ACOMPAÑARON A SU COMPAÑERO DE BATALLAS AL MUSEO.

El Comodoro (RE) Gustavo Enrique Aguirre Faget y el Brigadier (RE) Luis Alberto Demierre, junto a personal jerarquico de la Fuerza Aérea Argentina, estuvieron el el Museo del TC para la incorporación oficial del avión Mirage.

Demierre, Mazzacane y Aguirre Faget, atrás el legendario Mirage.

Al pie de semenante nave cargada de historia, una de las que volaron y desafiaron obstáculos y peligros en las Malvinas enfrentando a los ingleses, Aguirre Faget y Demierre rememoraron aquellos tiempos de guerra por nuestras islas.

Vision escuchó en un rato que resultó conmovedor a Aguirre Faget y rescató su entrega, su valor, heroísmo y su sueño compartido por todos los argentinos, que algún día recuperemos las Malvinas.

Desmenuzó con emoción por momentos e inquebrantable convicción, esa experiencia límite que le tocó vivir en 1982. Desmenuzó vivencias, anécdotas y patentizó lo que significa tutearse con el enemigo en una guerra. «Mi primera misión fue el día del bautismo de fuego de la Fuerza Aérea, el 1 de mayo de 1982; después tendría seis misiones más. Por las características del avión que junto a otros iguales, habían sido incoporados a la Fuerza Aérea en 1979, no podía despegar ni aterrizar en el Aeropuerto de Puerto Argentino ya que necesitaba una pista de 2400 metros. Recuerdo que salí desde la Base de San Julián y después un vuelo rasante hasta llegar a Malvinas para que no fuera detectado por los radares ingleses, mi primer ataque fue en el Estrecho de San Carlos».

Volar en forma rasante dijo Aguirre Faget, «significaba no más de 10-15 metros de altura y a una velocidad de 900 km/h; complicado por cierto. A los Mirage se le habían incorporado tres tanques de combustible de 1300 litros cada uno, debíamos cuidar mucho el combustible para que nos permitiera regresar al continente, por eso nuestro accionar debía ser lo más rápido y preciso posible».

«Llevaba dos bombas de 250 kg y cañones colocados en la panza del avion con 480 cartuchos, todo ese arsenal lo descargué cuando nos encontramos con nuestra formación, con dos fragatas y un destructor; en ese momento no supe de cuales se trataban pero luego supimos que le habíamos dado a buques muy importantes. Más tarde los ingleses se asombrarían y hasta trataron de tapar lo que hicimos con estos aviones criollos cuidados y atendidos por mecánicos que eran re-fierreros y que le ponían el alma, que les causaron tantos daños. Enfrentar a la flota inglesa con el equipamiento que disponían, que para nosotros era una fantasía, fue un verdadero orgullo», confesó Aguirre Faget y enseguida recordó a camaradas caídos, «varios amigos de la vida que quedaron allá», entre los 55 que pilotearon los Mirage durante la guerra. Aviones que dejaron de estar operativos en 2015.

El Mirage que se expone en el Museo y una breve síntesis de sus pasos.
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«No sé si fuí como dije, el que hundí algunas de las fragatas el día del bautismo de fuego -mencionó- porque desde el aire no las podía diferenciar. Yo me puse con el avión en línea recta y me mandé y descargué mis bombas y enseguida me elevé. ¿Si me dispararon?; sí, con todo, pero como digo, lo mejor para que no me dieran era avanzar el línea recta y no de costado aún después de descargar mis bombas, si hubiera hecho así el avión quedaba en situación más vulnerable, yo me jugué, no me quedaba otra».

El relato duro, revelador de Aguirre Fagat reflejó esos instantes límites, en los que la vida y el deber se entrecruzaban,  «los ingleses me tiraron con todo pero yo no me dí cuenta!, después soldados de los nuestros que estaban en tierra me dijeron que un misil que me dispararon, pasó por abajo de mi avion, yo ni lo ví!».

Sueña el hombre con volver a pisar el suelo de nuestras islas, «claro, sueño con volver un día a pisar nuestras Malvinas. Sí, antes del comienzo de la guerra estuve dos veces, fue cuando se había establecido el puente aéreo con aviones Hércules y entre otros de Aerolíneas Argentinas, para llevar provisiones y pertrechos a las islas a la espera de la llegada de la flota inglesa».

«Me traje unas piedritas del suelo de Malvinas, y desde entonces las guardo en un lugar especial de mi casa; sé que voy a volver».

El corazón late fuerte en el Museo del TC, ¿cuántas veces estás cara a cara con un héroe?

 

Por Carlos Saavedra
Foto: ACTC y visionauto.

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