Por Cristian Re.

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Foto: gentileza Mauro Calandria.

 

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